Un psicólogo de renombre con un profesionalismo indiscutible, ha dedicado años a su carrera, buscando siempre una vida mejor para él y su familia. Sin embargo, se encuentra en una encrucijada inesperada. Lucha contra intensos deseos sexuales que ame...
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—¡Min Jun!
Ahí fue cuando me di cuenta de que seguía sentada en las sillas del mismo bar. Mis ojos se posaron en Wang Ji Woon, quien estaba coqueteando con el hombre al que le había mencionado desde el principio que le prestara atención. Parecían felices disfrutando de su coqueteo, mientras yo me sentía como el hazmerreír de las amigas de mi hermana mayor. Todo lo que había imaginado y creado en mi cabeza resultó ser solo una ilusión, y me encontraba sumida en la tristeza.
Suspiré profundamente, preguntándome por qué seguía allí. Ni siquiera mi propia hermana está a mi lado, sino Han Soon Mi, quien me miraba con ojos brillantes y mejillas sonrojadas. Intenté buscar a mi hermana con la mirada, pero no estaba en ninguna parte. En cambio, vi a una mujer de 1,70 metros conversando con un hombre elegante que vestía ropa costosa. Me di cuenta de que hasta Ha Woong ha encontrado a alguien, excepto yo.
Era irónico, tal vez.
—Me quiero ir, Soon Mi. Iré a pedir un taxi.
—Vamos, Junnie. Diviértete un poco más.—me animó.
—Lo siento, pero tengo que estudiar para un examen importante. Gracias por todo.—respondí, asintiendo con la cabeza y sin siquiera poder despedirme de las demás chicas o de mi propia hermana.
Salí apresuradamente del bar, que parecía más un club nocturno. Mientras corría, murmuré para mí misma: «Que me trague la tierra». Me quedé en silencio cuando la lluvia comenzó a caer intensamente sobre la ciudad. Parecía que el mundo entero me odiaba y yo no era la mejor luchadora de nadie. Empecé a correr a paso ligero, buscando refugio en la primera parada de autobús o en algún edificio que pudiera ofrecerme un poco de techo. Intenté usar mi celular para encontrar transporte, pero todos los servicios estaban ocupados y la suerte no estaba de mi lado.
—¿Choi Min Jun?
Me giré sobre mis hombros, y mis ojos se hallaron con los de Hyun Jin mientras salía de un edificio cercano. En su rostro, pude ver una mezcla de sorpresa y preocupación. Era evidente que no entendía del todo por qué me encontraba en esta parte de la ciudad a altas horas de la madrugada de un domingo. Aun así, una ligera sonrisa se dibujó en mis labios, mostrando que a pesar de las circunstancias, estaba contenta de verlo.
—Hola, Hyun Jin.
—¿Por qué estás mojada? ¿Te pasó algo?
—Me atrapó la lluvia, pero estoy buscando algún... ¿Tienes el número de algún taxi o alguien que me pueda llevar a casa? Todos los servicios de transporte parecen estar ocupados—mostré mi viejo celular, tratando de no parecer demasiado desesperada—. Por favor, ¿puedes ayudarme?
—No.
Hice una mueca incómoda, recordando que él y yo ni siquiera éramos amigos como para estar teniendo una conversación en este momento. Decidí dar la vuelta, sintiéndome incómoda por la situación. Sin embargo, antes de que pudiera alejarme, Hyun Jin volvió a dirigirse a mí.
