Capítulo 6

87 3 0
                                    

Una vez en el avión, buscaron sus respectivos asientos. No les tocaba juntas, había una persona de por medio. Rachel tenia el lado de la ventana y Laura iba del lado del pasillo, así que se dispuso a relajarse e intentar distraerse un poco. El vuelo estaba programado para 3 horas, así que sacó un libro e intentó leer, pero le fue imposible. Su mente estaba a mil por hora, pensaba en que estaría junto a Rachel donde nadie las conocería, que estaría con ella todo el fin de semana, se preguntaba si a Rachel le gustaría su sorpresa pero sobre todo le dolía pensar en las opciones negativas de la situación.
Así que prefirió sacar sus auriculares y escuchar música, necesitaba callar sus pensamientos.
La canción que sonó de inmediato fue Llamada perdida / Morat.

Se identificó demasiado con esa canción, cada frase parecía que era para ella. Realmente prefería todo lo que la canción decía que pasar una vida sin volver a verla. Se enderezó un poco en el asiento para ver si Rachel dormía, y en efecto así era. Dormía plácidamente que le inspiró ternura y se quedó observandola.

Quien iba en medio de ellas, era una señora ya un tanto mayor. Al ver como Laura miraba a Rachel, le preguntó:

- ¿Hace mucho son pareja?
- ¿Disculpe? (Laura no había escuchado bien la pregunta porque aún andaba auriculares, puso pausa a la canción y se los quitó para poder hablar con la señora)
- Si, ¿Qué si hace mucho tiempo ustedes dos son pareja? - le repitió.
- No somos pareja. - le respondió con algo de pesar en la voz.
- Por cómo la miras y ella te vio a ti durante un rato, supuse que lo eran - dijo la señora.
- ¿Ah si? Lo fuimos, pero justo en este momento vamos a un viaje en calidad de amigas. Aunque si le confieso algo, espero que la situación cambie estando allá.
- ¿Si? Que lindo, me encanta que las personas que se aman terminen juntas. ¿Porqué sabes? No siempre es así. En ocasiones el amor no es suficiente - le comentó la señora con mucha nostalgia en su voz.
- Si lo sé, y supongo que uno no olvida ese gran y único verdadero amor. Pero noto algo de tristeza en sus palabras. ¿Sería una imprudencia preguntar a qué se debe?
- No, no serías imprudente. (Contestó la señora reacomodandose en su asiento) Verás, en mi juventud me enamoré perdidamente de una chica que conocí en una librería. Fue como un amor a primera vista y fue mutuo. Al cabo de unos días, hacíamos todo juntas. Lastimosamente, para mis padres esa no era una relación bien vista, lucharon y lucharon por separarnos hasta que lo consiguieron. Me obligaron a aceptar casarme con un hombre al que nunca ame y por ende nunca le di hijos. En mi mente solo estuvo ella y así me pasé los mejores años de mi vida. Añorando a alguien de la cual no sabía nada. Supe de ella, hasta hace dos años atrás; yo ya había enviudado y pues veme aquí.
- Que linda y triste historia a la vez. Realmente hay personas que nos marcan de por vida. ¿Y no la ha vuelto a ver? - preguntó Laura.
- No, durante este tiempo solo hemos hablado por teléfono y videollamadas. ¿Sabes? Ella nunca se casó. Y me confeso hace dos días que aun me seguía amando - confesó la señora muy feliz.
- ¡Wow! Que emocionante, su historia me parece fascinante. ¿Qué hará ahora al respecto? - preguntó Laura.
- De hecho, ya lo estoy haciendo. Estoy viajando hasta donde está ella, para poder verla. A nuestra actual edad, hay cosas que no podremos hacer. Pero hay otras que si, así que apostare por ellas y si ella me lo permite, me quedaré con ella hasta el final de nuestros días.
- Es realmente admirable su historia, espero de corazón que puedan tener una vida feliz juntas y que aunque no recuperaran el tiempo perdido, puedan disfrutar el que les queda - dijo Laura muy emocionada.
- Eso no lo dudes linda, y te digo: Lucha por tu amor, a veces el camino se pone difícil, pero nadie dijo que lo bueno sería fácil - dijo la señora, apretando la mano de Laura.
- Gracias por su consejo, lo tendré muy en cuenta.

No había ni terminado de hablar, cuando Rachel despertó. Quedó viendo a las dos mujeres con algo de inquietud. En ese momento, la señora volvió a hablar dirigiéndose a Laura:

- Disculpa hija, ¿te importaría cambiar asiento conmigo un momento? Quiero descansar un rato y este me resulta un poco incomodó - dijo la señora, al tiempo que le guiñaba el ojo a Laura.
- No, para nada. El asiento es suyo - dijo Laura poniéndose de pie.
- Muchas gracias dijo ella. (Cuando se sentó, se acercó a Laura) y le dijo:
- Bueno, empieza a provechar el tiempo y lucha por lo que quieres. (Reinclino el asiento y cerró sus ojos para intentar descansar un momento).

A Laura esto le causó gracia, pero no dijo nada. Se limitó a ponerse un auricular, puesto que Rachel había agarrado una revista para ver. Pero luego de unos segundos, le pidió el otro auricular preguntándole que escuchaba.
La canción Llamada perdida seguía sonando y cuando terminó, se quedaron viendo y Rachel le dijo viéndola a los ojos:

- Yo no te he olvidado Laura, de hecho...

No pudo terminar la frase, el piloto decía que se abrocharan el cinturón, estaban próximos a aterrizar.
Laura se quedó más que conmocionada por lo que había alcanzado a decir Rachel y aunque sintió enojo con el piloto por interrumpir, le bastó saber que ya estaban en México y que tendría el tiempo de sobra para retomar la conversación...

Habían llegado al Aeropuerto Internacional de México, hicieron su respectivo chequeo. Laura buscó entre los presentes a la señora con la que había conversado y supo que se llamaba Amanda. Le deseo las mejores de la suertes y le dio un abrazo de despedida, prometiendole que lucharía por quien amaba.
Al cabo de un momento Rachel y Laura se marcharon rumbo al hotel.

Al llegar a la recepción, les informaron que a pesar que la reservacion era de dos habitaciones, habían presentado problemas en una de ellas, por lo cual les darían una habitación doble, la mejor del hotel a modo de disculpa por el incidente. No tenían más habitaciones individuales debido a un evento que había al día siguiente.
Ellas aceptaron y se instalaron en la habitación.

A Laura le gustaba la idea de compartir habitación y ya sabía que a Rachel no le desagradaba la idea.
Cada una se ducho y se prepararon para ir a cenar al restaurante del hotel.

Ya en el restaurante, Rachel sabía que había dejado una conversación a medias pero no sabía por dónde empezar. Nuevamente como si Laura leyera sus pensamientos esta habló primero:

- Respecto a lo que dijiste en el avión... Me alegra saberlo. Pero tampoco quiero que te claves con el tema. Venimos a divertirnos, ya tendremos tiempo para hablar de ello. ¿Te parece?
- Bueno, lo hablaremos luego - dijo Rachel.

Siguieron comiendo y bebiendo, la noche era joven y habían decidido no salir del hotel por esa noche. Así que se quedaron ahí hasta tarde.
Cuando iban en el ascensor, rumbo a su habitación, Rachel quedó viendo a Laura y comenzó a decirle:

- Yo no te he olvidado Laura, de hecho muero por volver a besarte - dicho esto, la besó.
Laura respondió al beso y cuando se separaron para respirar, Laura habló:

- Yo tampoco te he olvidado, como te habrás podido dar cuenta - le dijo mientras la abrazaba.
- ¿Crees que estemos locas? - preguntó Rachel.
- ¿Por romper y regresar una y otra vez? - dijo Laura con ironía.
- Jajajaja, si.
- Cuando amas a alguien lo intentas, es mejor intentar a tener que añorarla toda la vida restante en silencio - dijo Laura.
- Si, como la historia de la señora del avión - contestó Rachel.
- ¿La escuchaste? - preguntó una Laura sorprendida.
- Si, por supuesto. Tampoco era como que hablaran tan bajito, jajajaja.
- Bueno, en eso tienes razón. La verdad me llegó al alma lo que me contó - Laura le confesó con nostalgia en su voz.

- Si, es triste y lindo al mismo tiempo. Pero aunque sea tarde, ya iba rumbo al lado de su amada. Solo una cosa, ¿entonces ya cambió la situación de nuestro viaje? - Rachel preguntó casi riendo.
- Jajajaja, no, aun no ha cambiado. ¡Ven acá!

La volvió a besar. Entraron a la habitación, ambas se pusieron sus pijamas y cuando iban a acostarse, Laura le preguntó a Rachel si podía dormir junto a ella en su cama, a lo que Rachel le contestó que si.
Hablaron unos minutos más y antes de caer rendidas volvieron a besarse, un beso tierno y con mucha pasión, un beso que decía lo mucho que se habían extrañado. Rachel volvió a besarla de esa forma que la enloquecía.

Haber vuelto a dormir juntas esa noche, les había recordado esa paz que se siente dormir al lado de quien amas; y esa sensación era mejor que hacer el amor nuevamente.

Se quedaron dormidas muy juntas. Debían descansar, en solo unas horas era el tan soñado concierto...

La historia de nuestras vidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora