Capitulo 24

679 50 5
                                    

Me quedo debatiendo toda la noche. Pensando en quien puede llegar a ser ¿Matt? ¿Megh? ¿Ian? -No Ian no- Digo en un susurro. Si fuese él me lo hubiera dicho hace mucho. –Megh tampoco- Digo mientras volteo en la cama, para darle la espalda a la pared. Megh no es, porque si lo fuera sería la peor persona del mundo, ya que anda muy amorosa con Javier. Por último queda Matt. Algo de mi dice que es él, y está muy segura de eso, pero por otro lado no, ese lado esta completamente segura de que él no es.

Abro los ojos a causa del horrible ruido que hace mi despertador. Tomo el uniforme de la escuela y voy a darme una ducha rápida. Baje y mi papa ya esta desayunando, como nunca, de buen humor, las mañanas no son sus favoritas.

– Buen día– Saluda sonriente.
– Buen día– Digo algo sorprendida.– ¿Qué te trae de tan buen humor?– Me siento junto a él y agarro una tostada.
– ¿Sabes qué fecha es?– Pregunta con una sonrisa aun mas grande.
– ¿Qué tiene de importante?– Pregunto luego de mirar el almanaque. Pongo mermelada en la tostada y le doy un bocado.
– ¿Cómo que tiene de importante? El próximo viernes será tu fiesta de graduación– Dice sonriendo.
– Pareces mas emocionado que yo, por que termino la secundaria– Sirvo un poco de café en una taza.
– Recuerdo mi último día de secundaria– Suspira con tono de nostalgia. Ahí es cuando reacciono.
– Estoy llegando tarde– Me apresuro a decir evitando el tema.
– Pero faltan quince minutos– Dice mi papa mirando el reloj. En ese tramo ya había agarrado mi mochila, las llaves y ya había besado su mejilla.
– Hay mucho tráfico– Digo antes de cerrar la puerta.– ¡Chau!– Grito desde afuera.

Prefiero llegar temprano a la escuela en lugar de escuchar una de sus largas, largas, largas historias de cuando él tenía mi edad. Manejo despacio, me tomo el tiempo de escuchar y prestar atención completamente a las canciones que pasan por la radio, bastante rítmicas. Llego a la escuela y estaciono el coche, me quedo un momento esperando a que abran las puertas. Nunca había llegado tan temprano, mucho menos tuve que esperar a que las puertas se abran. Para mi suerte no tuve que esperar mucho, solo paso un momento y ya las abrieron.

Entro a la escuela y voy directo a mi aula, soy la primera, nunca había tenido que prender yo la luz. El salón vacio da miedo. El silencio retumba entre las cuatro paredes, ya estaba a punto de irme al baño o hacer algo cuando algunos compañeros comenzaron a entrar. No me hablo casi con nadie, pero la mayoría me regalan una sonrisa mientras se sientan en sus lugares, otros me solo me ignoraron. Noa llega antes que Ian, creo que cuando nota mi presencia comienza a correr, parece ansiosa.

– Contamelo todo ¿Qué paso ayer?– Pregunta sin siquiera acomodarse en su asiento.
– Tranquila, vas a morir de un paro cardíaco– Digo riendo. Noa se acomoda junto a mí y puedo ver a Ian cruzando la puerta, esta completamente serio, hasta que me ve, una enorme sonrisa aparece en su rostro. Se acerca a nosotras y saluda primero a Noa, luego se acerca a mí, directo a los labios, pero antes de que llegue a besarme Noa nos interrumpe.

– Que-Ni-Se-Te-Ocurra-Ian– Sentencia Noa.

Su reacción me causo gracia, Ian volvió a mirarme y me saludo con un beso en la mejilla, luego acomodo su mochila arriba de su escritorio y se sentó al revés para hablar con nosotras.

– ¿Cómo te fue ayer?– Pregunta entusiasmado.
– Creo que bien– Miento fingiendo una sonrisa.
– ¿Creo?– Pregunta Noa.
– ¿Qué dice el testamento?– Pregunta Ian yendo directamente al grano.
– Está bien, no sean impacientes.
– Vos sos la que hace mucho suspenso, escupilo– Dice Noa.
– Está bien– Digo en un pequeño grito para tranquilizarla.– No decía nada importante, solamente decía que mi tio Alberth recibía el cuarenta por ciento, Josh el cincuenta y, mi madre y yo, el diez por ciento de sus bienes– Intente parecer lo más natural posible que pude.
– ¿Solo te dejo el diez por ciento?– Pregunta Noa frunciendo la frente.
– Si– Contesto.
– ¿Por qué a Josh le dio más que a todos?– Pregunta Ian.
– No lo sé, supongo que es por los gemelos– Estoy completamente segura de que Ian no se cree nada de lo que digo, en cambio Noa parece entender todo.
– Mejor por vos, tu mamá ya no te va a molestar– Dice Noa mientras acomoda su mochila.
– Sí, eso es verdad– Sonrio, pero la culpa comenzaba a molestarme.
– ¿Solo eso decía el testamento?– Pregunta Ian de la nada. Me mira fijo con las cejas levantadas.
– Si– Digo sintiendo una punzada de nerviosismo en el estomago.– ¿Tendría que decir algo más?– Digo tratando te sonar divertida pero siento que ve a través de mi, siento que sabe que miento.
– No, solo preguntaba– Se excusa Ian, pero sus ojos siguen observándome curiosos.
– Buen día alumnos– Dice la profesora de matemática. Ian me sostiene la mirada unos segundos mas y luego voltea.
– ¿Qué le pasa?– Me pregunta Noa.
– No sé– Contesto.

Ian está actuando mas raro de lo normal, esto me hace acordar al viernes, una pregunta apareció en mi mente. La profesora comienza a llamar a los chicos que desaprobaron el último examen. Ian es uno de los primeros que llama, aprovecho para hacerle aquella pregunta a Noa.

– Noa– Digo llamando su atención. –Al final, estuve todo el fin de semana pensando en quien podría ser el chico del viernes– Susurro para que nadie me escuche.
–¿El chico del beso?– Pregunto con un tono de voz algo fuerte.
– Si– Digo bajando la voz.– De Romeo.
– ¿No hablaste con él?– Me pregunta, recordé que ayer hable con él, y olvide completamente hablar de ese tema.
– En realidad no, con todo esto de mi abuela no tuve tiempo ni para agarrar mi celular– Me excuso tratando de que no escuchara que mentalmente estaba diciéndome lo tonta que soy por no recordarlo ayer cuando hable con él.– ¿Las chicas no te dijeron nada?– Su rostro se puso tenso, estoy segura de que sabe.
– No– Dice con la voz temblorosa.
– ¡Noa!– Digo sorprendida. –Sabes y no me dijiste nada.
– No, no es verdad– Dice intentando ponerse seria, pero su cara la delata.– Bueno si– Admite finalmente.
– Entonces dice– Digo entusiasmada. En ese pequeño instante sentí un millón de emociones diferentes, finalmente iba a saber quién es Romeo.
– No puedo– Sentencia.
– ¿Por qué?– Pregunto a la defensiva. La burbuja acaba de explotar.
– Porque no– Contesta casi al instante.
– ¿Es por esa estúpida regla del juego?– Pregunto molesta.
– No– Contesta en el mismo tono.
– ¿Entonces?– Pregunto para que siga hablando, esta comenzando a molestarme.
– Me hizo prometer que no te iba a decir nada ¿Si?– Contesta finalmente.


--------------------------------------------------------
Espero que les haya gustado el capitulo :3 MIL GRACIAS POR SUS COMENTARIOS Y POR SEGUIR LA NOVELA. Realmente lo aprecio muchísimo, es una sensación hermosa saber que lo que escribo a ustedes les gusta :D 

Mi Amigo Invisible [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora