Capítulo 14

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Era sábado, por fin había amanecido. Laura aún no sabía por dónde empezar su día. Quería hacer alguna sorpresa de bienvenida para su novia, igual debía ir por ella al aeropuerto y quería sobre todo que Rachel disfrutará su estadía al máximo.

Empezó con levantarse, hizo su desayuno, limpió la casa, llamó a una florería y pidió algunas flores para decorar la casa, solicitó servicio a domicilio de cervezas y cosas para hacer un asado (Rachel adoraba esto) y arregló el patio para poder prepararlo.

Dejando todo listo, salió a recoger a su novia que llegaba a las 11:00 a.m. Después de esperar casi 30 minutos, finalmente la vio que venía en dirección hacia ella.
Ella se quedó viéndola de lejos, hasta esperar tenerla frente a frente.
Cuando Rachel llegó donde ella estaba, de ambas esbozada una hermosa sonrisa y no era más que felicidad. Laura la abrazó, dejando que su abrazo le expresara cuanto la había extrañado. Luego Rachel la besó.

- Bienvenida a casa mi amor - dijo Laura.

- Gracias mi vida, moría por volver a verte.

- Y yo a ti, no sabes cuanto te he extrañado.

- Seguramente no más que yo. Sonará raro lo que diré, pero ¿No trajiste flores esta vez? - dijo Rachel de forma graciosa.

- Jajajaja, no mi amor. Hoy no traje flores.
¿No me digas que las extrañas?

- Solo es raro, digamos que ya me tienes acostumbrada a tus detalles cursis - contestó Rachel.

- Eso es interesante, muy interesante. Pero ya vamonos a casa. Imagino vienes con hambre.

Dicho esto, empezaron a caminar, buscando la salida agarradas de la mano.
En el camino a casa Rachel le contó sobre el viaje, Laura escuchaba atentamente. Ella por su parte, le contaba como le había ido en la semana y lo mucho que deseó que se llegará el sábado.

Cuando llegaron, se bajaron y Laura le ayudó con la maleta a Rachel. Una vez adentro de la casa, Rachel la tomó de la mano, la trajo hacia ella diciendo:

- Ven acá, necesito besarte.

No hizo falta decirlo dos veces, se comenzaron a besar de una forma tan pasional que en cuestión de segundos morían de deseo la una por la otra.
Fueron retrocediendo y retrocediendo hasta caer en el sofá, cuando Rachel alzó la vista miró las flores que habían:

- ¿En serio creíste que no te regalaría flores? - preguntó Laura.

- Veo que me equivoqué, pero amor con un ramo bastaba.

- Puede ser, pero pensé que solo un beso tuyo no me basta, así que solo un ramo tannpoco debe bastar.

Rachel al escuchar eso, volvió a sus labios a besarlos con total amor. Poco le fue quitando la ropa a Laura, esa era una de sus vistas favoritas y que nunca se cansaría de ver. Siguió besándola, mientras sus manos parecían tener vida propia y se deslizaban por el vientre desnudo de su novia.
Laura no podía pensar en nada más que en lo que estaba sintiendo en ese momento. Con Rachel siempre hacía el amor, muy pocas veces sexo desenfrenado.
Ella también le quitó la ropa a Rachel y quedaron solo en ropa interior.
Rachel entonces volvió a besarla, y fue besando su cuello lentamente, mientras sus dedos iban buscando el lugar donde anhelaban llegar. Tocó, acarició y penetro como solo ella podía hacerlo. Y mientras esto pasaba, no dejaba de besar a su amada novia. Cuando esta alcanzó tocar el cielo, los papeles cambiaron y Laura se movió tan rápido que Rachel quedó abajo y ella arriba. Le quitó lo que le quedaba de ropa a Rachel, tomándose un tiempo para admirar a la mujer que tanto amaba.
Empezó a besarla y fue descendiendo hasta llegar al vientre de Rachel. En sus adentros pensó que esa mujer acostada ahí, la volvía loca. Nunca se cansaba de desearla, de besarla y de degustarla. Y bajó directamente a lo que tanto anhelaba, después fue subiendo de nuevo dejando besos por todo el cuerpo desnudo de Rachel, hasta llegar a su boca. Como aún deseaban más la una de la otra, se acomodaron de forma que la danza de sus cuerpos desnudos les dieran el placer al máximo nivel. Cuando lo lograron, Laura quedó acostada sobre Rachel, la abrazó y le dijo que la amaba y que la había extrañado demasiado.
Se quedaron así un rato más.

Luego Laura fue la primera en incorporarse y empezó a vestirse. Rachel viéndola confundida, le preguntó:

- ¿Qué haces? Quiero quedarme más tiempo así contigo.

- Amor, ya es más del mediodía. Fijo tienes hambre, al igual que yo. Vístete y vamos al patio, dejé todo iniciado para que comamos un rico asado y podamos tomar unas cuantas cervezas.

- ¿Mi novia piensa en todo eh? - volvió a preguntar Rachel.

- Claro mi vida, sabes que si.

Dicho esto, le guiño el ojo y esperó que Rachel se vistiera también y salieron juntas al patio.

A veces el solo hecho de hacer el almuerzo con la persona amada, te llena de felicidad, comer con ella es lo mejor que puede existir y si a eso se le suma poder compartir cervezas mientras platican de todo y nada, sabes que ese es tu lugar en el mundo.
La tarde avanzó con ellas afuera, siguieron tomado cerveza, la tarde estaba perfecta para seguir justo donde estaban.
Cuando consideraron que ya era la hora en entrar, recogieron todo y fueron hasta adentro.

Una vez pasado un rato, Laura le preguntó a Rachel:

- ¿Qué quieres hacer mi vida? Digo ahora en la noche.

- Amor, tu siempre eres quien me sorprende. Dime tú - contestó Rachel.

- Bueno, si me lo dejas de esa forma, ¿Qué te parece nadar un rato? Alquilé una piscina, que aun no has visto.

‐ ¿En serio? Me gusta como suena ese plan. El calor en tu ciudad es agotador y eso incrementa cuando estoy cerca de ti - confesó Rachel.

- Jajajaja, bueno mi amor, haberlo dicho antes.
Y procedió a quitarse la blusa, quedando en brasier y su short.

Al ver esto, Rachel quedó viendo con mirada maliciosa. Laura entonces salió corriendo por la puerta trasera y se metió a la piscina.
Era una piscina desmontable Intex que había alquilado por un mes.
Rachel le siguió y se metió también.
Una vez adentro, comenzaron a reír y tirarse agua una a la otra.

Después de un rato, Laura fue por comida recalentada del almuerzo, más cervezas, sillas y su bocina.

Rachel también salió, se sentaron, comieron y siguieron tomado. La música estaba suave, pero se lograba escuchar lo suficiente.
Ambas tenían la vista al cielo, había una bella noche con un cielo repleto de estrellas.
La siguiente canción en reproducirse fue Yellow / Coldplay.

Era el momento perfecto, no podían desear más en ese instante. Rachel se puso de pie y le extendió la mano a Laura, bailaron lentamente abrazadas al compás de la canción.

Rachel le susurraba algunos de los fragmentos de la canción al oído:

Mira las estrellas
Mira cómo brillan por ti...

¿Sabes?
¿Sabes que te amo tanto?
¿Sabes que te amo tanto?...

Crucé el océano
Salté barreras por ti...

Al finalizar la canción, se besaron. Pero ese beso era diferente, ese beso no era deseo como tal, era amor. Ese amor que solo sientes cuando estás con quien realmente amas y con la persona con la que quieres compartir tu vida.

Disfrutaron un poco más esa bella noche que tenían, estuvieron un rato más en la piscina, tomaron un poco más y después se fueron a la habitación. Donde una vez más, o mejor dicho, donde unas cuantas veces más se entregaron una a la otra, de esa forma que solo ellas podían hacer.

Rachel se quedó dormida primero, Laura fue hasta la cocina por un poco de agua y se detuvo viendo en su celular, la publicidad de un lugar que abría temprano el día siguiente.
Lo observó por unos minutos y decidió que irían. Esa sería la cita para el día domingo y si, también pensó en algo aún más importante. Escribió solicitando algo a una tienda, donde conocía a la dueña y le confirmó que al día siguiente lo tendría en la puerta de su casa.

Regreso a la cama y se acostó al lado de su amada novia. Intentó dormirse pronto, le esperaba un gran día y debía estar al 100 para ello.

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