Lo que va ser... será

40 3 0
                                    

Todo parecía ir muy bien, obviamente a veces no faltaban las discusiones respecto al tema y cada que salía sola era bastante complejo tener que estarme reportando y no precisamente porque él me lo exigiera sino porque quería que volviera a confiar en mí.

Para nuestro aniversario 11 decidimos celebrarlo de una forma más íntima con una cena romántica para los dos en la casa. Me compré un bonito conjuntico sexy para la celebración posterior, ya saben eso de reavivar la llama con algo bien candente. 

Abrí la puerta y como de costumbre me giré hacia el perchero para dejar mis llaves y la chamarra. Todo estaba en penumbras, iluminado por la luz de un par de velas en la mesa, una botella de champagne enfriándose y un hermoso arreglo de rosas.

- Juancho, que hermo...

Apenas me di la vuelta hacia el sofá casi me voy de para atrás cuando los veo a los dos sentados tomándose una copa de vino. Mi cara de alegria e idiota al verla era imposible de disimular. Ella se levantó de inmediato, me dio un abrazo y cuando trato de besarme delante de él casi me muero del susto colocando mi mano en su pecho para alejarla. 

Cuando volteé a mirarlo, fue que me di cuenta que al lado del sofa había un par de maletas, las mismas que usamos cuando nos íbamos de viaje.

- ¿Juancho qué pasa...? ¿por qué...? --señalando las maletas--

Él se levantó sonriente, me dio un gran abrazo y se le salieron unas cuantas lágrimas.

- Juancho ¡no! --movía mi cabeza negándome a creerlo--
- Shhh calma, estoy bien
- ¡No lo hagas, no te atrevas a hacerlo!

Se separo nos tomó a las dos de la mano y con una sincera sonrisa de felicidad apoyo una de sus rodillas en el suelo mirándonos a los ojos.

- Elena, hace 11 años estábamos en un altar, jurando amarte hasta la muerte...
- ¡Levántate! ¡Levántate! --trataba de jalarlo de las manos para que lo hiciera--
- ... y es algo que nunca voy a dejar de hacer...
- Juancho ¡que no! que no sigas con esto
- ...y por ese infinito amor que te tengo --quebrandose la voz-- es que se y entiendo que amas a esta mujer de forma profunda y sincera, así como ella te ama con locura

Se quitó su anillo de matrimonio y se lo colocó a ella en uno de sus dedos sin importar que le quedara más grande. 

- Se que Samantha, de ahora en adelante, va a cuidar y amarte tanto como yo lo hice estos años
- Juancho, espera...
- Vamos Elena, sé que lo intentamos, pero esto es inevitable, déjame terminar

Las lágrimas me rodaban por las mejillas, con un tsunami de sentimientos revolcándome por dentro, apretándolos a ambos con fuerza de las manos.

- Yo no soy autoridad legal ni religiosa para decir esto, pero si tengo el derecho moral a decir yo las declaro --se muere de risa-- ¿marida y mujer? bueno no pensé en eso, no sé cómo se dice --los tres nos echamos a reír-- pero lo que quiero decir es que les doy mi bendición como pareja y les deseo lo mejor

Se levantó nos dio un abrazo y luego nos hizo acomodar de frente, nos tomamos de ambas manos y sonreímos con el corazón a punto de explotar de felicidad.

- ¡Ya, bésala de una vez!

Cuanto extrañaba sus besos, sus abrazos, sus miradas, su corazón a mil retumbando en mi cuerpo. 

Volteamos a mirarlo y sonreímos, coloque mi mano con ternura en su rostro y el cerró los ojos por unos segundos. Le di un fraternal beso de despedida y tras una sonrisa imborrable un "¡Gracias!" dicho de todo corazón salió de la boca de ella y con mucho cariño también le dio un amistoso beso en la boca. 

Nos quedamos ahi un momento, abrazados, suspirando, riendo y llorando. Se distanció, tomó sus maletas, abrió la puerta y volteó a mirarnos.

- Samantha, ya te lo dije, pero te lo vuelvo a repetir: te estoy entregando al amor de mi vida, cuídalo o...
- O nada, no tengo más opción que hacerlo y honrar el gran regalo que nos hiciste esta noche, porque es algo que solo haría alguien que ame tanto a su pareja... que prefiera verla feliz

Salí corriendo, me colgué de su cuello y le di un último beso, me quedé mirándolo fijo a los ojos.

- Quédate, porfa quédate, así sea esta noche --volteé a mirarla-- ¿cierto Sam? que se puede quedar

Ella afirmo con una gran sonrisa, sin dejos de falsedad y convencida de pasar la última noche los tres como despedida.

- Me habría encantado que esto hubiera pasado en otro momento, ustedes dos son unas mujeres hermosas y muy sexis, un sueño que cualquier hombre quisiera vivir, pero --mi dio un beso-- uno sabe cuándo sobra
- No sobras, te lo juro que no
- Elena, no quiero que esto se convierta en una despedida compasiva --me apretó con fuerza de la cintura-- ni mucho menos que ese sea nuestro último recuerdo

Entendí perfectamente lo que quería decir. Se haría más daño aceptando esa propuesta y ya estaba lo suficientemente destruido. Nos fundimos en un delicioso y profundo beso, riendo con lágrimas en los ojos.

- Por favor disfruten la cena y brinden por mí, por un nuevo comienzo

Salió, cerró la puerta y me derrumbe en llanto sobre Samantha en el mismo sofá en el que todo había comenzado. Me consintió hasta que logre calmarme y después de eso tuvimos la noche más maravillosa de nuestras vidas.

La primera en la que ya no íbamos a esconder nunca más lo que sentíamos la una por la otra.

La primera en la que ya no íbamos a esconder nunca más lo que sentíamos la una por la otra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ella es: SamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora