5. Después de la tormenta.

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Elsa.

—¿Mejor? —entregué el quinto vaso de té a Isabela.

—Mjm... —murmuró tomando otro trago del vaso.

—Escucha, debo seguir trabajando y aunque Aurora me dió permiso de estar contigo, no veo justo que le dejé toda la carga a los demás —ella se quitó la cobija de encima—. Por favor, ve a casa y descansa, no te quedes aquí.

—¿Para que iré a casa?, debo hacer trabajos y-

—Por una sola vez, descansa. Necesitas dormir y bueno, procesar lo que sea que haya sucedido —interrumpí.

Llevaba al menos dos horas con ella y en todo el rato nunca habló de lo ocurrido.

Isabela soltó un largo suspiro y de su portafolio sacó una hoja totalmente arrugada.

—Bien... Un paso a la vez —me entregó la hoja y empecé a desdoblarla— ¿Segura que quieres que lo lea?

—Léelo en voz baja... Por favor —murmuró.

—Está bien...

Pasé al menos cinco minutos o más leyendo su ensayo. Hablaba ella sobre cómo todos juzgamos al resto por las apariencias, que hemos sido criados de esta forma que llega a ser horrible la forma en cómo opinamos del resto.

Lo más impactante fue su reflexión, se notaba que ella intentaba cambiar que hacia un esfuerzo para no no caer en los errores que su familia había hecho.

Ella buscaba un cambio.

—Es horrible, no llegó a lo que esperaba la profesora —Isabela dijo con su voz entrecortada.

—¿Sabes qué? Al carajo tu profesora —ella volteó a verme asustada—. Esta cosa, es maravillosa, es el ensayo más sincero que no cualquiera de tu grupo hubiera entregado.

—P-pero...

—¡Ve la nota! ¡Es excelente! —un leve sonrojo apareció en sus mejillas y bajó la cabeza—. Escucha, los profesores pueden esperar de sus alumnos mil cosas y siempre los decepcionaremos, jamás vamos a estar a la altura que los demás quieren, lo importante es solo... Estar bien con nosotros mismos.

Escuché un sollozo provenir de ella; me acerqué a ella e incliné mi cabeza mirándola desde abajo.

—No vale que estés así por un comentario absurdo. Esto es increíble, por favor, acepta que hiciste el mejor ensayo.

—¿Por qué dices esto? Ni siquiera me conoces...

—No hace falta que te conozca para poder ayudarte—ambas nos miramos y yo acomodé mi cabeza de regreso a lo que Isabela levantó su cabeza hasta que ambas quedamos a la misma altura—. Manda al carajo a tu profesora.

Isabela soltó una risita y asintió lentamente.

—Tomaré el consejo... Gracias, Elsa —asentí poniéndome de pie.

—No hay de qué, Isabela —le sonreí de lado.

Ella guardó su ensayo y tomó sus cosas para levantarse del suelo.

—Espera —avancé hacia mis cosas y tomé mi sombrilla—. Toma esto, afuera sigue lloviendo.

—Me recuerdas tanto a una serie que mi hermana menor mira —Isabela tomó la sombrilla de forma vacilante.

—Pues no sé de qué serie hablas, pero seguro es interesante —ella soltó una risa—. Puedes dármela cuando regreses aquí, por favor que no sea mañana, tómate unos días de descanso.

Angel |Elsabela|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora