7. Un pequeño ángel destruido.

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Elsa.

—Sí, técnicamente Anna la llevará a la casa y tendrán una pijamada. Me pidió ayuda para hacer aperitivos y eso —comenté mientras jugábamos Mario Kart Tadashi y yo.

—Vaya, ya eres toda una mamá —Tadashi dijo de forma burlona.

—Soy vieja, pero tampoco tanto —me vengué golpeándolo en el juego con un caparazón rojo.

—¡Oye! —exclamó molesto.

—Déjame decirte que tenemos la misma edad, así que técnicamente yo podría llamarte el padre de Hiro —le seguí molestando.

—Sí, sí, tienes un buen punto —dijo rendido al ver que yo había finalizado la carrera— ¿Necesitas ayuda? Puedo, comprar las cosas y preparar algo.

—Creo que ésta vez rechazaré tu ayuda —dejé el control a un lado—. Son dos personas, puedo con ellas.

—Si tu lo dices, ¿por qué no te llevas unas Donas de Tía Cass? Seguro le gustará a ¿Cómo dices que se llama?

—Isabela —respondí—. Seguro le encantarán.

—Isabela, lo tengo —Tadashi pareció repetir en su cabeza su nombre.

Me reí mirándolo, seguimos jugando por un rato hasta que tuve que ir a cubrir un turno extra en la biblioteca. Eran pocas horas, sin embargo, me pagarían lo suficiente para lo que debía preparar.

Técnicamente sería mi día de descanso, pero decidí tomar un turno extra para así pagar la pijamada de Anna. Hace algunos días que mencionó haber invitado a Isabela a tener una pijamada, verían películas, series o lo que ellas llaman "estar al corriente en chismes".

—Anna, tienen que decirme qué es lo que quieren para así comprar las cosas —hablé con Anna al teléfono de camino a la biblioteca.

—¡Te dije hace tres días! Te dejé incluso la lista pegada en el refrigerador —suspiré escuchándola— ¿No la viste?

—Anna, no llegué a casa.

—¿¡Qué!? ¿¡En dónde carajos estuviste!? ¿Y por qué carajos no me di cuenta? —ella gritó, tuve que alejar mi celular para no lastimarme el oído.

—Trabajé hasta tarde en el bar, salí a las cuatro de la mañana y le pedí a Tadashi que fuera por mí. No llegué a casa porque ya sabes cómo son los vecinos, pensarían otra cosa y no quería tener policías en la casa —respondí.

—Oh cierto, luego llaman a los policías pensando que alguien entró a robar —Anna comentó con una pequeña risa.

—Exacto. Pasé la noche en el departamento con Tadashi, tenía algo de ropa ahí y es la que traigo puesta —acomodé sobre mi hombro la bolsa con mi ropa anterior y el resto de mis cosas.

—Ah sido tu turno más largo.

—Le llamaría romper récord —bromeé.

—Bueno señora récord, para la próxima mínimo deja un mensaje ¿Está bien?

—Claro, ahora ¿Por qué no mejor me mandas la foto de la lista? —sugerí una vez que llegué a la biblioteca.

—Oh, sí, sí. Suerte en el trabajo y cuídate —Anna terminó la llamada.

Guardé el celular y entré a la biblioteca saludando a Aurora.

—Niña, pareces un zombie ¿No dormiste? —cuestionó mirándome. Dejé mis cosas en el área de empleados—. Me estás preocupando.

—Aurora, estoy bien. Trabajé hasta tarde en el bar —expliqué sentándome detrás del mostrador.

—Debiste dormir, perfectamente podría haber hecho este trabajo por el día de hoy —Aurora recargó sus brazos en el mostrador—. Largo, vete a dormir.

Angel |Elsabela|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora