32

1.8K 131 5
                                    

La bebida salió disparada de mi boca una segunda vez. Y lo miré una vez más. Él debía estar bromeando.

—¿Qué? — Pregunté, aún con la impresión en mi garganta. Él sonrió sin mostrar los dientes y de una manera tan sexy que me causó escalofríos. Inclinándose, tocó con su mano derecha mi rodilla, la cual quité de inmediato.

—Que lo harás conmigo, no hay chico misterioso, no hay nadie más que yo. — Explicó, recostándose en el sillón, alejándose considerablemente de mí, quizá por mi reacción.

Sin palabras.

Tragué grueso y miré a todos lados nerviosa, el silencio incómodo me estaba matando ¿Qué debería hacer ahora? ¿Marcharme a casa o aceptar su propuesta?

—¿Te pusiste la ropa interior? — Preguntó, llamando mi atención, respiré profundamente y asentí. ― ¿Quieres hacer esto, o no? —

Una vez más estaba sin palabras, era algo difícil de contestar, obviamente mi mente decía que sí, al igual que mi corazón. Pero esto me había tomado por sorpresa, tan de repente que si contestaba ahora, quizá metería la pata.

—T/n… — Me llamó y casi sonó impaciente.

—Quiero hacerlo, pero... — Mi voz se desvaneció y lo miré. — ¿Qué pasa si hago algo mal? ¿Todo cambiará entre nosotros? —

Él suspiró y me di cuenta que había dado en el blanco. Él no había pensado qué sucedería luego de que nosotros tuviéramos algo, nosotros sólo nos habíamos besado y nos distanciamos un poco.

—No lo sé, no lo había pensado. — Confesó y se levantó, ofreciendo su mano la cual tomé con gusto, quedando frente a él, a escasos centímetros. ― ¿Pero qué piensas si lo averiguamos? — Preguntó susurrando, su aliento chocó con el mío y sus labios prontamente atacaban los míos desesperadamente.

¡Cielos, sí! Obviamente quería averiguarlo.

Su lengua entró a mi boca sin autorización y me encontré perdida. Oh Dios ¿Qué tenía este chico que con sólo respirar frente a mí me hacía perder la razón?

—¿Es eso un sí? — Preguntó, beso a beso. Nuestros labios se movían con sincronía al igual que sus manos en mi cintura.

—Es un, claro que sí. ― Respondí, sin separarme de él. Sonrió sobre mis labios y comenzó a avanzar, recostándome en el sillón, repartiendo pequeños besos por mi cara y cuello.

Gemí y con las manos temblorosas comencé a tocarlo. Era realmente inexperta de acuerdo a esto, así que lo acaricié como pude.

—Estás haciéndolo bien. — Me alentó y sonreí contra su cuello. — Iremos lento ¿Vale? Cada cosa a su tiempo. —

Asentí por su consideración y me ayudó a levantarme.

—Primero, tú me tocarás a mí y cuando estés lista, lo haré yo contigo, ¿De acuerdo? —

—De acuerdo. — Respondí en un murmuro.

—Comienza. — Dijo, sonriendo.

Levanté una vez más mis manos y las coloqué en su pecho, cubierto por una fina camisa.

Tanteé y acaricié su pecho y abdomen con lentitud, disfrutando de este pequeño privilegio un rato, descubriendo cada pequeño secreto de su cuerpo.

—Desabróchame los botones. — Ordenó en un susurro jadeando, tomando mis manos y colocándolas en los obstáculos que me separaban del deleite de ver su pecho totalmente desnudo.

—¿Qué? — Él rio roncamente con los ojos lujuriosos y se acercó una vez más a mí.

—Que desabotones mi camisa. — Repitió en un murmuro sobre mi boca. Asentí lentamente y tragué grueso.

Desabroché el pequeño botón como él me lo pidió y pude ver una pequeña parte de su pecho. Oh Dios ¿Realmente podría soportar esto?

Seguí desabotonando uno por uno los botones, dejándome ver la perfección de su abdomen.

—Sácala. — Pidió ahora y tomé los bordes de esta, deslizándola lentamente por sus brazos. — ¿Lista? — Preguntó una vez que pude admirar por completo su anatomía, asentí. — Ahora ve por los pantalones. —

𝐕𝐢́𝐫𝐠𝐞𝐧 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora