¿Pedimos Algo?

324 38 149
                                    

Una ducha. Una pareja. Ya sabes el resultado, ¿no? Por si necesitas escucharlo de mi boca, te lo digo: Rick y yo lo hicimos otra vez.

Creo que nunca me pasó esto con nadie. Trato de hacer memoria y ni con Gareth ni otras parejas me sentí tan excitada ni tan deseada como para querer follar tantas veces en tan poco tiempo. Me parece que Rick tampoco. Lo veo exhausto, pero satisfecho.

Todo con él es tan intenso que siento que nunca amé ni fui amada de esta manera. No soy más una adolescente, me acerco a pasos agigantados a la treintena y ya mi cabeza me pide madurez. Podría decir que no me dejo llevar por sentimientos ni emociones rápidas. Sin embargo, lo nuestro ha sido prácticamente instantáneo. Ha llevado unas horitas de cocinado lento en el que nos hemos ido conociendo y reconociendo que somos las dos piezas de un rompecabezas que encajan sin necesidad de forzarlas.

Un cambio que expresa el impacto que su presencia está teniendo en mi vida es que no me siento avergonzada cuando me ve desnuda. Con el cabrón de Gareth —extrañabas que lo insultara, ¿no?— quería follar con la luz apagada. Sabía que no le satisfacía físicamente y me dificultaba mucho poder concentrarme o disfrutar con él.

Esto es un trabajo en proceso. No me siento tan incómoda delante de un espejo. Hay todavía mucho camino por recorrer. Hoy me siento bien y mañana es posible que me agarra el bajón y no sea capaz de quitarme ni un calcetín...

Me doy cuenta de que estoy divagando en cómo pueden ser mis días malos con Rick a mi lado. Ya lo sentencié: vamos a estar juntos tanto tiempo que podrá verme en mis peores momentos. Es extraño que esté tan segura de que, incluso en esos días, Rick seguirá siendo Rick. No me forzará a algo que no quiera. Me respetará. Ser consciente de algo así me genera una confianza con un hombre, que no pensé que podría tener tras Gareth.

¿Sabes que no ha posteado ninguna de las fotos que nos hicimos juntos en las Azores? No creo que lo haga ni ahora que ya nos hemos declarado novios. Es más, había muy pocas fotos de Rocío y, prácticamente, ninguna de Erin. Tuve que irme a sus primeros posteos para encontrar algo personal. Le gusta separar su vida profesional de la personal. Yo creo que tal vez subirá alguna cuando pase el tiempo suficiente tras romper con su ex... ¡Su ex!

¡Oh, dios! Siento un vértigo al reconocer que hace poco más de dos días no sabíamos el uno del otro y ¡míranos ahora! ¡Es muy loco! No sé si lo llamaría imprudente —algunos tal vez así lo vean. Esto es lo que el verdadero amor te hace sentir.

—Bueno, creo que la cena queda totalmente descartada —comenta Rick, mientras nos tiramos en la cama de nuevo, esta vez en ropa interior.

—Podemos pedir algo al servicio de habitaciones. Y ya vemos qué hacemos el resto de la noche. Porque, no vamos a dormir, ¿eh? —No es una proposición sexual, ni mucho menos. Nos quedan pocas horas juntos hasta que nos veamos de nuevo y no las voy a perder durmiendo. Él ya lo hará durante el viaje de vuelta a España y yo de regreso a New York, y lo que quede de día. Limpié mi agenda pensando en esta eventualidad—. Hay un lugar mágico que quiero mostrarte.

—¿Se puede saber? O ¿será una sorpresa?

—Sorpresa. Hay que mantener la intriga hasta el clímax final.

—Serías buena escritora.

—Bueno, ya soy productora y estoy pensando en dirigir más adelante.

Respect, sis! Me encantaría verte en cualquiera de esas situaciones.

—¡Basta de hablar de mí! —corto—. Ahora es el momento de que tome el papel de Mina y empiece mi interrogatorio.

Cierro los ojos un momento y pienso en la actitud que debería de tomar en un procedimiento policial. Nada risas, en cambio una cara de póquer, que lo único que refleja es seguridad y que tienes un as bajo la manga. Tengo que decir que en Killing Floor, tengo un compañero que lo borda como inspector.

InvitadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora