2. Persona complicada.

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Isabela.

—¿De nuevo la biblioteca? —Dolores me preguntó por la llamada.

—Sí, no puedo concentrarme con tu ruido tan molesto y el desorden que dejas en el comedor —respondí caminando.

Mis padres me dan el dinero suficiente para irme en autobús o tomar algún otro transporte, pero es claro que tengo gustos y aunque en su mayoría los paguen ellos, hay otros que no lo pueden hacer y me toca buscar una manera de obtener dinero, mi solución fue ahorrarme algunos pasajes caminando.

Lo sé, soy brillante.

—No seas exagerada, tienes el tiempo perfecto para hacer lo más que puedas ¿Cuándo es tu entrega?

—El miércoles de la próxima semana.

Tenía tiempo, puedo hacerlo a lapsos.

—¿Entonces? —suspiré escuchando a Dolores.

—Sabes que por lo general no me gusta dejar las cosas a último momento... —excusé—. Si quiero tener tiempo para mí o para estudiar más debo esforzarme en esto.

Ella dejó escapar un suspiro, se escuchaba cansada cada que le comentaba algo mío. Lo entiendo, también estoy cansada de mí la mayor parte del tiempo.

—No importa nada lo que diga, harás lo que tu quieras ¿Verdad? —solté una sonrisa nerviosa—. No te quedes tan tarde, avísame cualquier cosa.

—Lo haré mamá Dolores —dije en tono burlón.

—No llames así, si fuera tu madre ni en un millón de años dejaría que te mates de esta manera —hice una mueca, esperaba que me siguiera el juego—. Cuidado con el café, máximo tres vasos, no muy cargados y tampoco grandes.

—¿Por qué me haces esto con mi valioso café? —me quejé.

—Porque mágicamente aparecen en tu organismo al menos tres litros de café. Cierta persona no sabe identificar entre tres tazas o vasos a tres litros.

—Detalles —dije despreocupada.

—Hablo en serio, Isabela. No quiero estar atendiendo tus crisis de nerviosismo, ansiedad y no sé cuántas cosas —lamí mis labios escuchándola.

—Tienes razón... Te haré caso —dije rendida. No podía hacer más con eso.

Dolores es quien me cuida cuando estoy en ese estado.

Al menos es la única que me cree. Mi abuela y mi madre piensan que es algo fingido, siempre que decía que tenía ansiedad o que estaba bastante nerviosa por cualquier cosa ellas lo relacionaban a que estaba fingiendo para no hacerlo.

Desde que tengo memoria han hecho menos lo que pasa conmigo, fue tan normalizado que cada que tengo un episodio así trato de no hacerlo tan importante creyéndome una loca. Dolores es quien está ahí para ayudarme y hacerme saber que lo que me pasa es verdadero y que debe ser atendido.

Antes de llegar a la biblioteca y de poder seguir pensando sobre mis problemas, recibí una llamada de mi madre. Tragué saliva y contesté.

—Mi vida ¿Por qué no has llamado? —mi madre comenzó.

—También me alegra escucharte mamá... —dije en bajo, lo suficiente como para que ella no escuche—. Lo siento, mamá, tuve bastante trabajo en la universidad.

—¿Qué dijeron los profesores de esos trabajos? —volvió a preguntar.

—Dijeron que estaban bien, salí con buena nota —respondí.

Angel |Elsabela|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora