Capitulo 21

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Mi madre estuvo todo el domingo molestándome, llamaba, me cortaba, luego volvía a llamar para decirme otra cosa, volvía a cortar, me mandaba un mensaje, y volvía a llamarme, todo por esa maldita lectura del testamento. Me dijo como vestirme, como actuar, que decir o que hacer. Me está volviendo loca, sin darme cuenta estaba haciendo un bollo de papel con mi tarea.

–Señorita Evans– Dice el profesor de historia llamando mi atención. Levanto la mirada para observarlo, ya que, no estaba prestando atención a la clase.
– ¿Si?– Pregunto algo asustada.
– ¿Puede repetir lo que acabo de decir?– Pregunta sabiendo exactamente que no prestaba atención. Miro de reojo a Noa, esta completamente seria, bajo la mirada y lo observi nuevamente. Presiono mis labios y muevo lentamente la cabeza de un lado a otro negando.– Estamos en historia señorita Evans– Anuncia dedicándome una última mirada, luego voltea y comienza a escribir en el pizarrón. –Quiero imaginar que al menos hizo la tarea– Dice sin mirarme, miro mi carpeta y veo el bollo de papel, lo tomo y comienzo a estirarlo.– Preste atención señorita Evans– Finaliza.

Respiro profundo. El profesor de historia no es una de mis profesores favoritos, mayormente busca el momento preciso para molestarme, bastante insoportable. Miro al profesor intentando prestar atención a lo que dice, pero en realidad, no me llama mucho la atención historia, me preocupa más lo que pasara cuando sepamos lo que dice el testamento.

– Sera un caos– Digo en voz baja.
– Excelente señorita Evans– Dice el profesor.
–¿Cómo?– Pregunto sin entender.
– Vio que cuando presta atención puede participar en la clase– Dice con una sonrisa, luego sigue escribiendo en el pizarrón. Yo sigo sin entender, miri a Noa y ella sonrie.
– No estabas prestando atención ¿Verdad?– Pregunta Noa entre risas.
– No– Digo con una sonrisa.

La campana suena indicando que el recreo había comenzado. Ian, como por arte de magia apareció parado al lado de su silla y me mira.

– Vuelvo en un momento ¿Queres que te compre algo?– Pregunta con una sonrisa.
– No gracias– Digo entre risas a causa de la cara de Noa.
– Está bien, ahora vuelvo– Dice y comienza a caminar hacia la puerta.
– Yo no quiero nada Ian, gracias– Llega a gritarle Noa antes de que cruzara la puerta. Ian se detiene y sonrie ante su torpeza.
– Perdón Noa, ¿Queres que te compre algo?– Pregunta sonriente, no puedo parar de reirme.
– No Ian, andate– Dice algo molesta. Luego me mira seria.– ¿Qué fue todo eso?– Pregunta Noa confundida. En realidad lo había olvidado, como en el fin de semana no hable con ella, no le conté nada.
– Es una historia algo larga– Admito.– Pasaron muchísimas cosas el fin de semana.
– Solo tienes veinte minutos para contármelo todo– Dice con su cara de enojo.
–Ok– Comencé a contarle toda la historia con lujo de detalle, desde la fiesta de mis tíos hasta el día de hoy, también le conté lo de mi abuela y lo que sucederá hoy.
– ¿Estás jodiendo verdad?– Pregunta una vez que finalice.
– No, hablo en serio– Digo lo más convincente posible, nunca mentiría con la muerte de alguien.
– Entonces, ¿Ustedes son novios?– Pregunta algo enfadada. Sus ojos comenzaron a nublarse. La miro desentendida. –Y no me contaron nada, ¿Acaso yo estoy pintada o qué?
– Creí que me hablabas de mi abuela– Digo cambiando el tema. Su cara volvió a cambiar por una relajada.
– Lo de tu abuela sabíamos que algún día iba a suceder, sin ofender– Dice como si hace cinco segundos no hubiera estado a punto de llorar.– Pero vos y Ian, eso sí que no me lo esperaba– Una risa salió de mí.– Creí que esto había finalizado aquella vez, que tuvieron el...– No término la oración, sabe que no me gusta hablar de ese tema.– Quizás, ese sentimiento nunca se borro– Analiza con una media sonrisa. La observo un momento, nunca había pensado en eso.
– Volvi– Anuncia Ian mientras se sienta dándole la espalda a su mesa. Noa se levanta un poco y le pega en el hombro. –¡Ay!– Protesta Ian.
– ¿Yo no soy tu mejor amiga?- Pregunta Noa furiosa mientras agarra unas fotocopias de arriba de la mesa y vuelve a pegarle. Me tapo la boca porque no puedo contener la risa. –Me contas cada estupidez y no me cuentas esto que es más importante– Dice mientras seguia golpeándolo. La cara de Ian era completamente graciosa, no entendía nada de lo que Noa decía.
– Pero...
– Es algo muy tierno y no me lo cuentan– Dice con los ojos llenos de lágrimas otra vez. Yo la miro sorprendida, no crei que fuera para tanto. Ian suspiro y volvió a hablar.
– Noa– Dice llamando su atención con su voz completamente serena, ella levanto la mirada llena de lagrimas.– ¿Te esta por venir?– Pregunta manteniendo la voz serena.
– ¿Tanto se nota?– Pregunta secándose una lagrima. Ian se enconje de hombros y me mira. Levanto las cejas con una sonrisa satisfactoria. Ambos comenzamos a reír.– ¡No es gracioso!– Grita Noa, luego se volve a sentar. Cierra los ojos y respira profundo, luego los vuelve a abrir con más tranquilidad.
– ¿Estas mejor?– Le pregunto intentando no reír, pero Ian no aguanta.
– Necesito dormir– Dice mientras apoya vagamente su cabeza en la mesa.– Y vos no te rías– Le grita a Ian. –Todavia sigo enojada con ustedes.

Luego de ese pequeño momento de hormonas alborotadas, volvimos a ser los mismos tres de siempre. Entre risas y pequeñas charlas sin sentido, hizo que la mañana se me pase rápido. Luego de la escuela Ian y Noa se ofrecieron para acompañarme, pero no quiero que lo hagan, prefiero ir sola y enfrentarme a aquel estúpido testamento que tiene a mi familia tan enloquecida.

Subo a mi auto y prendo la radio. Subo el volumen hasta tal punto que ya no escucho mis pensamientos. Llego a la enorme mansión Martín. Supuestamente mi mama, el abogado que haría lectura del testamento vendría a la casa donde estarían todas las personas nombradas en dicho documento.
Estaciono mi auto en la vereda y entro, ya que tengo una llave, no es necesario que nadie me abra. Abrí la puerta y ya estaban todos. Mis tíos Alberth y Josh, con sus respectivas esposas, y en el caso de Alberth con sus dos hijos. Por otro lado esta mi madre, que apenas me vio entrar se levanto y se acerco a mí.

–¿Por qué te tardaste tanto?– Pregunta mientras finge que me saluda.
– Apenas salí de la escuela vine para acá– Contesto en un susurro.

El living estaba diferente, había un escritorio donde está sentado el abogado. Frente al escritorio están las sillas, a la derecha del abogado están sentados Albert y su familia, los saludo con una sonrisa mientras paso por al frente de ellos. Luego, en el medio, estan Josh y Nicole, fingí una sonrisa cuando pase por al frente de ellos. Luego estaba el lugar de mi mama y junto a ella el mío.

–Si ya estamos todos, podemos comenzar con la lectura del testamento– Anuncia el abogado de pie, luego se sienta, y se pone sus anteojos. –Comencemos.

Mi Amigo Invisible [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora