- ¡Tu apreciación no es correcta! ¿Cómo pretendes vencer al enemigo si no lo conoces? Mi estrategia se basa en el conocimiento previo del enemigo y a partir de este conocimiento, llevarlo a nuestro terreno a través de pasos en falso, cortos y convincentes, que lo engañen y coloquen en la posición que deseamos... ¡No puedes establecer una estrategia basada solo en el factor sorpresa, porque el enemigo será tanto o más inteligente que nosotros y sospecharía!-dijo Hange alterada.
- No digo que sea solo el factor sorpresa... lo que digo es que tu estrategia solo toma en cuenta el conocimiento del enemigo y no el tiempo de realización, que puede ser largo ... ¿ y si no contamos con ese tiempo? En algunas ocasiones tienes que arriesgar y tomar una decisión, sin contar con la información necesaria. No hay más opción-argumentó Levi.
-Eso sería de incompetentes y creo que no es el punto. Por eso tenemos una unidad de investigación...-contestó Hange.
-Estás horas detrás de esos informes, para conseguir unas cuantas conclusiones...-masculló Levi.
- ¿Estás diciendo que mi trabajo no sirve de nada?-vociferó Hange.
-Estoy diciendo que no tenemos tiempo para esperarte... ¡Quizás si te bañaras más seguido tendrías la cabeza más despejada y podrías trabajar mejor!-alzó la voz Levi.
Hange lo miró fijamente.
-¡Quizás si midieras unos centímetros más, te llegaría aire fresco al cerebro y te darías cuenta que tu propuesta es absurda!...-le espetó.
-¡Hange! ¡Levi! ¡Les recuerdo que estáis frente al Comandante de la Legión de Reconocimiento! ¡Vuestras disputas domésticas no es lo que se espera de dos oficiales de este regimiento! – gritó Erwin, llamándoles al orden.
No era la primera vez que Hange y Levi discutían acaloradamente delante suyo. Durante el transcurso de los años, Erwin había asistido a sus múltiples discusiones. Por lo general, el detonante era el desacuerdo en alguna apreciación de alguno de ellos, lo cual encendía el ánimo del otro y provocaba la posterior escaramuza verbal, situación en la cual nadie más osaba inmiscuirse. Eso era de conocimiento generalizado: ellos discutían en un mundo particularmente propio, del cual todos estaban excluidos.
A Erwin en cierta forma lo divertía. Mirarlos discutir era como ver dos gallos enardecidos: con las plumas erizadas, los ojos desorbitados y los picos a punto de dar la estocada. Por algún motivo, que algunos pocos intuían, al día siguiente volvían estar uno al lado del otro, y si hubo alguna tempestad, no quedaba signos de ella.
Erwin se meció los cabellos, suspirando profundamente, y luego en tono más tranquilo les dijo:
-Quiero un informe de ambas estrategias. No descarto ninguna. Es bueno colocarnos en diferentes situaciones y tener previsto cómo actuar en cada una de ellas. Podéis marcharos.
Ambos saludaron y salieron del despacho de Erwin.
- ¡Estúpida cuatro ojos! ¡Siempre quieres tener la razón! Ahora Erwin está enfadado con nosotros-increpó Levi a Hange.
-¿Soy yo la culpable, señor don Intransigente? Deberías quitarte el palo que llevas atravesado en el culo-le respondió Hange.
-¡Me lleva el infierno! ¡Repítelo!-le gritó Levi.
-"Palo atravesado en el culo" ¿quieres que lo diga más fuerte?-se revolvió Hange.
Ambos se dirigieron furibundos a sus habitaciones. Y allí permanecieron durante todo el día, rumiando cada uno su enfado. Rumiando sus argumentos en favor de sus propias tesis y en contra de las del otro.
Hange escribió páginas y páginas, con diagramas y dibujos sobre su estrategia.
Cuando llegó la hora de cenar, no acudió al comedor. Levi no fue a llevarle nada, ni se pasó como cada noche hacía, para charlar o tomar el último té del día. Por todos los demonios que no le llevaría nada... si era por él, que se muera.
.....
Llevaban cuatro días de esta dinámica. Ni ella le hablaba, ni él le hablaba a ella, tratándose con indiferencia. "Líder de escuadrón..." decía Levi. "Capitán Levi" decía Hange.
Levi pensó que el enfado estaba siendo llevado al extremo, más aún cuando sus subordinados se estaban dando cuenta que la situación era del todo menos profesional. Pensó que debía decir algo. Porque a todas luces la maldita cuatro ojos no lo haría. Ella se mantenía ignorándolo y en su laboratorio. Ignorándolo del todo, porque desde que se enfadaron, ni ella vino a su habitación ni él se permitió ir a la de ella. Aunque sus pies lo llevaron varias noches delante de su puerta, dio media vuelta, enfurruñado. ¿Por qué debía disculparse si era ella la obcecada? Pensó.
La cuarta noche se dijo que ya estaba bien, que si para volver a ver su extraña cara y tener que cuidar su trasero, tenía que claudicar, claudicaría... tch, maldición, como siempre. A primera hora del día siguiente, fue decidido a su laboratorio, pero solo encontró a Moblit.
-Oh, la Líder de Escuadrón pidió permiso de un día y se marchó a la ciudad. Me dijo que tenía una "cita" con alguien de la Policía Militar, que se lo pasaría muy bien y que llegaría tarde.
-Eso es bueno, necesita distraerse... ¿Se fue hace mucho?-preguntó Levi, ocultando muy bien bajo su aparente seriedad su enorme sorpresa.
-¡Qué va! Cinco minutos antes y la encuentra aquí mismo-le contestó.
-Le vendrá bien cambiar de ambiente... Bueno, me voy que tengo... papeleo-y se marchó.
-Que le vaya bien Capitán-respondió sonriente Moblit.
Levi se marchó a su habitación. ¿Por qué Hange va a la ciudad para ver a alguien de la Policía Militar? ¿A quién diablos tenía que ver?... Tenía que pensar rápido.
![](https://img.wattpad.com/cover/201414041-288-k615919.jpg)
ESTÁS LEYENDO
ÚNICOS
Fanfiction¿Qué hace que dos personas lleguen a compenetrarse tanto? ¿La confianza?¿La amistad?¿El amor?¿El deseo de sobrevivir? Estas son pequeñas historias basadas en el ship Levihan, Levi Ackerman y Hange Zoë, durante los diferentes arcos de "Shingeki no K...