Prologo

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A veces cuando no nos gusta la realidad que estamos viviendo buscamos la forma de escapar de ella e intentar olvidar que existe. Muchas veces nuestra escapatoria es nuestra familia, quizás alguna amiga o tal vez llegar al punto de vivir en un mundo que no existe, es nuestra solución, quizás un libro, una novela o tal vez busquen la misma escapatoria que yo, una biblioteca. Pero eso si, ni crean que me la paso leyendo. Las computadoras de la biblioteca te proporcionan Internet sin interrupciones y con una gran señal, es casi imposible que se caiga el sistema. Aunque ese no es el punto. A veces creo que mi mama está completamente loca, es por esa razón que hace ocho años decidí vivir con mi papa. No es exactamente la misma calidad de vida pero definitivamente prefiero vivir con él en lugar de vivir en la enorme y vacía casa de mi madre. 

La fortuna de la familia Martín depende de la anciana Antonia Martín, cuyo estado de salud es inestable, ya que hace cuatro años le diagnosticaron leucemia. Ese es mi mayor problema. Aquella anciana resulta ser la madre de mi mama, es decir, mi abuela. Con el simple hecho de ser la única nieta mujer que posee, mi mama pretende que sea yo la única beneficiara de su fortuna. Mi abuela, además de tener una gran obsesión con el dinero, siempre fue una persona muy sexista. Con decir que mi mama es su preferida por el simple hecho de ser la única mujer entre sus hijos ya estoy diciendo mucho. Por suerte mi papa se dio cuenta de la locura que tiene la familia de mi mama y se divorcio de ella cuando yo tenía nuevo años. Desde entonces vivo con él en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. No vivimos precisamente en capital, pero si muy cerca, aunque eso no me importa, lo que si me interesa es estar lo mas lejos posible de mi madre. 

En mi vida normal hago lo imposible para olvidar a mi mama y todos sus problemas, pero por suerte no lo hago sola, Romeo me ayuda. Seguro pensaran que es un nombre tonto, es cierto, pero la verdad es que no conozco su verdadero nombre solo sé que es así como firma sus e-mails. Cuando vine a vivir con mi padre me inscribió en una escuela de la zona. Al parecer no era la única chica nueva ya que todos se comportaban como si todos fuéramos desconocidos. La profesora Dulce, así le decía ya que nunca pude aprenderme su apellido, decidió que para conocernos mejor jugáramos a un juego, todos iniciaríamos una cuenta en Internet y la escribiríamos en un papel así mediante un sorteo elegiríamos uno al azar y comenzaríamos a conocernos sin decir nuestros verdaderos nombres a través de e-mails. Luego de unos meses la profesora Dulce tuvo que marchar y el juego quedo en el aire, pero Romeo y yo nos seguimos hablando. Después de ocho años, muchos chicos se mudaron y cambiaron de escuela, otros la abandonaron o simplemente desaparecieron de mi vista. Esto provocaba que supiera menos de quien se trataba mi amigo invisible pero eso no es un problema ya que para mí es como un misterio que solo resolveré el día que lo conozca personalmente. 

Mi Amigo Invisible [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora