9. Número telefónico y confusiones.

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Isabela.

—¿En serio, Dolores? —ella tiró de mi brazo entrando a la convención— ¿Me trajiste aquí solo para ver a Mariano?

—Un requisito es entrar con acompañante y da la casualidad que tengo en la familia a una nerd amante de los libros, creo que es un dos por uno.

Suspiré rendida y dejando que ella me arrastrara por varios puestos en busca de Mariano.

—El lado positivo que le veo, y por el cual no puedes quejarte —aclaró—, tendrás un día libre de clases.

—Dolores, todos tenemos este día libre por las convenciones como estas —mencioné—. Técnicamente yo tendría que estar en la de arte, pero estoy aquí siendo tu acompañante y estamos en busca de tu amante —la molesté logrando que ella se sonrojara.

—No es amante.

—¿Entonces que son? Salen, se quedan de ver en el cine, restaurantes, se ven en la universidad ¿Qué son exactamente? —cuestioné y ambas nos detuvimos—. Deberías pedirle una cita formal.

—No creo que sea necesario —ella agitó su mano sin mucha importancia.

Rodeé los ojos negando con mi cabeza, personalmente me habría aburrido con tanto tiempo en citas y sin tener algo en claro.

—Ven acá —fue mi turno de tomar su brazo y arrastrarla a uno de los puestos donde ya había visualizado a Mariano.

Es la hora de sacar el poco porcentaje de extrovertida que tengo.

—¡Hola chicos! —saludé con una sonrisa, sentí a Dolores tensa y la vi sonrojarse por completo—. Mariano ¿Cierto?

—Sí, soy yo —él inclinó un poco su cuerpo observando a Dolores—. Hola, Dolores.

—¡Ma-Mariano! ¡Hola! —empezó a reírse nerviosa.

—Escuchen ustedes dos —tomé a Dolores por los hombros y miré a Mariano—. Soy su prima y no sabes cómo me alegra que conozca a alguien que sea tan educado como tú —ambos se sonrojaron, Dolores creo que inventó otro color de rojo—. Después de esa presentación, me permito en decirles que tomen una maldita cita en serio y no solo como una salida.

—¡Isabela! —Dolores gritó a mi lado apartándose.

—Llevan saliendo un año entero y aún no dejan claro que son. Si quieres un consejo, Mariano, a las mujeres de mi familia nos gustan las personas decididas y con objetivos claros —sugerí mirándolo— ¿No crees que ya es algo tarde?

—Tú... Hem... Yo-yo... Tienes razón —Mariano dijo rendido—. Dolores... ¿Quieres salir conmigo hoy?

—E-estás ocupado... —Dolores le miró.

—Empezará mi turno de descanso, podemos tener un adelanto en este tiempo y después iríamos a otro lado —empujé a Dolores hacia delante— ¿Aceptas?

—Cla-claro ¡Sí! ¿Por qué no? —Dolores sonrió con nerviosismo.

—Suerte con esto, por favor, no lo arruines ¿Quieres? —susurré en el oído de Dolores. Ella asintió frenéticamente y me aleje de ella dejando unas palmadas de su espalda.

Pensaba en huir de la literatura, pero ¿Realmente deseaba estar con personas de mi misma licenciatura? ¿Debía soportarlos?

No, creo que no.

Decidí entonces dar un recorrido con más calma a los puestos, había varios solo dedicados a historia, poemas, romance, comedia e incluso fantasía.

—Lindas portadas ¿No? —habló un chico a lado mío.

Angel |Elsabela|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora