Suaves manos con dedos curiosos se enredaron entre su cabellera negra, dándole especial atención a sus orejas de lobo. Él ronroneo felizmente, disfrutando de las caricias como una segunda piel. Todo era un placer mientras fuera él quien pusiera sus manos en él. Lo hacía con una dulzura inexplicable, con cierto detalle, masajeando como si quisiera quitarle todas las penas. No tenía por qué.
Estaban disfrutando de sus vacaciones, en algún lugar de los Alpes suizos. Rodeados de montañas, frío y árboles.
Adam había planeado todo. Había conseguido una hermosa cabaña en algún rincón y ahora estaban aquí. Él mismo se había encargado de solicitar unas vacaciones, su príncipe necesitaba escapar de todo. Descansar después de estos últimos tres años, y en especial de estas últimas semanas. Habían pasado apenas unos cuantos meses desde que se descubrió la verdad detrás de los ataques al príncipe de los vampiros.
Después de eso, tuvo que soportar como su príncipe estaba todo el tiempo ocupado tratando de establecer su reino nuevamente a la paz. No podían dejar cabos sueltos, era peligroso, y le gustaba esta vida, demasiado para dejarla ir tan fácilmente.
Hace unos días su príncipe y él habían hablado en detalle sobre sus vidas pasadas. Una extensa y larga charla donde hubo vino, mordidas y un buen sexo. También llanto y risas. Después de su unión, tenían recuerdos, iban y venían, estrellas fugaces que brillaban en sus corazones.
Habían estado bien con eso, aunque a Jungkook todavía le dolía por lo que tuvo que pasar su amor, decidió dejar eso atrás y solo recordar lo bello, y hermoso.
Su relación había triunfado a pesar de todo, y antes de estos tres mil años, habían pasado por miles de años más de felicidad y virtud.
Estaba bien, estaba feliz. Su vínculo estaba más fuerte que nunca. Dos estrellas infinitas en el cielo siendo tan fuertes como el cosmos.
— ¿Qué pasa por esa mente tuya, uhm? —Tomó las muñecas ajenas para deslizar aquellas suaves manos a sus labios y besarlas con mucho amor.
— Nada.
— Lo dudo mucho. —Y era así. En estos días Taehyung cada vez estaba más y más mimoso, y cariñoso. No se quejaba, jamás sería una queja, al contrario, disfrutaba demasiado de este lado tan mimoso y demandante de su príncipe. El cual lucía hermoso el día de hoy. Además, su padre le había dicho que era normal este tipo de actitud, habían pasado por muchas cosas y el vínculo lo demandaba. En especial con su vampiro, que había sufrido en sus vidas pasadas.
— No me hables así, subordinado. Soy tu príncipe. —Se quejó Taehyung con una voz tan linda y suave que Jungkook se estremeció de gustó. Estaba enamorado de esa voz.
— Sí, y yo amo mucho a mi príncipe...Y puedo tomarme libertades ya que soy su gran guardaespaldas. —Sus manos guiaron a Taehyung hasta que este pasó de atrás de su cuerpo a pararse frente a él. Jungkook alzó su mirada ya que estaba sentado en un cómodo sofá en la terraza de la cabaña moderna.
— Eso es abusar de tu puesto.
— No, eso es cuidar de mi trabajo muy bien y de cerca. —Sus manos subieron de los muslos hasta el trasero de su vampiro. Acercando su cuerpo hasta sus rodillas se rozaron.
— Eso es demasiado considerado de tu parte.
— Solo hago mi mejor esfuerzo. Ven aquí. —Canturreó, alzándolo para que este se sentara felizmente en su regazo.
Una vez acomodados, se miraron a los ojos lindamente. Taehyung dejó un beso en su nariz, mientras se acurrucaba contra el enorme cuerpo del lobo.
— ¿Qué pasa, lobito?
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De Rodillas Por Tu Sangre | Kookv.
FanfictionUn poderoso príncipe vampiro ha sido el punto de mira de incontables ataques, su consejo real le imploró que contratara un guardaespaldas para que lo cuidara, y todos sabían que no había mejores guardaespaldas que en cierta agencia de hombres lobo...