La Señora Robinson

1.2K 52 2
                                    

Carmilla tiene una apretada agenda por el resto de la semana, así que conduzco directamente a su casa después del trabajo el viernes. Cuando llego allí, ella esta terminando la revisión de algunos esquemas con LaFontaine antes de que regrese a su laboratorio.

"Hey Dulzura, qué te gustaría hacer después de un largo día de trabajo?" Ella se acerca y me acaricia, enviando deliciosas cosquillas por todo mi cuerpo.

"Me gustaría cortar mi cabello para ese evento del que hablaste esta semana."

"De verdad quieres un corte?"

"Sí, míralo." Señalo mi pelo lacio, sabiendo que mis puntas abiertas se han salido de control.

"Te ves preciosa para mí. Siempre lo haces."

Me sonrojo. "Gracias, pero en serio, ya ha pasado un tiempo."

"Está bien, conozco un sitio." Caminamos juntas hasta el garaje y decido aprovechar el momento.

"Carmilla, me encontré con Danny."

Su rostro es cuidadosamente neutral. "Está bien."

"Ella está bien, en caso de que te lo preguntes."

"Supuse que lo estaba. Con eso de que los hombres lobo sanan y eso."

Suspiro mientras aprieto el botón y abro la puerta de mi coche cuando ella hace lo mismo con el suyo.

"Cupcake, Yo conduciré. Ni siquiera sabes a dónde vamos." Cierto.

Una vez que estoy en el asiento del pasajero, Carmilla lo enciende y nos ponemos en marcha. "He pedido una tregua entre Danny y tú. Quiero que ustedes dos lo intenten y se lleven bien. No más sobrenombres ni violencia física."

"Bueno, ella empezó." Carmilla responde.

"En serio? Tienes más de trescientos." Le contesto, reprendiéndola.

"Está bien, Laura."

"Gracias." Le digo formalmente.

"Sabes que está enamorada de ti, verdad?"

Me encojo de hombros y sacudo la cabeza. "Yo, uh - Sí." Mis hombros se caen después de decirlo. "Si lo sé."

"Mientras te des cuenta." Carmilla nos conduce por una calle de tiendas de moda de alta costura y encuentra una plaza de aparcamiento justo frente a una tienda estilo pinup para su convertible, los colores dentro son audaces y atrevidos mientras nos reciben por nombre cuando entramos.

"Buenas tardes, Sra Karnstein", la anfitriona saluda cuando parpadea exageradamente hacia ella. La conoce?! Cómo?

"Hola Cheryl." Y ella la conoce. Qué es esto?

"Lo de siempre, señora?" ella le pregunta cortésmente.

"No", contesta rápidamente. "La señorita Hollis le dirá lo que quiere." Ella pasa sus dedos por su cabello y reconsidera. "Pensándolo bien, sí, pude que necesite un recorte."

"Ella te conoce de vista, debo preguntar por qué?"

"Um, bueno, soy dueña de este lugar, y tres más como éste."

"Es tuyo?" Eso es inesperado.

"Sí. Es una actividad secundaria. De todos modos, lo que quieras, lo puedes conseguir aquí, en la casa. Yo me encargo de la propina, también."

Echo un vistazo a Cheryl, que me está mirando con expectación. "Me gustaría un corte de pelo, por favor."

"Ciertamente, señorita Hollis." Cheryl es toda lápiz labial de color rosa y eficiencia germánica bulliciosa mientras comprueba la pantalla de su computadora.

50 Sabores AgridulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora