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El viernes llegó.

Michael estaba ansioso, mucho. Realmente quería ver al rubio.

Luke, mientras tanto, tomó el autobús nuevamente y se puso los auriculares.

¿Un fin de semana juntos estaría bien? ¿O sería demasiado?

Aún así llegó a su destino, bajó y caminó hasta la entrada del bar borrando sus dudas.

Calvin lo dejó pasar. Ya todos sabían que Mike pasaría el sábado entero con él.

Se arregló el cabello un poco nervioso y esperó al menor.

Este llegó rápidamente, vistiendo una falda rosa y otro de sus buzos enormes.

Se acercó a él ansioso y lo besó.

-Hola Lu.

-Hola, gatito.

Este se sonrojó y eso le sacó una risa a Luke.

-Vamos, o perderemos el bus.

Michael asintió sorprendido y salieron de allí.

Esperaron unos minutos a que llegara su transporte y Luke pago el boleto de ambos.

Se sentaron juntos y el rubio, al notar que el menor estaba algo tenso, tomó su mano.

Se acercó a su oído y susurró en él;

-Bad Kitten, hoy te ves más hermoso que de costumbre.

El de pelo morado volvió a sonrojarse con fuerza, pero por lo menos sus nervios se disiparon un rato.

-¿Qué haremos hoy, Luke?

-Bueno, mi mamá está en casa, y hará pizzas para los tres.

Los ojos verdes brillaron.

-Gracias, Luke.

-No hay de qué, gatito.

Llegaron a su destino.

Caminaron un par de cuadras hasta una casa blanca de dos pisos. Llevaba algunos detalles en azul y a opinión de Mike, era muy bonita.

Luke abrió la puerta con sus llaves y una vez dentro, el fuerte olor de la pizza, los atacó.

-Diablos, huele delicioso.

El rubio rió y lo guío hasta la cocina luego de cerrar la puerta.

Allí, una señora rubia y pequeña les daba la espalda mientras sacaba una de las pizzas del horno.

-Mamá, ya estamos aquí.

La mujer se dió vuelta y miró a ambos jóvenes.

-Oh, hola. -Dejó la comida sobre la encima y se acercó a saludarlos. -Tú debes ser Michael, ¿no es así?

Este asintió algo sonrojado.

-Mi nombre es Liz Hemmings, espero que mi Luke te trate bien. -Dijo mirando al nombrado con una ceja levantada.

-¡Mamá!

Michael rió.

-No se preocupe, señora Hemmings, lo hace.

-Oh cariño, dime Liz.

Este asintió.

-Bueno, ahora siéntense que ya está lista la cena.

Ambos hicieron caso al pedido y pronto estaban sentados en la mesa alta del comedor de los Hemmings.

-Bueno, ¡aquí están las pizzas para mis niños!

Bad Kitten//Muke ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora