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Me miró por el rabillo del ojo y rió nuevamente mientras se inclinaba hacia adelante y paraba a un lado de la carretera. Lancé el libro hacia los asientos traseros mientras cruzaba las manos sobre mi pecho y la miraba seriamente tratar de controlar su risa....

—No-puedo, no pue-do creer que te diera a leer un libro sobre sexo. — Dijo entrecortadamente, pasando una mano por sus ojos y una en su estómago. Mientras se retorcía en su asiento.

—Pues créelo, lo hizo y no puedo creer tampoco realmente que lo hiciera, se supone que me ayudaría a alejar mi miedo a que los hombres me toquen, no a como entra un pene... —

—Ey. — Me interrumpió. — Todo esto viene dentro de tu "problema", por algo lo hizo, además, tienes que estar realmente preparada para cuando eso suceda. —

—Pero...tú no aprendiste a follar, no leíste un estúpido artículo para hacerlo. Solamente sucedió ¿Por qué tendría que hacerlo yo? —

—Porque, no muchas personas saben y bueno, también estaría bien que te...culturizaras un poco más sobre el tema. —

—Sé mucho de lo que hay que hacer, Sadie. —

—¿Enserio? — Preguntó, irónica. — Entonces, ¿Por qué aún eres virgen? — Incapaz de responder, abrí y cerré la boca rápidamente, apoyándome en el asiento gris del auto. Sadie emitió un bufido y una pequeña risa encendiendo el motor nuevamente, para colarse tras los autos de vuelta a la ciudad.

Ella había regresado a su casa, para cambiar su ropa y luego, salir a un bar a tomar algunos tragos y quizá, acompañar a un chico a casa. Resignándome a quedarme en casa a comenzar a leer el libro que me había recetado, me preparé una gran taza de café y me senté en la ventana que daba a la calle para concentrarme con la luz de la luna.

Suspiré mientras pasaba las páginas rápidamente sin detenerme y volvía al principio: "Capítulo 1 ¿Qué es el sexo?

El sexo es, en realidad, una experiencia en la que participa el cuerpo entero, desde el cerebro hasta los dedos de los pies(...)".

Aburrida, cambié la página nuevamente y leí el título de esta "¿Por qué lo hacemos?". Esa es fácil ¿placer? ¿por qué es buenísimo? Bufé fuertemente mientras lanzaba el libro a un lugar lejano. Aquello era pura mierda.

Me recosté en la cama mirando al techo mientras suspiraba constantemente procesando en mi mente su primera vez, completamente perfecta. Con un chico guapo, que me quisiera. No, que me quisiera no, que solo tuviera experiencia y soportara que lo golpeara de vez en cuando. Y nuevamente volvíamos a que me quisiera, porque realmente debía quererme y ser paciente a todo lugar, pero ¿Dónde encontraría a un chico así? Todos los gillipollas que conocía solo querían sexo sucio y duro para pasar el rato y nada más. Los hombres que te respetaban y hacían el amor contigo habían quedado atrás convirtiéndose en maquinas sexuales para adictas sexuales.

Era triste, pero era cierto. John Cunning fue mi novio en bachillerato, lo quería pero él solo buscaba un poco de sexo, al enterarse que era virgen, había corrido como todos lo hacían. Brian Smith fue un compañero en el trabajo que ejercía a tiempo parcial, era un chico lindo, caballeroso y tierno, pero al igual que John, sólo quería una noche de sexo. Luego venía Ryan, Nick, Kevin, Martín, Matías y por último Jesse, aquel chico a quien casi le rompía la nariz de una patada. A simple vista, esto era conocido como puta, borrando completamente el hecho de haber pasado más allá de los besos.

Di una vuelta en la gran cama quedando acostada sobre mi brazo derecho mirando la pequeña mesita de noche mientras cerraba los ojos para dormir. No tenía nada más que hacer, sólo culparme mil veces el haberle hecho caso al sexólogo y no haber salido con Sadie para ver si esta podría ser mi oportunidad. Pero ya había pasado, no podía arrepentirme ahora.

[...]

El castaño se paseaba frente a mí con la mirada puesta en el libro.

—¿Entendiste alguna cosa? — Preguntó mirándome.

—Un poco...lo que realmente no entendí fue...¿Por qué me hiciste leer este libro? —

—Porque eres inexperta. — Contestó sentándose frente a mí. — Y antes de ejercer la actividad sexual, tienes que saber un poco sobre el tema. —

—Eso no era a lo que yo venía. —

—Lo sé, pero necesitaba algo de tiempo para saber qué es lo que te afecta. Y tengo algunas ideas acerca de eso, pero aún debo...investigar un poco más. —

—¿Aún no lo sabes? —

—No. — Musitó. — Pero, tengo muchísimo tiempo aún, tu problema será un poco extenso. — Bufé con los brazos sobre mi pecho, viendo como Aidan nuevamente se levantaba y caminaba hacia el escritorio y sacaba del cajón una pequeña caja de terciopelo azul.

—¿Qué es eso? —

—Un regalo para ti. — Dijo sentándose a mi lado y abriendo la caja, mostrando un hermoso collar.

—¿Para mí? — Pregunto maravillada tomando el collar entre mis manos admirándolo con cuidado. Tenía una piedra verde parecida a una esmeralda.

—Sí. — Contestó divertido. — A todas mis pacientes les obsequio uno de estos. Quiero que lo uses en todo momento, sólo que te lo saques para bañarte y a la hora de cambiar de atuendo, por favor, no te lo saques ¿Me entiendes? —

—Pero...¿Para qué es? —

—Sólo un obsequio. — Se encogió de hombros tomando el cuadernillo. ― Ahora, segunda fase, interacción con hombres, hoy, irás a un bar, si quieres con tu amiga, acércate a un chico y pon en práctica lo que leíste. —

—¿Y sino pasa nada? —

—Me lo contarás, pero intenta que de verdad, algo suceda. —

—Está bien ¿Cuándo tendría que venir, nuevamente? —

—Pasado mañana. —

𝐕𝐢́𝐫𝐠𝐞𝐧 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora