Pov. Sparta:
Vivo en una sociedad extraña, por así decir. Donde humanos e híbridos conviven sin miedo ni perjuicios, lo cual antes esto era todo lo contrario. Su aceptación fue hace más de 7 años, debido a que un híbrido ayudó y estuvo al tanto con la salud de un individuo de Clase Alta por más de un mes sin ser obligado o exigido, el señor apreció toda esa atención y, al ser respetado por su dinero, propuso una nueva ley, una ley donde los híbridos no serían juzgados sino valorados como los demás.
Hasta el día de hoy aún cumplen esa "ley" que creó aquel señor...o eso parece.
De todos modos, a mis padres nunca les gustó esa ley, por lo que nunca quisieron estar cerca de un hibirdo o trabajar para alguno, también llegaron al punto en el que me prohibieron acercarme o ser amigo de alguno de ellos. Eso fue cuando tenía nueve años, pero ahora tengo dieciséis años.
En fin, voy a mi actualidad.
Era una mañana normal; el clima algo frío pero relajante, personas en las calles haciendo sus actividades habituales, niños jugando, grupos de adolescentes gritando y otros corriendo porque el autobús ya se iba. Sí, un día normal.
Para mí "suerte" no estudio en la mañana sino en la tarde, eso quiere decir que puedo dormir un poco más que las personas del matutino, pero salgo tarde así que también tiene su desventaja.
Por cierto, vivo solo por obligación, al principio iba a ser una prueba para ver como "sobrevivía" pero ahora mis padres decidieron que ya estoy listo para independizarme. Cosa que aún lo veo desagradable y obviamente mi respuesta fue no, pero ellos insistieron...a veces creo que mis padres me quieren lejos de ellos.En fin, puede que sea de vespertino pero de mañana tengo que ir a mi trabajo de medio tiempo, cosa que tampoco me gusta hacer. Trabajo en una cafetería casi cerca de un colegio, así que era común que estudiantes estén ahí para tomar su desayuno o algún postre para el camino.
Mi jornada empieza a las 9:20 de la mañana, y ya eran las nueve en punto, así que tenía que darme prisa si quería llegar temprano al trabajo.
Hice mi rutina matutina habitual, salí de mi departamento y luego caminé hacia la cafetería, aunque podría decir que la distancia desde mi departamento hasta la cafetería es de aproximadamente media hora, si voy caminando normal, pero si estoy corriendo puede disminuir entre 15 o 17 minutos.
—Bienvenido a la cafetería de Joy, ¿qué desea pedir? —Pronuncia Trollino al escuchar la puerta abrirse.
—¿Trolli?
—¡Oh, Sparta! No me había dado cuenta que eras tú, pero ya sabes que el jefe nos obliga a decir eso cada que alguien entra al local.
—Lo sé, en fin, ¿cómo estás?
—Supongo que bien, alguna crisis existencial por aquí y otra por acá pero estoy bien, ¿y tú cómo estás?
—Podría decir que estoy bien, ya sabes, perfecto como siempre. —Dije mientras caminaba hacia la bodega.
Al entrar en la bodega busque mi delantal y un gorro blanco; que sería como mi uniforme no oficial porque no había ningún logotipo o algo que representara al local como para llegar a llamarlo uniforme. Ya listo me dirigí al mostrador donde estaba Trollino esperándome.
—Otro día más de sufrimiento. —Dije arrimandome al mostrador.
—Muestra una buena postura, Sparta. —Dijo señalándome.
—Ya, ya, pero tengo sueño y además...¡no hay nadie aquí! —Proteste con aburrimiento.
—Quién te entiende, niño.
—Mhmm...
—Tu turno termina a las once en punto, así que ponte en tu puesto sin quejas ni reproches.
—Ya entendí, ya entendí.
Parece que Trollino hace magia o invoca a las personas pues al instante empezaron a llegar adolescentes y algún que otro adulto.
—Bienvenido a la cafetería de Joy, ¿qué desea pedir? —Dijo Trollino con alegría.
—Me puede dar un capuchino regular y...eeeh...unas galletas de chocolate, por favor. —Dijo un chico con timidez.
—A la orden. —Dijo Trollino.
—Gracias. —Dijo el chico antes de irse a sentar.
¿Ese era un híbrido de dinosaurio? Es la primera vez que veo a uno...y es raro, ¿él será caníbal? No, no creo...ojalá no. Si así fuera, ¿por qué estaría aquí conviviendo con nosotros?
—Sparta, un capuchino y unas galletas de chocolate. —Dijo Trollino sacándome de mis pensamientos.
—Si, si ya voy.
—Bienvenido a la cafetería de Joy, ¿qué desea pedir? —Dijo Trollino mientras atendía al siguiente cliente.
Me alejé un poco del mostrador para ir a preparar el capuchino, en eso vi que un ingrediente me faltaba.
—¿Trollino sabes dónde está la espuma?
—Busca en la bodega o pregúntale a Timba que está en la cocina, ahora estoy algo ocupado.
—Esta bien.
Tal vez Timba sabía dónde estaba la espuma o tenía de repuesto en la cocina, así que fui a la parte de atrás.
—Hola, Timba. ¿Estás ocupado? —Pregunté asomándome por la puerta.
—Hola, bueno..algo así pero ¿en qué te puedo ayudar? —Dijo mientras se movía de un lado para otro buscando ingredientes.
—Estaba buscando la- ¡Oh! Ya lo encontré, bueno, ¡gracias! —Dije tomando la espuma.
—Eeeh...¿ok?
—Por cierto, solo quedan 8 galletas de chocolate, ¿puedes hacer más?
—En eso estoy.
—Bien, bien, iré a mi puesto.
Al salir de la cocina fui al mostrador para empezar a realizar el pedido del chico.
—Bien, entonces sería un capuchino, un latte y un espresso, ¿quiere agregar algo más cómo algún postre? —Recitó Trollino viendo la pantalla del mostrador.
—Puede añadir un cupcake de vainilla. —Dijo la chica que estaba al frente del mostrador.
—Bien, a la orden.
Ignoré por un rato lo que ordenaban los clientes para quedarme viendo como ese chico híbrido jugaba con unos niños. ¿Quizás querrá comérselos? ¡No, Sparta! No debería pensar en eso, parece ser una buena...¿persona?
De cierta manera, me entretengo viendo a ese chico jugando pero eso hizo que no me diera cuenta que Trollino me estaba llamando.
—¡Sparta! Llevas más de 5 minutos viendo a la nada. Mejor anda entrega los pedidos a las mesas 2, 3 y 4. —Reclamó Trolli andome una bandeja con los pedidos
—¡Eeh, perdón! Voy en seguida. —Dije tomando la bandeja para después ir donde los clientes.
Fui a la mesa 2 y 3 dándoles sus pedidos, pero al avanzar a la mesa 4; donde estaba el chico mitad dinosaurio. Me aterrorizó porque parecía estar enojado por esperar tanto, o eso creía, así que giré mi cabeza buscando hacer contacto visual con Trollino para pedirle ayuda, pero él estaba ocupado atendiendo a unos señores.
Gire de nuevo mi cabeza, suspire y seguí caminando hasta donde el chico para darle su orden esperando no morir en el intento.
—Su pedido es un capuchino y un pastel de chocolate, ¿verdad? —Dije poniendo la comida en la mesa.
—Eh, esto... —Murmuró algo desconcertado.
—Bueno...provecho. —Dije antes de volver al mostrador lo más rápido posible.
Cuando entré al mostrador, simplemente fui a sentarme en el piso para que ese chico no me viera, sin importar el hecho de que el cliente que estaba al otro lado del mostrador me haya visto como si fuera un bicho raro.
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Un amor sincero [ Spartor ]
FanfictionSparta a través de una pequeña equivocación en su trabajo conoce a Raptor; quien sería su próximo amigo, pero ¿qué pasaría si su amistad cambia a un enamoramiento no deseado? Sparta siempre ha tenido problemas con su padre y, en una de esas discusi...