Lauren Jauregui miró en torno con expresión ausente. Se encontró con el rostro expresivo de Sofía Cabello que la contemplaba con ternura.
—¿Se siente mejor?
¿Mejor?
¿Podía ella sentirse mejor? jamás
—Sí —Mintió—. Ya me encuentro bien. Totalmente bien...Pero no sé cómo voy a pagarles...Han hecho ustedes tanto por mí.
Sofía, impulsiva como era, asió los dedos de la que ya consideraba su amiga.
—Estamos muy contentas de hacer algo por usted. Ayer por la tarde, mamá habló con mi hermana. ¿Oyó usted hablar de mi hermana? Es Mila...Camila Cabello...
Cabello...
¿Quién no conocía a Camila Cabello en Chicago y todos los estados limítrofes y aún más allá? Ella no lo conocía personalmente, pero el nombre le sonaba tanto como cualquier canción de moda o cualquier actor de cine de actualidad.
¡La muy poderosa Camila Cabello, dueña de las mejores compañías navieras, de pozos de petróleo, de compañías de seguros y ferrocarriles...!
Asintió con un breve gesto.
Era una joven hermosísima. Pero aún más que hermosa, pues si bien sus facciones delicadas formaban un bello conjunto, observadas con detenimiento, resultaban irregulares, tenían un atractivo subyugador. Quizá su melena negra, quizás el color verde de sus ojos, formando un bello contraste con piel pálida y el negro de su melena lacia, semicorta, un poco peinada. Un cuerpo apenas esbelto, y el busto túrgido de juveniles senos.
¿Cuántos años?
Observándola en aquel instante, podrían calculársele dieciocho. Pero la realidad era que tenía veintidós, cumplidos aquel día que no olvidaría jamás...
¿Cuánto tiempo había transcurrido desde entonces?
Ella hubiera jurado que miles y miles de años, y sólo hacía escasamente mes y medio...
—Mamá habló con Mila —dijo Sofía, interrumpiendo sus pensamientos— ¿No tiene usted familia?
—No.
—¿Amigos?
Lauren miró al frente. Por sus verdes ojos pareció pasar como una nube.
—Siempre se tienen amigos. Más o menos Íntimos, pero sólo amigos...
—¿Es usted de Chicago?
—SÍ.
—¿Deseas volver allí?
No.
Por nada del mundo volvería.
—Prefiero, a ser posible...quedarme aquí. ¿qué pueblo es éste, por cierto? No he preguntado aún. Todos han sido muy amables conmigo...Desde enfermeros, hasta los médicos, y ustedes dos... ¿Por qué, señorita Cabello?
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué son tan amables conmigo? No me han atropellado ustedes. Seguramente yo caminaba aturdida...Su coche ni siquiera me golpeó, sin embargo, me han traído con ustedes y han pagado todos los gastos de algo que no hicieron.
—Mi madre y yo estamos muy satisfechas de ayudarla, Lauren. ¿Permite que la llame así? ¿Permite que la tutee?
—Por supuesto.
—Bien, puedo hablarte de mí. Tengo diecinueve años. Entre Camila y yo hubo otro hermano que falleció a los quince años. Creo que mi madre no se repuso de aquel terrible golpe, no puedo imaginar lo terriblemente doloroso que debe ser perder a un hijo. Mi padre falleció hace escasos cinco años, otro duro golpe, perder a la persona que amas. Fue cuando Camila se puso al frente del negocio, ya estaba ayudando a papá, mi padre la interesó en el negocio como si fuera un socio cualquiera...Mila vale mucho. Desde que ella está al frente, todos los negocios han subido un ciento por ciento. Tiene oficinas en Chicago, Nueva York, Boston...Se la pasa viajando y metida en las oficinas. Me preguntaste antes qué ciudad es esta, se llama Milwaukee y tendrá aproximadamente unos Setecientos mil habitantes. Estamos a ochenta y cinco millas de Chicago, y tú acababas de dejar la carretera de Chicago cuando mamá y yo estuvimos a punto de atropellarte.
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Lo que solía ser (Camren)
FanfictionLa madre y la hermana de la poderosa Camila Cabello casi han atropellado a Lauren Jauregui, una misteriosa chica de ojos verdes que caminaba desolada por la carretera en plena madrugada. Sin saber más que su nombre, ambas mujeres se han encariñado c...