Ella

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Había una mesa cerca de la banda con tres nenas con pintas full rockers, una de ellas llenas de tattoo, piercings y expansores, una con el cabello rosado y otra con el cabello con mechones de colores y un gaban con los colores de la bandera, mejor dicho, no era necesario preguntar sus preferencias.

- ¡Que cante Samantha! ¡Que cante Samantha! ¡Que cante Samantha! --coreaban--

Molestaron a una de ellas hasta que salió y todo el mundo andaba encantado. La nena como que era medio famosa y mi esposo me miraba igual de perdido. No tenía ni idea quien era hasta que uno de sus amigos que estaba en la misma mesa nos contó que era alguien que se había único al parche cuando mi esposo se fue de intercambio.

El subidón de la banda fue brutal y la energía se fue a las nubes. La gente coreaba a gritos y ella manejaba el escenario a gusto, a mí la verdad es que ni fu ni fa, era más atractiva que bonita, pero eso si barría con una impresionante confianza, los volvía locos con esa cadencia de movimientos y esa impresionante sonrisa.

Aproveche que mi esposo se fue al frente a cantar abrazado con sus amigos, lejos de la perra aquella, para salirme del restaurante a fumarme un cigarrillo. Vi salir las otras dos nenas que estaban en la misma mesa con ella, se despidieron disimuladamente de los que la vieron a su paro y se montaron a un carro arrancando a toda velocidad como si quisieran escaparse de algo.

Al rato escuché como se quejaban porque la nena dejaba de cantar. La nena salió relajada entre felicitaciones y le dio una mirada al lugar donde estaba parqueado el carro con expresión decepcionada y hasta preocupante.

- Creo que fueron a comprar cigarrillos --dije en broma--
- Si, eso mismo dijo mi papá

Me alcance a sentir avergonzada y se me estaban subiendo los colores, cuando veo que se empieza a reír de forma burlona. 

- Que desgraciada
- Ni modo, me diste papaya
- Yo sé
- Mucho gusto --estiro su mano-- Samantha
- Elena

Ella me dio un buen apretón y se acercó para darme un beso en la mejilla y sentí como me olía el cuello. La mire un poco extrañada.

- Disculpa, es que me encanto tu perfume --sonrió-- ¿me invitas a un cigarro?
- No hay problema, pero nunca digo cual es o me lo copian --sacando la cajetilla--

Ella tomó uno y lo prendió sacando un encendedor de su bolsillo. 

- Todavía me dan nervios
- ¿Cantando?
- Claro
- Pues no se te nota

De inmediato congeniamos y hablábamos como si fuéramos amigas de toda la vida, con razón la querían tanto, era una persona super abierta, amable, buena conversadora y con un excelente sentido del humor.

Uno de los mejores cigarros que me he fumado en compañía de alguien en toda mi vida.

Uno de los mejores cigarros que me he fumado en compañía de alguien en toda mi vida

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Ella es: SamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora