Muerto por dentro

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Carmilla estaba apoyada en sus cuatro extremidades, los ojos parecían dardos girando locamente, temblando mientras sostenía su Dao con nudillos blancos por la fuerza que administraba en sujetar la espada envainada sobre su espalda. Tenía una franja de color rojo sangre que iba en diagonal a través de su rostro, lucia como si hubiese querido detener una hemorragia nasal con su muñeca y en su lugar llevo la sangre hasta su ceja. Sus labios y la mandíbula estaban goteando sangre, así, me recordaba a las palabras de Buffy acerca de "boca de ponche de frutas". Habría sido divertido de no ser porque no parecía tan... inhumana.

"NADA ES REAL. Todo está permitido." Estaba siseando y escupiendo como un gato aterrorizado y despedía un olor a ocre que me decía que se había tendido o molestado consigo misma por sentir miedo. No parecía haber nada que pareciera humano en ella, al menos no en ese instante.

¿Qué diablos pasó con ella?

Por mucho que Carmilla parecía haber perdido su humanidad, Will, por otro lado, rodó sobre su espalda y golpeó el suelo en señal de júbilo. "¡Sobrevivimos esa mierda, Mircalla! Estamos bien" Aunque su risa estaba lejos de ser tranquilizadora; estaba llena de estrés y parecía acercarlo a la locura, lo que me molesto aún más cuando me di cuenta de que Kirsch y Armitage no habían bajado sus armas aún.

"¡MALDITA SEA WILHELM, MATE A LAURA! Ella se interpuso en el camino y la desgarre para deshacerme de ella" Su voz era ronca, como si tuviera trozos de cristal roto en su garganta.

Mierda ella piensa que me mató.

"¡Carmilla! ¡Estoy aquí! Está bien. ¡Estás a salvo!" Grito para conseguir su atención y sus ojos brillantes caen sobre mí.

Sus iris eran tan felinos. ¿Estaba a punto de convertirse en su forma de pantera?

Los movimientos que articulaba con su cabeza eran bruscos y primitivos, todo me decía que no asustara más al vampiro delante de mí. La forma en que me miraba era un grito depredador, y era como si hielo pasara por mis venas.

"Nichts ist real; alles ist erlaubt." Carmilla declara enérgicamente mientras empezaba a gatear hacia mí. Armitage se puso en medio, obligándola a mirarlo y ver el arma apuntando directamente a su frente.

Sus últimas órdenes para Armitage eran protegerme y defenderme.

"Sra. Karnstein, has vuelto. Ahora suelta el arma." Había un nivel de autoridad en su voz que no había oído antes.

"Es un truco. Nada es real. Todo está permitido. "Ella repetía como un mantra mientras Will estaba todavía en el suelo, riendo como si estuviera todavía en una ilusión.

"Mi señora, soy tu cupcake. Soy yo, Laura." Tan pronto como lo dije, supe que había cometido un grave error. Ella olfateaba el aire y se lamia los labios con avidez.

"¿Dulzura? No, es una mentira. ¡Barón de mierda! ¡Lugenbaron! ¡Verbrenne den Dämon! " Sus ojos se fijan en mí y fue como si alguien más estuviera allí. "Me has hecho creer que maté a Laura, barón. No. De nuevo."

"¡Mircalla, mataste a ese hijo de puta y bebiste de él como si fueras un chico en una fiesta de fraternidad!" Will río, haciendo el gesto de beber cerveza con sus manos delante de su cara mientras rodaba por el suelo. Había algo en su risa que me decía lo poco que quería estar riéndose, aunque estaba atrapado en la histeria, y reírse era todo lo que podía hacer "Ayúdameporfavor...", murmuró mientras se reía entre dientes, con los ojos muy abiertos por el horror mientras recuperaba el aliento y continuaba riéndose, un gemido agudo corto su burla y alcanzo a proferir. "¡MENTIRA! Enmascara el dolor... "

50 Sabores AgridulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora