Capítulo 4

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Afortunadamente era sábado y cabal por esta vez, no trabajaba. Optó a quedarse un rato más en la cama, no tenía mayor planes que ir a un centro comercial por un nuevo control remoto, ya que el suyo se lo habían averiado sus michijos.

Pasado un rato, se levantó y se preparó para salir, comería afuera. Se colocó sus auriculares y comenzó su camino. En esta oportunidad sonaba Cuando nadie ve / Morat.
Esa canción tenía nombre y apellido propio, Rachel Az. Esa canción las representó en más de una ocasión.
Después de ese fin de semana juntas, terminaron puesto que Rachel había estado compartiendo tiempo con su ex novia y sentía que aún había algo entre ellas. Esto le causó mucho dañó, al parecer el destino no más le mostraba la felicidad y volvía a arrebatarsela. Pasó algún tiempo y por una u otra razón volvieron a buscarse y conversar y era inevitable que los sentimientos no estuvieran a flor de piel y esa frase de:

Pero el verano se volvió un invierno
Cuando vi que otros brazos te esperaban
Me congelé mientras yo te esperaba...

Era la que más le marcaba.
En los siguientes dos años pasó lo mismo una vez más. Ella lo intentaba y daba todo, pero siempre ocurría algo para deshacer lo avanzado. La última vez que Rachel la dejó, fue por el mismo tema.

Cayó en una inmensa tristeza puesto que está vez tenía una esperanza de irse a vivir al país de su novia; hablando con unos colegas de trabajo, le habían conseguido una entrevista online en una empresa de dicho país. Pero la separación se dio tres días antes de ello, es por eso que un día antes, ella dijo que ya no estaba interesada en laborar allá y renunció antes de empezar. Y se sumergió en lo más profundo de una depresión, puesto que estuvo a punto de cambiar toda su vida y todo se había ido a la basura. Los días pasaron, se aproximaba su cumpleaños y por 3er año consecutivo no tenía ánimo de celebrar, pero sus amigos no se lo permitieron, la sacaron de su casa y lo festejaron.

Y hoy por hoy, ya no sentía tan mal. Si, la seguía amando con el alma, pero enfocó su mente a otros objetivos para salir adelante y pues justo estaba en eso; buscando un nuevo control remoto para su smart tv, luego que sus adorados gatos lo hicieran trizas...

Llegó al centro comercial y miró un rótulo que iban a sortear un pase doble (todo pagado) para el concierto reencuentro de RBD. Ya había visto que habían anunciado su gira, pero no vendrían a su país ni por cerca, por ello dejó de seguir la noticia de la gira y las fechas.
Entró a la tienda de electrónicos y comenzó su tarea, no le tomó mucho tiempo, dio un vistazo más y luego se dirigió a pagar, puesto que ya comenzaba a sentir hambre. Al llegar a caja, pagó su artículo y le entregaron un boleto para la rifa del pase para el concierto. Lo tomó, se rio y pensó que la suerte nunca la acompañaba, así que lo guardó en uno de sus bolsillos...

Se dirigió al área de comida, compró algo y se sentó a comer. En eso, el sonido de unos altavoces la sacaron de sus pensamientos, estaban por anunciar el feliz ganador. Le causó gracia y quedó observando su boleto, transcurridos unos minutos dieron el número ganador. ¡Ella no se lo podía creer! Era precisamente el de ella, luego dijeron su nombre y no le quedó duda: había ganado, iría a México al concierto más esperado de todos los tiempos, y ¿lo mejor? Tenía un pase más, para invitar a quien quisiera, pero ¿A quién llevaría?... En su mente solo había una persona, pero estaba lejos y ya ni hablaban. Al terminar de comer se dirigió a las oficinas administrativas a reclamar su premio.

Regresó a casa, feliz con las dos entradas y para lo demás, le notificarian llegando el día. Estaba feliz, aun no se lo creía. Decidió que saldría por la noche para celebrar y pensar a quien invitar o si se las jugaba y llamaba para invitar a la persona con la que anhelaba ir.
Se alistó, eligió uno de sus conjuntos favoritos, se arregló un poco de más, tal vez era su noche de suerte tal como lo había sido el día.

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