CAPITULO 28

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Betty se encontraba en el techo de las galerías, sentada y mirando directamente a la nada. Respiraba el aire puro mientras tocaba una barriga qué aún ni siquiera se pronunciaba.

Ya habían pasado dos semanas desde que le habían dado la noticia que le había puesto el mundo entero de cabeza.

Surcó una sonrisa boba en su rostro al recordar el día en que las noticias de su estado, se impactaron contra ella, su vida y sus planes con Armando...

—¡¿QUÉ?!

—Lo que escuchó, señorita, está embarazada...— Contestó el doctor con media sonrisa, algo incómodo por el tono de sorpresa y el presentimiento de que ella no quisiera escuchar esa clase de noticias— Se le hizo la prueba sanguínea y salió positivo...— Añadió con seguridad y asintió, intentando aclarar la terrible mueca de confusión que ella llevaba en el rostro— Y por todo lo que conversamos sólo quedaría cuadrar bien las fechas para poder llevar un control adecuado durante las semanas que restan a su embarazo.

—Pe... Pero si yo tuve mi último período, no entiendo. Todo estaba muy normal en mi, sin ninguna clase de síntoma— Alegó ella con la voz cortada, intentando salir del shock en el que las noticias la habían metido a ella y a Patricia.

—Es que el tiempo de gestación debe ser muy poco; además, los síntomas comienzan a aparecer en algunas mujeres las primeras semanas del embarazo, como a usted, y otras que corren con mejor suerte no presentan ningún síntoma o presentan muy pocos y sólo dentro de los primeros meses de embarazo.

—No entiendo cómo— dijo Patricia, mirando al suelo con la mirada pérdida en sus recuerdos, intentando ver si alguna señal de embarazo se le había escapado. De pronto solo lo mucho que Betty había estado durmiendo en días anteriores, pero ella se lo atribuyó totalmente a su estrés por la boda de Armando.

—No creo que sea necesario que le tenga explicar cómo se embarazó su amiga ¿no? — sonrió el médico con un tono divertido y ambas lo miraron mal. No estaban de humor para esa clase de bromas, pero el doctor sabía que debía hacerlas reaccionar de alguna forma— Bueno, no me miren así que sólo intento que entienda que no es nada del otro mundo. Será mejor que salga a llamar a su esposo que está esperando afuera y...

—¡NO! — él médico dió un respingo por el grito que había dado Betty, y ella de inmediato intentó disimular el pánico que le estaba provocando la noticia— No, no se preocupe, será mejor que yo le dé la noticia en casa y cuando incluso yo la haya podido procesar. Ya sabe, a...a solas... —Aclaró al final y el doctor asintió con calma antes de escribir algo en su receta y entregársela. Había recetado vitaminas y buenos cuidados, dejando al final la fecha de su próxima cita para evaluar mejor el estado de Betty, que sería dentro de dos semanas.

En cuanto salió el doctor, Patricia estalló en mil preguntas que ella no supo responder; Betty no encontraba una forma adecuada para contarle cómo es que ella y Armando habían estado como locos por todos lados, incapaces de soltarse como para haber llegado a este resultado que tanto había temido debido a su situación actual.

Desde entonces había estado evitando a todos en la mayor medida que podía; Nicolás se había tenido que conformar con saber que Betty estaba en perfectas condiciones, que solamente fue el estrés laboral, no importó que suplicó para que ella le dijera más. Patricia en cambio, al saber la noticia de la misma fuente segura que ella, no dejaba de perseguirla cada que podía para cuidarla y recordarle que tenía que tomar sus vitaminas en sus horarios.

DÉJAME AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora