Espejito espejito

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Ella tomo todas las almohadas y cojines las colocó contra una esquina y se recostó casi sentada y abriendo las piernas me invito a sentarme de espaldas. Nos vimos reflejadas en el espejo y me sentí un poco avergonzada por aquello de los gorditos de más, tomando la cobija para cubrirnos.

- No, no lo hagas, déjame verte, eres hermosa

Me mimaba y daba caricias tiernas, mientras me besaba el cuello y me lamia el lóbulo de la oreja. Me acariciaba los senos con sutileza y con sus pezones dibujaba figuras en mi espalda. Giraba para besarla y no me dejaba hacerlo por mucho tiempo, me regresaba la cara al frente y sin palabras me pedía que mirara al espejo.

Nuestros ojos se encontraban en el reflejo y ella sonreía, se adueñaba de mi cuerpo poquito a poquito sin que lo pudiera evitar. Me ayudo a montar las piernas en el sofa quedando patiabierta y su mano salió por detrás de mi cintura bajando hacia mi sexo acariciándolo por encima de mis diminutas tangas con la yema de su dedo.

Se reía cuando me hacía gemir y alejaba sus manos, clavando sus uñas en mis muslos sin hacerles daño y sus dientes en mi cuello.

- Ahhh no, así no mala
- ¿Te gusta?
- Mucho
- ¿Entonces porque no lo haría?

Fue imposible no mojarme, su cuerpo cada vez más cerca del mío sin dejar espacio entre mi espalda y su vientre, nos movíamos sinuosamente en sincronía. Me fue enloqueciendo a poco y sin prisa, era como si el tiempo se hubiera detenido. 

Regresaba a mi sexo, jugaba metiendo su índice debajo del elástico de las tangas y podía a través el espejo su picardía cuando miraba hacia abajo y se saboreaba. 

- ¿Puedo?

Afirme con timidez, ella corrió sutilmente mis tangas a un lado y su dedo, su maldito, juguetón y delicioso dedo me hizo cerrar los ojos y perderme en el placer. Nunca lo metió y eso fue peor, acaricio el espacio entre mis labios externos y mis piernas, su dedo surcaba mi sexo de inicio a fin con finura y delicadeza hasta empaparse de forma natural en mi humedad, pasaba su dedo por el medio y los otros dos por fuera.

- Tienes que mirar, sino no se vale

Gemia como loca, viendo como esa hermosa mujer me llevaba a la locura con tanta pasión, como sin prisa alguna espero que mis labios se hincharan y revelaran por sí mismos mí clitoris. Ni siquiera se enfocó solo en el, pasaba y coqueteaba con su dedo dejándome antojada de más. La muy maldita se reía por la forma en que hacía que mis ojos se perdieran hacia atrás.

Mande mi mano hacia atrás tratando de meterla en su sexo y sin dejar de darme placer la detuvo con su otra mano.

- No se puede
- ¿Por qué no? yo quiero
- Estoy en esos días

Guio mi mano hasta mis senos sugiriendo como tocarlos, mientras su dedo se concentraba en lo que tanto anhelaba.

- Ay Sam me estas matando ahhhh

Subió con sus dedos empapados, mojo mis labios como si se tratara de un labial y luego mirándonos a los ojos se los comió a besos, probando mis fluidos con una cara de placer infinita.

- Lo siento no aguanto más

Se levanto con prisa y me hizo recostar en las almohadas tirando un cojín al suelo. Se dio la vuelta y monto a horcajadas comiéndome a besos, bajando por mi clavicula, besando mis senos, pasando su lengua en círculos por mis pezones, jalándolos con sutiles mordisquitos.

Siguió su camino hacia abajo, haciéndose de rodillas en el cojín, colocando sus dedos en mis tangas, haciéndome levantar la pelvis para desnudarme y separa mis piernas y exponer mi sexo.

- ¿Alguna vez te habían dicho que es hermosa?
- No --respondí avergonzada cerrando las piernas--
- Lo es --separándolas sutilmente de mis muslos hasta dejarlas en la misma posición--

Se lleno el pulgar de saliva y separando mis labios acaricio casi que por encima mi clitoris mientras exhibía su cara de maldad, empezó a empujarlo con calma hasta hacerme gemir.

- Demasiado necia
- Necesitaba saber que tan sensible eras
- Sensible --la mire extrañada-- ¿para qué?
- Para esto

Se acerco lentamente y antes de meter su lengua aspiro cerrando los ojos para llenarse con su aroma, los abrió sonriendo mirando a los míos sacando su lengua pasándola desde abajo hasta arriba hasta que me hizo cerrar los míos. 

Metió sus manos por debajo de mis muslos y aún puedo recordar esa última mirada antes de clavarse en mi sexo y hacerme perder el sentido del espacio y el tiempo. No puedo ni explicar lo que me hizo sentir, mucho menos siquiera lo que me hizo. Era como si su lengua entera estuviera envolviendo mi cuerpo, como si entrara por mi sexo, se alargará y tocara hasta el último rincon.

- Ahhhh ahhhh 
- Ay dios ay dios oohhhh ahhhh ahhhh
- Esto no puede ser verdad

Miraba al espejo y no podía creer esa imagen. Lo excitada que me tenía, lo deliciosa que se veía esa mujer ahi de rodillas clavada en mi sexo, contoneando sus caderas, comiéndose mi sexo con tanta pasión y produciendo eso ruiditos de placer.

Tuve que agarrar una almohada y morderla para poder gritar. Siempre considere que era una mujer que se excitaba más con la penetración más que con la estimulación clitoral, hasta que esta mujer me hizo tener el primer orgasmo de mi vida a punta de sexo oral y sin meterme ni siquiera un dedo.

 Siempre considere que era una mujer que se excitaba más con la penetración más que con la estimulación clitoral, hasta que esta mujer me hizo tener el primer orgasmo de mi vida a punta de sexo oral y sin meterme ni siquiera un dedo

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Ella es: SamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora