Capítulo |13|

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Emma.

Yo no era de las que pedía vacaciones o en este caso incapacidades en el trabajo, gracias a que habían incorporado en el hospital a dos pediatras más tendría un mes sin trabajar. Era raro para mi, me quejaba de mi trabajo pero estaba acostumbrada a hacer algo.

Gracias a que siempre me gusto ahorrar, el descuento por estas vacaciones no me afectaría en lo absoluto. Gloria siempre preguntaba que hacía con mi dinero, pues siempre he sido yo sola entonces me rinde demasiado, compartía departamento y al contrario de lo que piensa mi padre y Gloria, todos pagamos lo mismo, yo no les pago ni la comida ni el arrendó a nadie.

Si alguna vez ellos me necesitan económicamente siempre estaré disponible, pero son bastante juiciosos con su vida crediticia.

Gloria me invitó a quedarme en su casa por ese mes y acepte, no me apetecía estar sola.

Baje las escaleras para encontrar a Gloria entrar con Gerard en el cargador. Corro a sacarlo de ese infierno para cargarlo.

— Mi bebe lindo, ¿como te fue en el súper?, ¿compraste tus papillas de manzana mi vida? — le pregunto de forma graciosa ya que se ríe y con mis dedos le hago cosquillas en el estómago. — Que chico tan guapo, esa sonrisa tan risueña va a matar a muchas chicas.

Le digo sentándome en el sofá con él en mi regazo.

— Que lado tan hermoso Emma, nunca te lo había visto.

Ruedo los ojos — Trabajo con niños, no los trataré como basura. — peinó el cabello sedoso de Gerard — Son hermosos.

— Mi Gerard sí que es hermoso. Déjare el mercado en la cocina, hoy mi padre cocinará si es que aparece de donde se perdió.

— No está perdido, fue a verse con la tal chica de sus sueños.

— Ay, pobre Matt. ¿cuando llegará el día que madure?

Escucho su voz en la cocina y decido seguirla con Gerard en mis manos.

— El ya es un caso perdido, es mejor que lo aceptemos y lo cuidemos mucho de esas arpias.

Gloria me mira sorpendida —¿Que fue lo que te paso?, estas muy compresiva, dulce y buena últimamente.

Frunzo el ceño – ¿Que?, estoy igual. Solo hay que aceptar que papá nunca cambiará.

Gloria no me cree y se acerca con cara de: soy mamá y se qué hay algo.

— No esto es diferente, te ves radiante, relajada e incluso más joven, tu mirada es diferente...— sonríe de forma escalofriante— ¿No estarás enamorada?

Me rio.

—¿Enamorada yo?, ¿de quién?

— Como que de quien bobita, de Nate.

— Ay por favor, deja de decir estúpideces — le entrego al bebé y me acerco al lugar donde mi cuñado guarda el vino.

— Tomas vino cuando te estresas, y si te estresas es porque es verdad. Sabes, me alegra, Nate es un partidazo y si no te apuras llegará otra.

Abro el vino y sirvo en la copa mientras trato de calmar mi repentino enojo.

— Yo no tengo que apurarme en nada, Nate y yo estamos Perfecto como estamos, tenemos reglas y ambos estamos de acuerdo en no enamorarnos.— digo si entiendo una incomodidad en mi pecho al recordar la última vez que nos vimos en el pasillo del hospital, fue tan raro y el beso fue fenomenal pero se sentía mal, como si algo malo estaba por pasar y me aterra.

—¿Ah si?, ¿hasta cuando? Porque se les está pasando el tiempo y esto terminará mal si no se confiesan lo que sienten.

Giro sobre mis pies para verla y apoyarme en el mesón de la cocina.

— No lo se, pero estamos bien.

Gloria niega y en eso entra mi padre con una camisilla mosculosa y unos pantalones cortos.

—¡Papá !, vístete como un hombre adulto por favor.

Grita Gloria viéndolo horrorizado.

— Pero mi vida, tengo buenas piernas aún. Solo vine por limonada, Micaela tiene sed.

—¿Que?— Gloria ahoga un grito y yo me rio. — ¿Trajiste una desconocida a mi hogar?.

— No es una desconocida mi vida, es Micaela y es enfermera de escuela.

— y encima tiene nombre de prostituta.

Mi padre sirve dos vasos de limonada y se acerca a Gloria con los vasos.

— Respeta a tu futura madrastra tesoro, te amo mi nena menor — me guiña el ojo y sonrió. Este se retira dejando la cara roja llena de furia a Gloria.

Bebo el contenido de la copa y guardo el vino y la limonada a la nevera.

— Relájate hermanita. — me mira mal y salgo de la cocina mientras me rio.

...

Mañana será navidad y Gloria me arrastro con ella para la compra de la comida y regalos. Ya la casa había sido decorada por profesionales y estaba preciosa. Lucas y mi padre conseguirán buenas cervezas y vinos para la noche.

No podía quejarme, la estaba pasando bien, Gloria se expresaba por todo y Roa me divertía.

Pase por una papelería que parecía ser bastante exclusivo para una cosa: Arquitectos. Me fijé que Gloria estuviera distraída con carritos de juguetes y me escabulló entre las personas para entrar.

La verdad no sabía que hacia ahí, tenía la intención de comprar algo pero no sabía que, así que una chica que trabajaba ahí me guía y es cuando le compro un regalo de navidad a Nate.

Cuando lo hago envolver regreso con Gloria y esta me ve sospechosa como si ya supiera.

— Es para James — respondí.

Ella no me cree y sonríe triunfal para irse con su bebé y dos bolsas de regalo. Ruedo los ojos y seguimos con las compras.

A eso de las siete mis piernas dolían y entro a casa con Gerard en mis brazos dormido, Lucas al verme corre para cargarlo.

— Ven te ayudo cuñada, ¿se divirtieron?— pregunta y niego.

— Tienes que calmar a tu esposa, gasta demasiado.

— Te escuché y no gasto demasiado. — entra con millones de bolsas y Lucas la mira sorprendido.

– Amor nuestros ahorros.

— El dinero regresará, no te preocupes. — deja las bolsas cerca del árbol.

— Iré hacerme un café y acostarme, me duele la espalda — mis brazos estaban entumidos Gerard pesaba mucho.

Me llevo el regalo conmigo y subo con el café en la mano. No sabía por qué estaba tan nerviosa y con un presentimiento en el pecho.

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Maratón 4/4

Muchas gracias por leer, besitos

(Ah, y perdón si ven errores no alcancé a corregir)

¿Qué problema tiene la edad? [CORTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora