Nutella y Esposas

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Agarro un recipiente de Nutella y deambulo con indiferencia por el apartamento mientras Carmilla sigue trabajando. Estoy tan aburrida que ni siquiera quiero leer. Si me quedo tranquila todavía recuerdo los dedos de James en mí. Reviso el dormitorio de invitados en la planta baja. Danny puede dormir aquí-le gustara la vista. Sólo son las ocho y cuarto, y el sol ya se está poniendo en el horizonte. Las luces de la ciudad brillan debajo de mí. Es glorioso. A Danny definitivamente le gustara aquí.

De regreso al pasillo me encuentro fuera de la sala de juegos, y sin pensarlo, intento abrir la puerta. Normalmente está bloqueada pero, sorprendentemente, la puerta se abre. Sintiéndose como una Gryffindor que está yendo furtivamente al bosque prohibido, entro. Está oscuro. Enciendo el interruptor y las luces bajo la cornisa se iluminan con un brillo suave. Justo así es como lo recuerdo; tibio, como un cuarto maternal.

Los recuerdos de la última vez que estuve aquí se establecen en mi mente. La fusta... Me estremezco al recordarlo. Ahora cuelga allí inocentemente, junto a los bastones y látigos, junto a un juego de ganchos al lado de la puerta. Tentativamente corro mis dedos sobre los implementos; los cinturones, paletas, bastones y los látigos. Trago saliva, sintiendo el miedo y el deseo de batalla dentro de mí cuando me imagino lo que Carmilla me va a hacer la próxima vez que estemos aquí.

Vagando por la cama, me siento en las sábanas de suave satén rojo, mirando alrededor todo el equipo. A mi lado está el banco, por encima lleva un surtido de botellas. ¿Son todas únicamente lubricantes? ¿Seguramente uno es suficiente? Y luego está la gran mesa. No puedo ni imaginar lo que ella hace encima. Mis ojos caen en el sofá, y me lleva a sentarme en él. Es sólo un sofá, nada extraordinario, nada para sujetar cualquier cosa, no que yo pueda ver. Echando un vistazo detrás de mí, veo el museo del cinturón. Mi curiosidad se despierta. ¿Qué tiene guardado ahí? Cuando abro el cajón de arriba me doy cuenta de que mi sangre late con fuerza por mis venas.

¿Por qué estoy tan nerviosa?

Esto se siente tan ilícito, como si fuera allanamiento, que por supuesto lo es. Un arsenal de instrumentos muy extraños-No tengo ni idea de lo que son, o para que se usan-están cuidadosamente acomodados en el cajón. Tomo uno. Tiene la forma de una bala con una especie de mango... ¿qué diablos iba a hacer con eso? Mi mente se llena, creo que tengo una idea cuando veo que viene en cuatro tamaños diferentes.

Mi cuero cabelludo se eriza y levanto la vista, sabiendo que mi cara tiene el aspecto bastante culpable. Carmilla está de pie en la puerta, mirándome fijamente, con el rostro ilegible. Mierda, ¿cuánto tiempo ha estado ella allí? Me siento como si me hubieran pillado con las manos en la masa.

"Hola." Sonrío nerviosamente, y sé que mis ojos están entrecerrados y que estoy mortalmente pálida.

"¿Qué estás haciendo, dulzura?", Dice en voz baja, pero hay una corriente subterránea en su tono. ¿Está molesta? Me pongo colorada, al darme cuenta de que he sido atrapada no puedo evitar sentirme un poco excitada.

"Uh... me aburría y empecé a curiosear," Me encojo de hombros, avergonzada de ser descubierta.

"Esa es una combinación muy peligrosa." Ella recorre con su largo dedo índice su labio inferior en una tranquila contemplación, sin apartar los ojos de mí. Trago saliva, pero mi boca está seca. Poco a poco, entra en la habitación y cierra la puerta silenciosamente detrás de ella, con los ojos llenos de un flamante color gris. Cuando entra, sus dedos se arrastran sobre los implementos en la pared, y reconozco su paso depredador y felino. Ella se inclina casualmente sobre la cómoda, pero creo que su postura es engañosa.

"Entonces, ¿qué es exactamente lo que quiere saber, señorita Hollis? Tal vez yo podría... iluminarte".

¡La curiosidad mató al gato, Hollis!

50 Sabores AgridulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora