Despierta...
Levi abrió los ojos de improviso. Tsk. Había cabeceado un instante. Se los frotó y vio la noche caída a través de la ventana. Bajó a la tienda. Petra y Oluo estaban acabando de limpiar, disponiéndose a cerrar.
-Heichou, ya casi hemos terminado, puedes irte primero, si lo deseas-le dijo una solícita Petra. Levi recordó ese hermoso rostro, muerto, aplastado contra un árbol, que ahora le sonreía enfundada en un mandil negro.
-Sí, Heichou, nosotros nos encargamos, tú tienes que hacer aún un largo trayecto-contestó Oluo. Levi rememoró el momento que tuvo que lanzar su cadáver, junto con los de su escuadrón, para aligerar peso y escapar de los titanes que los perseguían. En este lado, ambos estaban vivos. Estaban bien.
-Gracias, aprecio el tiempo que me dais-dijo Levi-Nos vemos mañana.
-Sí, allí estaremos-contestaron ambos.
Levi se dirigió a las caballerizas y tomó la pequeña carreta, subió y marcó rumbo a la avenida principal. La ciudad estaba efervescente a esa hora, los comercios, las tiendas, las cafeterías y los restaurantes. En este lado, todo parecía exactamente igual al otro. La gente paseaba por las espléndidas avenidas y se veían los parques llenos, Levi admiraba la belleza del bienestar de este Nuevo Paradis. Cuando llegó al segundo cruce, giró a la derecha. Al final de la calle, imponente, se encontraba la Universidad.
Aparcó la carreta y antes de bajar escuchó una voz conocida.
-Levi, no pensé que vendrías hoy...-dijo Erwin.
-Normalmente, no lo haría, pero es una sorpresa-contestó Levi- aún continúa allí ¿verdad?
- ¿Tú? ¿Sorprendiendo a alguien? -río Erwin- Sí, aún está allí, dudo mucho que se haya dado cuenta de la hora, no suele hacerlo hasta que alguien se lo diga. Me alegro, que hoy, no tenga que ser yo.
-Siempre igual-dijo Levi con el ceño fruncido, mirando a la ventana cuya luz aún permanecía encendida.
-Te deseo suerte. Nos vemos mañana-dijo Erwin, alejándose.
Levi alzó la mano a modo de despedida y vio como partía su amigo. Recordó cómo, en medio de las dudas y la desesperación, encabezó la carga suicida en la batalla de Shiganshina y cómo lo dejó morir, para que sobreviviera Armin. Amarró la carreta y se dirigió a la puerta principal. Al entrar, viró hacia las escaleras, y vio que bajaba Moblit.
- ¡Levi Heichou! ¡Menos mal que está aquí! Le he dicho que ya es hora de marchar, pero me ha contestado que se quedaría un poco más, y me ha despachado-explicó, compungido, Moblit.
Levi suspiró.
–Vete tranquilo, Moblit, yo me encargo-dijo dirigiéndole una mirada compasiva al leal secretario, ese que había salvado la vida de su Líder de Escuadrón, entregando la suya propia.
Subió las escaleras hasta la segunda planta. El pasillo estaba casi a oscuras y sólo se divisaba la iluminación vívida de una habitación. Caminó lentamente hacia ella. Desde la puerta observó a Hange que se encontraba absorta sobre un microscopio. Él se reclinó sobre uno de los lados de la puerta. La bata blanca, la espalda encorvada y esa expresión de completo ensimismamiento. Levi la había visto muchas veces así, pero hoy, en particular, le fascinó.
-Oe... Hange... te estoy esperando.
Hange dejó el microscopio y levantó la mirada. El rostro se le iluminó. Una gran sonrisa se dibujó en el rostro cansado de Hange y su mirada brilló. Levi se sonrojó, siempre le causaba timidez darse cuenta la felicidad que le causaba verlo y el corazón le dio un vuelco. No se acostumbró en el otro lado y, en este, tampoco lo haría.
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ÚNICOS
Fanfiction¿Qué hace que dos personas lleguen a compenetrarse tanto? ¿La confianza?¿La amistad?¿El amor?¿El deseo de sobrevivir? Estas son pequeñas historias basadas en el ship Levihan, Levi Ackerman y Hange Zoë, durante los diferentes arcos de "Shingeki no K...