Capítulo 31.

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Hermoso fue, claro, hasta que ellos llegaron.

Los bailes fueron demasiados. No sabía que bailar era una cosa de vampiros, y sí que sabían bailar. Bailaban todo tipo de música existente. No debió de sorprenderle tanto, tenían una larga vida, y de algo tenían que entretenerse además del chisme.

Había pasado más de una hora desde que comenzaron los bailes. Se turnaban entre ellos, era un no parar. Algunos bailes eran clásicos, otros sensuales y otros actuales. De todo un poco. Era hermoso de ver. Los vampiros tenían algo que todo lo que hacían, era hipnotizante. Claro que los iris oscuros de Jungkook solo existían para su vampiro. Solo lo miraba a él. Su hermoso príncipe, quien esta noche estaba deslumbrante.

Por supuesto, era el protagonista.

Jimin no se quedaba atrás, incluso Jin tenía lo suyo. Namjoon estaba más apartado, luciendo como otro guardia más. Vigilando cualquier cosa pequeña que no perturbara la fiesta. Hace unos minutos se había ido a recibir más invitados, los cuales no paraban de llegar. Era la fiesta del año, por supuesto.

Poco tiempo después de que Namjoon desapareciera. El sentido lobuno de Jungkook lo hizo tensarse, alerta.

Un grupo de lobos se acercaba. Uno muy grande de lobos, calculaba unos doce o quince. Con un poder enorme. Sus orejas lobunas se pararon, escuchando con atención cada pisada. Aquellos lobos variaban en tamaño según sus pisadas, solo sabía que era un grupo grande. Y no venían acompañados de ningún vampiro como pareja, solo Namjoon, el cual estaba tranquilo dado su bombeante corazón. No eran compañeros de sangre, no, eran lobos salvajes. Sin ataduras.

Fue el primero en notar que ellos habían llegado. Los sintió desde que entraron con sus lujosos autos, mientras que los vampiros, uno por uno, los notaron ya cuando estaban dentro de la mansión.

— ¿Jimin, qué está pasando? — preguntó Taehyung confundido, parando de bailar. Estaba sudado, pero no mucho, solo ese toque húmedo que lo hacía jodidamente sexy.

— ¡No te preocupes! Son invitados.

— ¡Lobos!

— Aquí hay lobos...

— ¡No esa clase de lobos!

Estos lobos se sentían salvajes. Y tenían tanto poder que golpeaban las paredes, haciendo que todos se tensaran, la música seguía, alguien la estaba controlando por medio de las cornetas, ajeno a la situación. Los que no eran ajenos eran los vampiros, y algunos lobos. Jungkook al notar esto, empezó a avanzar hasta su príncipe.

Apenas había dado unos pasos cuando por las grandes puertas, entraron una docena de lobos. Salvajes, y poderosos. Impecables, cada uno de ellos atractivo. Sin embargo, para Jungkook, uno le afectaba más que el resto.

Había una cosa con las manadas de lobos, y era que, la sangre llamaba. La conexión entre padres e hijos era demasiado fuerte, desde que el niño fue concebido, un vínculo de familia se asentó, y luego, uno de manada. En muchos casos, el o la omega dura meses en su nido – hogar –, alimentando, y cuidando de todas las necesidades de los cachorros, mientras su pareja pasa a ser la protección de dicho nido. Hay se va creando el vínculo familiar, y por medio de ese vínculo, con el tiempo, el cachorro crea un vínculo de manada con el resto de los integrantes de dicha manada.

A pesar de eso, si un cachorro no crece en esas circunstancias, su sangre de igual forma va a reconocer a sus parientes consanguíneos. No habrá vínculo, pero sí reconocimiento.

Y eso, es lo que Jungkook sintió.

Estos lobos eran los Min. Y uno de ellos destacaba más que el resto.

De Rodillas Por Tu Sangre | Kookv.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora