La Paradoja de Mindy

465 52 166
                                    

Uno de los grandes problemas de los autores que usamos personajes reales es que terminamos idealizando a ese famoso y, cuando vemos que no tiene nada que ver con su contraparte literaria, nos decepcionamos. Me gustaría... ¡No! Me encantaría poder decir que ese es mi caso. Lo deseo con todas mis fuerzas. Athena es tan increíble en persona que me doy cuenta de que mi Mina no le hace justicia. Pero ¿cómo puedo lograr ese nivel de perfección?

¿Estoy tratando de robar el fuego de los dioses? ¿Cuánto me estoy acercando a ese momento prohibido, en el que no habrá vuelta atrás y no me quedará más que tratar de subir la roca por la montaña durante el resto de mis días?

¡Ya sé que no la conozco todavía! Apenas hemos compartido un par de horas juntos, que siento que siempre estuvo en mi vida. Ahora agradezco no haber buscado más información sobre ella. Quiero que me cuente todo lo que quiera, que deshoje esa flor que cubre sus secretos y me haga parte de su vida.

¡Qué estoy pensando! ¿Me he vuelto loco acaso? Athena no puede darme ese lugar... ¡Yo no puedo permitirlo! Esto no es más que un capricho, la sorpresa de haberme cruzado con ella que me está confundiendo. No va a pasar nada. Ella es amable. No quiere nada de mí. ¿Por qué debería pretender algo conmigo? ¿Tan difícil es, para nosotros los hombres, entender que hay mujeres que quieren ser simpáticas con nosotros, no nuestras novias?

¡Métete eso en la puta cabeza, Rick! ¡No cometas un error! ¡No distorsiones la realidad! No confundas a Athena con Mina. Mina es tuya, Athena es libre. No te atrevas a encarcelarla por culpa de unos sentimientos que se aprovechan de tus fantasías e idealizaciones. Recuerda: cuando salga Kay, no la volverás a ver. ¡Y eso está bien! Ella quería pasear por las Azores con su amiga, no contigo.

Además, no puedes hacerle eso a Rocío. Ella me quiso y me quiere en mis momentos tanto buenos como los malos. Athena ni me conoce y posiblemente no lo haga nunca. ¡No somos pareja! ¡No lo seremos! Es más, ni siquiera sé cómo es ella en esos momentos difíciles, si cuando se pelea es cruel. El uno conoce del otro lo que hemos querido mostrar. La punta del iceberg...

¿Por qué soy tan enamoradizo? ¡Ya está! ¡Lo dije! He tratado de disfrazar la idea y evitando enfrentar la realidad. ¿Qué hay de racional en enamorarte de una persona que no conoces? Nada. Absolutamente, nada.

Su pelo castaño ondulado, sus ojos marrones, su rostro ovalado, su nariz recta y sus labios carnosos... ¡Quítate esos pensamientos de esa cabeza! ¿Te das cuenta de que es algo físico? Y ¿cuándo se burla de mí? O hace ingeniosos comentarios...

Estoy jodido. Me siento muy mal. ¿Estoy siendo infiel ya a Rocío? ¿Que desee besar a Athena ya se considera una deslealtad? Ella puede hacer lo que quiera, está soltera. Yo soy quién debe de poner un límite. Y te juro que estoy haciendo un esfuerzo muy grande.

¡Para el carro, Rick! Aunque estuvieras soltero no puedes ir por la cara y plantarle un beso. Te ganarías un bofetón bien ganado. Ella debe de quererlo y, ahí está el problema: soy esclavo de sus deseos —buen título para un libro, por cierto.

¡Eso, Rick! Piensa en libros. Como Homer cuando tuvo que pensar en Barney cuando se sintió atraído por Mindy —Margo en Latinoamérica. ¡Espera! Eso no terminó muy bien. O ¿sí? Era Marge con quién terminaba Homer o con Mindy. El capi no fue claro. Marge llevaba el camisón de Mindy. Hay muchas webs dónde se discute este asunto y hay tantas teorías que apoyan tanto la infidelidad como el supuesto final donde el matrimonio perdura.

¡Sigue esa cadena de pensamientos! Saca a Athena de tu cabeza... ¡Estúpido! No puedo tener la intención de no pensar en Athena, porque ya pienso en que no tengo que pensar en ella y termino pensando en ella. ¡Es la paradoja por excelencia en psicología!

InvitadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora