A la mañana siguiente, Senjuro se despertó desorientado. Durante unos segundos creyó que todo lo que había sucedido la noche anterior había sido un sueño. Miró alrededor de su habitación, pensando que Kyojuro, su hermano mayor, no había pasado la noche ahí. Sin embargo, al girar la cabeza, lo vio. Allí estaba, acostado de espaldas, tapado hasta el mentón con la manta. Senjuro se quedó inmóvil unos momentos, observándolo, tratando de convencerse de que no estaba imaginando cosas. Cuando finalmente se decidió a levantarse, lo hizo con cuidado, procurando no despertarlo. Kyojuro parecía muy cómodo, y lo último que quería era interrumpir su descanso.Después de vestirse, Senjuro comenzó con las labores diarias de la casa. Le resultaba extraño que su padre aún no lo hubiera llamado, ya que solía hacerlo temprano. Al notar que ya era algo tarde, decidió ir a buscarlo. Caminó hasta la habitación de su padre y, al abrir la puerta, comprobó que estaba vacía. Suspiró con alivio. Ya era costumbre que su padre saliera de noche a beber y regresara por la tarde, solo para encerrarse y dormir hasta el anochecer.
Mientras tanto, Kyojuro comenzó a despertarse en la habitación de Senjuro. Parpadeó un par de veces, estirándose perezosamente mientras miraba a su alrededor. Al no ver a su hermano menor a su lado, se levantó rascándose la nuca, todavía algo adormilado.
—¿Senjuro? —murmuró, mirando alrededor con un leve gesto de confusión. Tras escuchar ruidos provenientes de la cocina, sonrió. —Seguro ya está haciendo las tareas de la casa.
Con pasos decididos, se dirigió hacia la cocina. Allí encontró a Senjuro concentrado, preparando el desayuno. Sin previo aviso, Kyojuro lo abrazó desde atrás y lo levantó del suelo como si no pesara nada, alzándolo hasta casi tocar el techo. La risa de Kyojuro llenó la cocina mientras Senjuro pataleaba, asustado por la repentina acción.
—¡Kyojuro, me asustaste! —exclamó Senjuro, aún sosteniendo un plato en la mano. Su expresión cambió de sorpresa a un gesto serio mientras amenazaba a su hermano con lanzarle el plato a la cabeza. —¡Bájame ahora o te lo tiro!
—¡No me pegues, ya te bajo! —rio Kyojuro, bajándolo suavemente al suelo. Seguía riendo al ver la cara de disgusto de su hermano menor.
Ambos se miraron unos segundos en silencio. Kyojuro, aprovechando su altura, se inclinó ligeramente hacia Senjuro y le sacó la lengua de manera juguetona. Sin embargo, Senjuro, rápido de reflejos, atrapó la lengua de su hermano con unos palillos que tenía en la mano, riendo ahora él.
—¡Tengo tu lengua! —dijo con tono triunfal, mientras apretaba con cuidado para no hacerle daño. —¿Qué harás para recuperarla?
Kyojuro, sin perder la calma, se inclinó más hacia Senjuro y, con un rápido movimiento, lamió su nariz. La acción tomó por sorpresa al menor, quien soltó inmediatamente la lengua de su hermano mientras se limpiaba la nariz con una mano.
—¡Eso fue asqueroso! —protestó indignado, dándole la espalda.
Kyojuro, divertido, se acercó a curiosear lo que Senjuro estaba preparando. Sus ojos se iluminaron al ver su comida favorita. Sin poder contenerse, lo abrazó de nuevo y le plantó varios besos en la frente como muestra de agradecimiento. Luego, sin más, tomó un plato y comenzó a servirse, dejando a Senjuro entre resignado y divertido.
Mientras comía, Kyojuro notó que Senjuro miraba hacia el patio con cierta atención. Al seguir su mirada, vio a un joven que pasaba cerca. De inmediato, un leve ceño fruncido se formó en el rostro de Kyojuro, quien sintió una punzada de celos al imaginar a su hermano menor interesado en alguien más.
—¿A quién miras tanto? —preguntó, tratando de disimular su incomodidad, aunque su tono lo delataba.
—A nadie —respondió Senjuro, encogiéndose de hombros. —Ese joven pasa seguido. Me da curiosidad, nada más. —Luego, añadió con una sonrisa al notar la expresión de Kyojuro. —¿Por qué estás tan enojado?
—No estoy enojado —murmuró Kyojuro, desviando la mirada. —Solo no me gusta que andes mirando tanto. Sigues siendo un niño.
—¡Tengo 18 años! No soy un niño —protestó Senjuro, acercándose a abrazarlo por la espalda. —Bueno, tú eres viejo.
Kyojuro fingió indignación y, sin previo aviso, comenzó a hacerle cosquillas, tirándolo al suelo. Senjuro reía a carcajadas, incapaz de liberarse. Cuando Kyojuro finalmente se detuvo, se quedó arriba de él, apoyando las manos en el suelo a ambos lados de su rostro. El ambiente cambió de repente. Kyojuro se quedó inmóvil, notando lo cerca que estaba del rostro de su hermano. Una ola de nerviosismo lo invadió, y, sin decir nada, se levantó apresuradamente y salió de la habitación.
—¡Espera! ¿Qué hice? —preguntó Senjuro, siguiéndolo con la mirada, confundido por su reacción. Pero Kyojuro ya se había ido. Senjuro suspiró, rascándose la cabeza mientras trataba de entender lo que acababa de ocurrir.
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━ 𝕮uando 𝕹os 𝕱lechamos
Ciencia FicciónSus ojos se cruzaron junto con sus deseos más íntimos, sin poder evitar mirarse con deseo. Cupido les hizo una jugada mala y ahora su relación cambiará drásticamente, las flechas llegaron al unísono a sus corazones apagados que ahora una fuerte lla...