Capítulo |9|

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Emma.

Odiaba a los padres de familia obsesivamente protectores y alarmantes, gracias a mi buen profesor en mi rotación en la universidad aprendí a manejar con mucho tipo de personas y mantener la calma.

Hace mucho había aprendido a separar lo sentimental con mis pacientes. Entrar a muchos cuartos y tener que decirles que morirán o que no hay mejoría...es terrible, y es mucho más tenerlo que ver en bebés, en criaturas que no saben lo que es sufrir pero aún así estaban condenados hacerlo.

En realidad no sabía en lo que metía al especializarme como pediatra, fue por inercia "lo más fácil" y no era para nada fácil.

Limpio mi lagrima con un trapito húmedo. En eso Nate abre la puerta agitado y la cara enrojecida.

— Vine tan rápido como pude— me puse de pie y rodee mi escritorio para llegar a él y abrazarlo. — ¿qué pasó?— acaricia mi cabello mientras cierra la puerta.

— Acabe de desconectar a un bebé prematuro— jadeo recordando ese momento tan difícil, ni siquiera fuí capaz de verlo dar su último respiro porque mi corazón no lo resistiría — El padre había dado la autorización y no podía negarme. Su madre ni siquiera lo sabe aún.

—¿y donde estaba ella?— susurra recostando su cabeza en la mía y apretarme a su cuerpo. Se que lo llame de manera impulsiva y prácticamente lo obligue a venir dejando su estudio tirado.

— En coma, su presión se elevó demasiado y tuvieron que hacerle un coma inducido. El pequeño tenia posibilidades de crecer, con cuidados muy exhaustivos pero lo lograría. — levantó mi cabeza para verlo — me partió el alma ¿me entiendes?, apenas llevo un año y medio como pediatra y no se si lo pueda lograr.

Niego y él pone sus manos en mi cara y besa mi frente.

— Intenta tranquilizarte Emma, no me atrevo a imaginar por lo que estás pasando. Se escucha horrible y ahora entiendo por qué evades los sentimientos, es muy irónico, cuando eres una bolita que absorbe todo.

— No estoy de ánimo para tus burlas Nate.

— No Emma, estás equivocada. Yo no me estoy burlando, te estoy admirando porque eres una mujer muy fuerte, y si vas a poder con esto, estoy seguro.

No se porque de momento me sentía tímida, realmente me ponía hormonal cuando estaba en mi periodo pero eso no era una excusa, en realidad si me afecto desconectar a la criatura. No fui capaz de no expresar nada como el ginecólogo a cargo, teníamos puntos de vista diferente y el suyo convenció más al padre que tenía que desconectarlo sin esperar a la decisión de su madre.

—¿Sabes?, las personas no deberían tener hijos — me alejo limpiando el resto de mis lágrimas sintiéndome patética. ¿Que es esto?, parezco una magdalena.

Nate se ríe y me sigue para atraparme de nuevo en sus brazos, rodeándome por atrás.

— Realmente me preocupaste cuando me llamaste.

— Lo siento, no debí hacerlo.

Hace un lado su cuerpo para verme. —¿porque?, a mí me pareció lindo.

— Somos amantes no está bien que te llame cuando me sienta triste, al contrario, debo llamarte cuando esté muy alegre.

— Regla número uno, déjate llevar. Eso hiciste y te felicito. Déjate de arrepentimientos cada vez que te sientas así llámame.

— Debería cambiarme de carrera. — cambio de tema antes que diga una estupidez y peleemos otra vez.

— Creo que es demasiado tarde, has recorrido mucho para estar aquí.

¿Qué problema tiene la edad? [CORTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora