Capitulo 28

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Tengo los dedos entrelazados apoyados sobre mis piernas, con la mirada perdida sobre las preguntas de química. Sabe que la odio con toda mi alma ¿Por qué me hace esto. El pensamiento se repite una y otra vez. Dos sonidos me hicieron reaccionar, era Noa que estaba chasqueando los dedos frente a mi rostro.

–Hey– Dice con una sonrisa.– Ya encontramos la respuesta de la pregunta cuatro ¿Queres copiarla?–  Realmente estaba perdida, por un momento no entendía de que me estaba hablando Noa. La mire torpemente y luego mire la hoja, es la respuesta que nos falta.
– Si– Digo finalmente, con la mirada aun perdida.
– ¿Estás bien?– Pregunta Ian llamando mi atención, lo recordé junto a la insoportable.– Estas pálida– Finaliza. Lo miro un momento, quizás con rabia, pero sin ninguna expresión en mi rostro. Me imagine diciéndole ¿Qué te importa? Anda y pregúntaselo a tu amiga o quizás un ¿Qué? ¿Ahora te importo? pero no dije nada, volví a mirar a Noa y tome mi lapicera.
– ¿Queres dictar Noa?– Le pregunto en un tono muy tranquilo y despreocupado.
– Claro– Contesta con la mirada algo perdida observándome, luego miro a Ian y fija su mirada en el libro comenzando a dictar la respuesta.

Terminamos de copiar la única respuesta que nos faltaba y casi al instante volvió a sonar la campana que indicaba que el recreo comenzaba. Tomo las hojas de Noa y luego las de Ian, que mientras me las da tiene la mirada clavada en mis ojos. Siento como si fuera en cámara lenta en una película romántica, el chico bueno completamente triste porque la mala de la película lo ignora. Suelto una risa irónica a causa de mis pensamientos, pero más tarde me sentí mal, quizás Ian pensó que me reí a causa de lo que él intenta hacer, pero volví a quitar ese pensamiento de mi mente. Él se hizo el ofendido casi toda la mañana sin razón alguna y no sintió lastima por mí, aunque eso tampoco justifique nada. Dejo las hojas arriba del escritorio y volteo, Ian y Noa seguían sentados en sus lugares. Desde aquí se puede ver tranquilamente a Noa hablándole a Ian, parece que es algo importante. Los dejé solos.

Salí del salón y me dirijo al kiosco. Llego al frente de la fila y me atiende una mujer, no muy grande, unos treinta años quizás, y muy amable. No tarde en pedirle una bolsita de caramelos. Le pague y luego le devolví una sonrisa. Me pareció de lo más agradable aquella mujer. Salgo de la gran multitud que se junta en el kiosco, abro la bolsita y meto un caramelo en la boca. Comienzo a caminar hacia el salón pero una voz me detuvo.

– Zo... ZO– Grita, miro hacia mi izquierda y no lo podía creer. Se acerca con paso ligero fingiendo que somos amigas de toda la vida.– Zo hola– Dice intentado darme un beso en la mejilla, pero yo me alejé. Me dio una de sus sonrisas falsas y continuo hablando.– ¿Podrías decirle a Ian que salga?– Pregunta pareciendo amable.
–Anda y búscalo vos– Contesto secamente, la esquivo y continuo caminando.
– No esperá– Me detiene y se para nuevamente frente a mí.– Es que, no me gusta entrar a su salón, ¿Podrías decirle que salga? Es que nos quedo algo pendiente– Comenta mientras muerde su labio inferior y corre un poco el cuello de su camisa, dejando a la vista una marca en su cuello la cual estoy segura que no es una de nacimiento. La rabia apareció de inmediato, la sangre comenzó a hervirme, la Zoe pacifica se esfumo y la bronca se apodero de mi cuerpo.

– Eres una zorra– Digo con la frente arrugada. Vuelvo a esquivarla. Al pasar junto a ella me golpea con el hombro empujándome hacia un costado. – ¿Cual es tu problema?- Le devuelvo el empujon.
– Vos– Sentencia. – Metida en todos lados– Vuelve a empujarme con mas fuerza.
– ¿Yo? Sos vos la que esta en todos lados insoportable!– Se tira sobre mi agarrándome del pelo. Intento sacármela de encima pero no puedo. La tomo tambien del pelo e intento tirarla. Finalmente puedo tirarla junto a mi y me siento sobre ella tratando de que me suelte el pelo. De inmediato siento unas manos en mi cintura tratando de alejarme de ella.

– Chicas basta– Dice el profesor de historia, reconocí su voz y pude ver junto el al profesor de geografía intentando separarnos también. Samantha se suelta e intenta volver a golpearme.
– Samantha– Grita el profesor de geografía y nos separa. El profesor de historia me lleva hacia la biblioteca, mientras que el de geografía se lleva a Samantha. Entramos y me sienta en una silla.

– Zoe– Dice en un tono algo decepcionado.– ¿Qué sucedió? Nunca en mi vida pensé que te encontraría en una situación así.
– Ella empezo– Digo tratando de justificarme.
– Desahógate Zoe– Habla en un tono tranquilizador.
– Es una insoportable, vive persiguiéndome para molestarme, esta todo el tiempo buscando la manera de provocarme– Digo en un grito desahogado.– ¿Por qué me separo? Hubiera dejado que me desquite- Reprocho.
– Zoe ¿Cómo las voy a dejar que se peleen? Eso está mal– Comenta tratando de hacerme entrar en razón.
– Lo sé pero ella comenzo, no iba a dejar que me golpeara sin hacer nada– Digo ignorando sus palabras, mientras me levanto y comienzo a caminar alrededor de la biblioteca.
– Zoe– Dice tratando de llamar mi atención.
– Si me hubiese dejado hubiera terminado lo que ella empezó– Digo en un tono bastante sinico.
– ¿Zoe?– Vuelve a intentar llamar mi atención.
– Y no solo por mí, sino por todas. Si– Digo con una sonrisa diabólica y comienzo a caminar hacia la puerta.
– ¡ZOE!– Grita el profesor finalmente mientras me toma del brazo.– vos no iras a ningún lado– Objeta y vuelve a sentarme en la silla. Mi respiración esta agitada, de verdad quería ir y terminar con lo que había empezado.– Mírame Zoe, respira profundo– Dice el profesor con voz tranquilizadora.– Debo llevarte a dirección ¿Si?– Finaliza mirándome fijo, muevo mi cabeza de arriba abajo y trato de tranquilizarme.

Fuimos a la dirección y tuve que esperar afuera, porque la insoportable estaba hablada con el director. Luego de un buen rato de hacerse la victima y de llorisquearle al director, salió. La mire con toda la furia que tenía guardada, mire su rostro y me di cuenta que tenía dos rasguños en su mejilla izquierda y que tenía el labio algo hinchado. La furia desapareció, creo que hacerle daño me hizo sentir mejor, pero sé que eso no está bien. El director me llama y entro a su oficina. Me siento frente a él. Comienza a darme un discurso de lo que se debe y no hacer en la escuela, a darme un millón de sermones, diciéndome que no debo y no tengo porque pegarle a alguien, luego de un largo y duro reto, me dijo que no me expulsaría solamente porque es la primera mala conducta que tengo en mis ocho años en la escuela. Finalmente me dijo que vaya a buscar mis cosas, porque el horario escolar ya había terminado y que había llamado a mi casa para que me vengan a buscar para evitar problemas.

Salgo de la dirección y con directo a mi aula. La escuela se encontraba desolada, no había nadie, ya todos se habían ido. Entro al salon y me encuentro con que no era la única que estaba allí. Ian se encuentra sentado arriba del escritorio del profesor. Lo miro y radeo los ojos, suelto un bufido y me dirijo a mi luhar a tomar mi mochila, que seguro Noa o él, habían guardado todas mis cosas.

– ¿Me podes explicar que pasó?– Pregunta Ian que se había bajado de la mesa y me había seguido.
– ¿Qué? ¿Ahora te importa?– Pregunto con un suspiro irónico.
– Claro que me importa Zoe– Contesta, ya, atrás mío. Niego con la cabeza dando un suspiro. Lo esquivo.– Zoe– Dice mientras me detiene agarrandome del brazo.
– Soltame– Digo zafándome. –Te importa, solamente, porque tu amiguita término lastimada ¿Verdad?– Digo molesta.
– No, no es verdad– Contesto mirando cada sector de mi rostro.– Vos también estas lastimada– Susurra.
– ¿Qué?– Pregunto. Acaricia el comienzo de mi mandíbula, bajo mi oreja derecha, y siento una pequeña puntada de dolor.
– Tienes un gran rasguño– Dice. Esquivi su mirada e intento continuar caminando. Salgo del salón.– Zo– Grita llamando mi atención.
– Deja de molestarme Ian– Digo sin voltear.
– Zo, vos nunca reaccionas así ¿Qué paso?– Pregunta corriendo atrás de mi.
– Sabes Ian– Digo volteando para verlo, él se detuvo a un metro mas o menos de mi.– Me molesta muchísimo que en el fin de semana fingieras algo que no es, si quieres, anda! Acostarte con ella, no me importa.
– ¿Qué?– Pregunta interrumpiéndome. Su ceño esta completamente fruncido y finge no entender de lo que hablaba.
– Pero no juegues conmigo, no me hagas creer en cosas que no son.
– Zoe– Dice tomándome del brazo, deteniéndome frente a él. Puso su mano en mi mejilla tratando de contenerme.
– Soltame-Protesto empujándolo para que se aleje.
– Pero Zoe...
– No quiero saber más nada con vos– Digo finalmente, él se queda congelado, mirándome con sus ojos tristes. Las lágrimas comenzaron a caer. Entro a la dirección y Marta estaba esperandome en el pasillo.
– Mi niña ¿Estás bien?– Pregunta mientras me envuelve en sus brazos.
– Sí, quiero irme– Digo hundiendo mi rostro.

Mi Amigo Invisible [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora