06

2.3K 159 37
                                    

—¿Có-cómo lo sabes? — Pregunté nerviosa y también un poco asustada. Su labio se curvó con diversión y arregló su cabello pasándose una mano por éste....

—Muchas chicas y hombres vienen aquí porque lo son, pero tú has sido la única que me ha dicho que le tiene miedo a que la toquen. —

—¿Muchas personas aún con veinticinco años son vírgenes? —

—Con mucho más. — Contestó sonriendo. — No le veo completamente el problema al ser virgen. Muchas personas dicen esperar al indicado ¿Tú no? —

—Pues, hasta que tenía dieciocho, sí, pero luego...cuando iba pisando los veintiuno y sabía que nada pasaría y el indicado jamás llegaría, me iba a la casa de cualquiera que conociera en un bar. —

—¿Llevas cuatro años haciendo lo mismo, y aún lo eres? — Preguntó sorprendido. Asentí bajando la cabeza y jugando con mis dedos. Era patética. La situación era patética. Yo era patética.

Su mano se posó en mi rodilla con delicadeza. Di un pequeño salto apartándome, cayendo al suelo inmediatamente. Escuché su gran carcajada y me ruboricé por completo apoyándome en el pequeño sillón en el cual estaba segundos antes, parándome.

—¿Por qué hicis-te eso? — Pregunté tranquilizando mi agitada respiración.

—Es parte del procedimiento. — Contestó controlando su risa.

—¿Parte del procedimiento es violarme? —

—¿Qué? Yo no iba a violarte, sólo quería ver tu reacción ante las caricias de los hombres. —

—Ya lo comprobaste. ― Dije con la barbilla en alto, sentándome nuevamente y arreglando los pequeños cabellos que se habían escapado de mi coleta.

—Pues sí. — Contestó divertido. Tomó nuevamente su cuadernillo. ― Ya sé que me dijiste que no querías que escribiera, pero no lo haré, sólo revisaré una cosa. —

Asentí viéndolo posar su mirada en el cuaderno y pasar hojas y hojas rápidamente. Nuevamente me dediqué a observar la habitación. Y me sentí una tonta. ¿Por qué mierda había actuado así? Cuando él posó su mano sobre mi rodilla, una extraña corriente recorrió todo mi cuerpo asustándome aún más.

—¡Aquí está! — Dijo contento, llamando mi atención.

—¿Qué? —

—Esto es aburrido y hace muchísimo que no lo receto, pero tendrás que hacerlo quieras o no. —

—No me digas, me harás leer un libro títulado, "Sexo para idiotas". —

—Justamente. — Contestó sonriendo. Mi rostro se puso pálido y lo miré incrédula.

—Estás bromeando, ¿No es así? —

—No, no estoy bromeando, esto solamente será...la primera parte, leerás algunos artículos que vienen allí y luego, me los dirás. Luego, haré un seguimiento. —

—¿Un seguimiento? —

—Sí, saldrás a un club, conocerás a un chico e irás con él a su casa. Practicarás absolutamente todo lo que viene en el libro y te dé por leer. —

—¿Practicar con él? —

—Por supuesto. — Contestó irónico. — Todo lo que yo te diga que hagas con él, lo harás...absolutamente todo. —

—Pero, dijiste, seguimiento ¿Me estarás espiando toda la jodida noche? — Se encogió de hombros cerrando el cuaderno.

—Estar siguiéndote, toda la noche, hum, no, pero algo parecido. No te lo diré, así que no insistas. — Curvé mi espalda y sólo asentí, aceptando. Si quería dejar de ser virgen ya, debía hacer cualquier cosa que él quisiera.

—Pero, ¿Qué pasa sino puedo? ¿Y me asusto cuando él me toque? —

—Estaré investigando qué hacer al respecto, por eso haremos una pequeña prueba. — Sonrió y sólo asentí. Él se levantó, buscando algo en su pequeña biblioteca. Un libro delgado y de color negro con amarillo cayó en sus manos.

Caminó hacia mí, poniendo el pequeño libro entre mis manos. Lo miré con disgusto mientras lo movía de un lado a otro examinándolo. Fijé mi vista en el estúpido título y tal y como había adivinado, su nombre era: "Sexo para dummies".

—¿No podía llamarse, "Sexo para inexpertos"? ¿Debía ser para "dummies"? —

—Yo no escribí el libro. Ni le puse el título ¿No lo habrás leído antes? —

—¿Te estás burlando de mí? — Pregunté seria. Él negó sonriendo mientras arrebataba el libro y marcaba una página con sus dedos.

—Leerás desde esta página hasta...sexo oral. —

—¡Yo no quiero sexo oral! —

—Sólo lo leerás. Luego veremos si estarás lista para practicar algo así. —

Miró nuevamente su reloj de muñeca y caminó hacia la puerta, la cual había sido tocada por su secretaria. Me levanté seguida de él y miré como Sadie se asomaba por el pequeño espacio que quedaba entre la puerta.

—Debo atender otro paciente. Espero que lo leas, te citaré hasta este próximo viernes, intenta no salir a ninguna parte y por favor, no coquetear con ningún chico en algún café, tienda u otra cosa por el estilo. —

—Claro. No saldré a ninguna parte. Hasta pronto. —

—Hasta pronto. — Se despidió y salí a la sala de espera tomando la mano de Sadie y saliendo rápidamente de allí. Puse el libro entre sus manos y soltó una gran carcajada apoyándose en la parte delantera del auto para no perder el equilibrio.

𝐕𝐢́𝐫𝐠𝐞𝐧 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora