𝗾𝘂𝗶𝗻𝗰𝗲 - 𝗌𝖾𝗀𝗎𝗇𝖽𝗈 𝗉𝗅𝖺𝗇

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—El plan que tiene Nita, no va a funcionar —le digo a Tobias, él niega con la cabeza—. Hiciste esto mismo en la ruta original ¡la seguiste y Uriha murió!

—Uriha ni siquiera está aquí —dice al verme, estamos en los comedores, en una mesa algo apartados del resto, lo suficiente para que no escuchen nuestra conversación— ¿No te has dado cuenta? Todo lo que decía en tus notas ha cambiado, esta vez creo que el plan de Nita podrá funcionar.

—Tobias tú no me estas escuchando —le digo—, ella no hará nada bueno, menos robará el suero de la memoria. Ella robará otra cosa.

—Creo que tus celos te están manipulando demasiado —dice al fin, me quedé en silencio tras escucharlo—. Me pediste confiar cuando me llevaste con Matthew, ahora yo te pido confiar.

—Te pedí confiar en mí, hoy me pides confiar en una desconocida que lo que más tiene en las venas en rencor ¡todo por los Genéticamente dañados!

—Tú no sabes lo que es eso —me dice, nuevamente me quedo en silencio—. No sabes lo que es que te digan que siempre fuiste alguien dañado, que te digan que lo que creíste que te hacía diferente en realidad sólo era una falla.

—¿De qué hablas? —le pregunto.

—No soy divergente —me mira— Matthew vio mis genes, dice que tengo una anomalía que me permite resistir sueros como el de la simulación, pero realmente no soy Divergente, así que estoy genéticamente dañado.

—Tobias ¿desde cuándo lo sabes? —le pregunté.

—Desde el segundo día en el que llegamos aquí.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Decirte? ¿Decir que estoy genéticamente dañado? Que soy un error y que por lo tanto tengo limitaciones, que no puedo quizás ser empático por ser osado, o si hubiese elegido abnegación seguiría sin ser capaz de odiar al abusivo de Marcus— alza la voz, más silencio de mi parte—. Voy a seguir con esto, porque es lo que creo, y no permitiré que ya nadie me diga qué hacer —Tobias se levanta y se va, me quedo en silencio por largos minutos, entonces me levanto y voy en busca de alguien quien sí pueda creerme.

—¡Peter! —lo llamo, él estaba por salir de la habitación cuando lo encontré, veo que dentro de la habitación está Caleb y Will—. Quiero hablar con los tres, vengan —digo, los llevo a otra habitación vecina, una donde sé que nadie nos molestará.

—¿Qué planeas? —pregunta Peter.

—Espera —tras unos instantes Matthew abre la puerta e ingresa a la habitación, estando los cinco reunidos hablo—: El plan de Nita no funcionará, y será un desastre, por ello tengo planeado otra cosa. Para ello Matthew nos ayudará con los códigos de acceso al suero de la memoria.

—Además de brindarles la cura, por si inhalan el gas, no les sucederá nada —dice Matthew.

—Entonces ¿Qué hacemos? —pregunta Caleb.

—Dos grupos, Caleb y Will, deberán ir a Chicago y ocupar el suero de la memoria en Evelyn —Ellos se miran y después a mí.

—¿Estas segura? —me preguntan, cierro los ojos unos instantes.

—No sé si sea bueno hacerlo, pero la verdad es que de alguna manera hay que detener esta absurda guerra entre los Leales y los Sin Facción —digo al verlos—, es un riesgo que voy a tomar.

Caleb y Will asienten

—Caleb, eres muy inteligente podrás controlar la situación y Will, eres osado, podrás hacer esto, confío ciegamente en ustedes —les digo—. Matthew y Peter, nosotros estaremos aquí y me ayudarán a ingresar a la sala oculta de David, ahí necesito las instrucciones de Matthew para soltar el suero en la oficina.

—¿Pero, y los demás? —pregunta Will.

—No tienen que preocuparse, yo les diré que se inyecten el antídoto, confíen —dice Matthew.

—Vale, pero entonces ¿Cuándo haremos todo esto? —pregunta Peter.

—Mañana, junto con el atentado de Nita, ellos serán distracción suficiente para que hagamos nuestro cometido. Hablamos de cómo Will y Caleb irían a Chicago, el vehículo qué ocuparían, también Matthew me explicó cómo deberíamos de abrir la puerta, ahí viene un poco de ayuda del contacto de Nita. Matthew hace tiempo sabía que Nita estaba algo desviada y quería venganza, así que le robó unos explosivos para intentar evitar todo el desastre, sin embargo, ella ha seguido insistiendo en su plan.

—Es una computadora negra, tiene un teclado incluido y ahí se debe de escribir el código 080712, después presionar el botón verde, y el suero será soltado en todo el recinto —nos explica Matthew, nuestro mayor tema es que este plan es una misión suicida, pues sin el código para la puerta y con los explosivos en mano, lo que más creemos es en ingresar con un traje que haga demorar el ingreso del gas, que nos de tiempo para avanzar y poner el código, presionar el botón y morir.

—Entonces tenemos que elegir entre los tres ¿no? —pregunta Peter al ver a Matthew y a mí, asentimos.

—Hagamos esto así —digo al cortar unos papeles y anotar en el interior la palabra "libre" y en un sólo papel la palabra "elegido", doblé los papeles dejándolos en unos cuadrados pequeños, tomé el que tenía la palabra "elegido" y lo guarde entre mis dedos, le entregue los demás papeles a Matthew—. Tienes que agitarlo, que se revuelva todo y ahí sacamos el papel, si alguno le sale el papel "elegido", ese se encargará del código —Peter y Matthew asienten, veo como sus manos tiemblan, quizás el miedo los invade, pero no dejaré que ellos se sacrifiquen. Peter saca un papel, lo abre y suspira aliviado.

—Libre —dice al mostrar el papel. Matthew saca otro y yo introduzco la mano que no contiene el papel elegido, saco un papel y cuando Peter miró a Matthew los intercambie.

—Libre —dice Matthew, se siente aliviado, pero preocupado a la vez.

—Elegido —les digo al mostrar el papel.

—Pero-

—Peter, yo hice las reglas de esto, y me tocó a mí, así que evitemos esto de la pena y sigamos el plan —digo, Peter y Matthew asienten, dejamos los papeles y Matthew se los lleva para tirarlos, Peter se va junto a él y yo me quedo en la habitación, saco el papel que guardé y dice: "libre".

Había un sofá que estaba envuelto en un plástico, se lo quite y me recosté en el sofá, mañana posiblemente sea todo un caos, quizás alguien que conozca muera, pero es necesario tomar este riesgo, porque si no, todo habrá válido una mierd-

—¿Grecia? —levanto la cabeza y veo a Tobias, quien ingresa a la habitación y cierra la puerta detrás de él. Me siento en el sofá y él a mi lado—. Lo siento, por alzarte la voz antes —me mira, sus ojos oscuros, hace tiempo no los admiraba.

—Tobias, quiero que sepas que te amo —digo al acercarme a él y verlo a los ojos—, y pase lo que pase, siempre te amaré.

—Y yo te amo a ti, Grecia —dice al acariciar mi mejilla con su mano, sus labios rozan los míos y su calor me invade, no me detuve a pensar en lo obvio, esta podría ser nuestra última noche, porque no sé si volveré a ver el mañana. La ropa sobra, pero no tengo frío, más bien estoy cálida en sus brazos, una oleada de recuerdos de cómo lo conocí vienen a mí, cierro mis ojos y lo abrazo para que no me vea llorar.

Lo amo, es lo mejor que me sucedió en este mundo lleno de dolor y tristeza.

Gracias por amarme, Tobias.

Y perdón por dejarte. 

𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐔𝐓𝐒𝐈𝐃𝐄 - 𝖫𝖾𝖺𝗅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora