Hechizada

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Estuve por mucho tiempo tratando de hacerme la idiota, de olvidarla, de seguir mi vida como si esa noche hubiera sido un sueño y nada más. El problema es que era imposible como si de verdad su hechizo fuera imposible de romper. En todas partes escuchaba esa canción y era imposible no acordarme de ella.

Me quedaba por ahi ensimismada, mirando al infinito, pensando en esa noche. En las reuniones del trabajo me preguntaban que me pasaba y mi jefe hasta se llegó a preocupar pensando que era algún problema familiar. Intentó mandarme de vacaciones y casi suplicando le dije que no las necesitaba, lo que menos quería ahora era tener tiempo para pensar.

Trataba de mantenerme ocupada, pero cuando ella se metía en mi mente, terminaba encerrada en algún baño, cuarto oscuro o escaleras de emergencia evitando tocarme recordando sus miradas, sus sonrisas, sus besos, sus manos, sus malditos y embrujadores dedos.

Era imposible no comparar su sutileza y sentirme mal cuando mi esposo iba directo a la acción sin siquiera preocuparse de que estuviera lista. Era horrible tener que fingir un orgasmo porque no dejaba de pensar en ella y en la sutil forma en que me llevó hasta el cielo.

Pero cuando uno aguanta y aguanta, no tiene como hacerlo para siempre. No me tenía únicamente hechizada, también encantada y sin ningún remedio o forma de romperlo.

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Una noche me fui de copas con mis amigas y por poco termino besando a una. Sali corriendo huyendo de ahí, buscaba su nombre en mi teléfono. Si alguna noche agradecí no tener su número, esa noche odiaba no tenerlo y terminé por estrellar mi teléfono en el piso de la rabia.

Tomé el primer taxi que vi y arranque para su casa, era lo único que sabía de ella. Toque y toque la puerta por varios minutos y nadie abrió. Me di la vuelta recordé aquel arbol y me apoyé en el de espaldas jugando con una de sus ramas secas esperando a que llegara.

Las horas pasaban, el atontamiento del licor desparecía y con ello recuperaba mi conciencia y razon «¿Elena que putas estás haciendo acá? ¡Váyase! ¡Váyase ya antes de que llegue!».

Cuando menos me lo espero, la veo a ella venir caminando toda contenta abrazando a una mujer de forma bastante amigable y se me salen las lágrimas.

- Soy una idiota

Tiro la rama al suelo y cuando la piso para destruirla hace un crujido. Smanatha me ve y voltea a mirar a su acompañante asustada y la hace a un lado tomando distancia.

- ¿Elena?

Me doy media vuelta y arranco a correr con lágrimas en los ojos, mientras que ella me persigue.

- ¡Elena! ¡Elena! espera ¡Elena!

Me alcanza tomándome del brazo y me hace girar.

- ¡Elena déjame explicarte!
- No hay nada que explicar, tranquila

Me dio un abrazo y me derrumbé de rodillas, ella me consolaba acariciando mi cabello, hasta que vi aproximar la otra mujer, la empuje para sepáranos y huir.

- ¡Elena! ¿pero qué coño? espera...
- Te deseo lo mejor con...
- ¿Mi hermana?

Siento que se me suben todos los colores a la cara y de inmediato ellas dos se empiezan a burlar de mí. Le doy una cachetada, ella me abraza y no para de reír.

- Te extrañe --dijo oliendo mi cuello--
- ¡Suéltame! no sé qué hago acá
- Creo que mejor las dejo para que hablen --dijo su hermana acercándose por detrás-- ambas lo necesitan

Se despidió a la distancia, metiendo sus manos en los bolsillos con la mirada al suelo, pateando una lata vacía, despareciendo en el horizonte.

La abrece super fuerte y me derrumbe en su hombro a llorar como no lo hacía desde niña.

- Estás tomada ¿ven y te invito a un café?
- No puedo entrar a tu casa
- Vas a tener que entrar porque acá alguien te puede reconocer
- No me importa

Me tiré a besarla y ella disimuladamente me esquivo y me abrazo evitándolo y al sentirme rechazada mi llanto termino de desbordar.

- A mi si me importa, no voy a dejar que te hagas daño

Me abrazo y me llevo consolándome hasta su casa. Al cerrar la puerta la empujé de los hombros contra la pared y la miré a los ojos dispuesta a todo.

- Elena --giro su cabeza unos grados y me miro con pesar--
- Sam, por favor, te necesito
- Yo también, muchísimo, pero es mejor que te calmes y hablemos

- Elena --giro su cabeza unos grados y me miro con pesar--- Sam, por favor, te necesito- Yo también, muchísimo, pero es mejor que te calmes y hablemos

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Ella es: SamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora