20

1.8K 119 1
                                    

La luz se filtró por la habitación la mañana siguiente. Gemí al sentir todo mi cuerpo estremecer y me senté en la cama lentamente. Me sentía realmente débil y con un pequeño dolor de cabeza, debía ser porque anoche me dormí llorando hasta tarde.

No podía arrancar de mi cabeza los recuerdos de aquella noche que cambió mi vida por completo. Ahora recordaba todo perfectamente. Sus manos tocándome. Mi madre gritando. Mi padre luchando desesperadamente con mi hermano. Yo con el cuchillo. Mi hermano en el suelo. Sangre corriendo a través de mis pies. La mirada de horror de mi padre y como me abrazó fuerte hasta que las sirenas de policías se escucharon de lejos.

Todo había pasado en cámara rápida en mi mente, una y otra vez. Sollocé acurrucándome una vez mas entre las sábanas y apartando cada pensamiento. Pero no resultó, así que apreté una vez más los ojos fuertemente. Hasta que me dormí otra vez.

[...]

El teléfono de la sala sonaba desesperadamente. Eran las tres y media de la tarde y era un día viernes. El dolor de cabeza aún estaba y el chirriante sonido no me favorecía en mucho.

—¿Sí? — Gemí, colocándolo mejor en mi oído.

—¡Hasta que contestas! — La voz aliviada de Sadie sonó del otro lado del aparato. Sólo sonreí débilmente colocando una mano en mi frente, para aliviar el dolor.

—Estaba durmiendo. —

—¿Tan tarde? —

—No me he sentido bien y estaba cansada, anoche no dormí mucho y bueno, aproveché que hoy es viernes para descansar. —

—Oh, ¿Te gustaría que fuera? —

—Claro que sí, me gustaría mucho. — Contesté y escuché su risa divertida y como tomaba las llaves de su auto de la mesa de noche a un lado de su cama —Pero...aunque insistas, no saldré a beber ni a bailar hoy. Así que si querías invitarme a salir, es mejor que no vengas, porque te aburrirás como una ostra. — Le advertí.

Las improvisadas visitas de Sadie siempre conducían a lo mismo. Ella me invitaba a un club, yo le decía que no y al final me terminaba convenciendo mientras yo terminaba bebiendo y bailando con un desconocido el cual se alejaba tan rápido de mí como nos conocimos, cuando sabía mi problema.

—Estoy bien ya con Charlie, así que no te preocupes, que no quiero salir. — Fingí un sonido de sorpresa al escuchar su respuesta.

—¿Estás tú, Sadie Elizabeth Sink, hablando enserio? — Pregunté incrédula.

—Sí, T/n Bennet, estoy hablando enserio, ahora, colgaré que estoy conduciendo. —

—Vale, te espero, no tardes. — Colgué colocando el teléfono en su lugar y caminando lentamente hacia el baño.

Realmente me sentía mal. Al parecer, estaba agarrando una fuerte gripe.

Tomé un poco de mi piel y apreté despacio el extraño moretón que tenía bajo mi muslo. Me dolía demasiado y era tan grande como una pelota de tenis de mesa. Miré hacia arriba de inmediato cuando un nuevo dolor de cabeza me invadió. Inhalé y exhalé esperando que se calmara un poco, pero esto sólo hizo que se intensificara aún más.

Gemí inclinándome para que mi cara quedara fuera del chorro de agua de la ducha y así poder respirar mejor. Me sentía tan débil y cansada y pensé que en cualquier momento me desmayaría. Respiré profundamente y cerré la llave cuando me sentí mejor. Y a duras penas salí de la tina.

𝐕𝐢́𝐫𝐠𝐞𝐧 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora