Capítulo 18

86 3 0
                                    

Rachel Az.: Tenemos que hablar...

Lo leyó una y otra vez, ese no era un buen presagio. Pero llevaba casi una semana esperando una explicación y era el momento.

Laura marcó el número de Rachel para hablar en llamada y no por chat. Al 4to timbre, Rachel contestó:

- Hola Laura - dijo Rachel.
- Buenas noches Rachel, ¿cómo estás?
- Bien, supongo. Disculpa que no he atendido el teléfono estos días, es que - intentó continuar Rachel.
- ¿Qué cosa? Es decir, te fuiste bien con nosotras y llegaste a tu país y simplemente desapareciste - reclamó Laura.
- No encontraba una forma de decir lo que tengo que decirte. Pero igual, no puedo darle más largas al asunto - continuó Rachel.
- Rachel, ve directo al punto ¿si?
- Laura, sabes que eres muy especial para mi y que lo serás siempre. Pero no me puedo casar contigo, no puedo mudarme a otro país contigo y como odio tener que decirte adiós en cada una de nuestras despedidas, tampoco puedo seguir contigo. No es justo para ninguna de las dos - dijo Rachel.

Hubo un silencio en la línea, ninguna hablaba, solo se escuchaba sus respiraciones. Hasta que Rachel volvió a hablar:

- ¿Laura puedes decir algo?
- ¿Qué quieres que diga? Se nota que ya tomaste tu decisión - comentó Laura.
- Laura escúchame...
Pero no logró terminar de hablar porque Laura volvió a hablar:

- ¿Qué vas a decirme Rachel? No entiendo nada, el fin de semana pasado, aceptaste todo ello, lo celebramos, fuimos felices. Pero de la nada te pierdes, me apartas y es caer nuevamente.
- Cuando acepté, lo dije en serio. Pero durante el vuelo de regreso, me lo tomé con calma y lo pensé bien. No quiero casarme, no quiero dejar mi país, mi famila, mis amigos. No quiero dejar nada de aquí - confesó Rachel.
- ¿No quieres dejar nada de ello, lo más fácil entonces es dejarme a mi? - preguntó Laura.
- No, tampoco es fácil, pero sé que es lo correcto. Yo no voy a hacer las cosas que tu anhelas y esto a distancia no funciona, lo mejor es que terminemos ahora y no avancemos más con esto - dijo Rachel.
- Tú sabes exactamente que es lo que yo quiero, pero ¿tú realmente quieres hacer esto? - preguntó Laura.
- Es lo mejor - repuso Rachel.

Se volvió a hacer otro silencio en la línea, esta vez más grande.

- Esta bien, si eso es lo que realmente quieres, lo respetaré. He tratado de demostrarte cuanto te amo de las maneras que me ha sido posible y si eso no ha sido suficiente, no se que decir ya - dijo Laura.
- Sé que me amas, pero... Mereces...
Laura no la dejó terminar la frase.

- No Rachel, a estas alturas ni se te ocurra decir eso. Si quieres que dejemos todo aquí, esta vez lo aceptaré. Solo te pido que no me busques más, necesito mi espacio y si he de olvidarte lo necesito al máximo - dijo Laura con una profunda tristeza.
- Laura, lo siento la verdad. Yo no quería que las cosas acabarán así.
- ¿Hay alguien más? - preguntó Laura.

Se hizo nuevamente el silencio en la llamada. Laura entonces dijo nuevamente:
- Vale, cuídate y espero que seas feliz.

No espero ninguna respuesta por parte de Rachel y finalizó la llamada.

Dejó caer el celular y el mundo se le vino abajo. Una vez más después de haberlo tenido todo, se quedaba sin nada. ¿Acaso esa sería su vida?
No pudo evitar llorar, se fue hasta la sala y se sirvió un trago doble y se sentó en uno de sus sillones. Su mente seguía procesando lo que acababa de ocurrir. ¿Cómo es que la persona que amas acepta casarse contigo, empezar una nueva vida y en dos horas cambia de opinión?

Se sirvió otro trago y esta vez se fue al patio, ese lugar en donde ahora tenía tantos recuerdos con Rachel. Dejó el vaso en el suelo y se metió en la piscina.

Después de un largo rato, salió y se fue rumbo a su habitación. Rachel había decidido esto sola, no le había dado chance siquiera de hablarlo. La buscó justo cuando ya había tomado la decisión.

Se puso ropa de dormir y se metió en la cama. Se preguntó mil veces en que había fallado, que hizo o dejó de hacer.
Lo cierto era que nada de eso le servía ya. Rachel había decidido que no la quería en su vida, ella tenía que hacer lo mismo e intentar olvidar.

La mañana siguiente, sonó la alarma como de costumbre. Se levantó y se preparó para irse a trabajar, en otras circunstancias hubiera preferido quedarse en casa, pero justo lo que más necesitaba ahora era distraerse.

Llegó a la oficina y se refugió en el trabajo. Afortunadamente tenía varios pendientes y se tomó el tiempo necesario para cada uno de ellos. A la hora del almuerzo, no quiso salir. Pidió comida a domicilio y se encerró en su oficina.
A la hora de la salida, sus compañeros irían al bar de siempre y la invitaron como de costumbre. Como no tenía mejor plan, se fue con ellos.

Empezaron a pedir tragos, en el bar era lunes de Karaoke. Uno de sus compañeros (uno con el más que se llevaba) tomó el micrófono y cantó la canción Si me ves llorar por ti / Cristian Castro.

Cuando la canción comenzó, sentía qur con cada verso se le iba haciendo más chiquito el corazón.
Cuando escuchó la parte de:

Es preciso decir que no
Cuando no existe otra salida
Para evitar el dolor
Para evitar el rencor
Del amor que hoy termina.

Y estoy pidiéndole a Dios
Que un buen amor
Te de su abrigo
Y estoy buscando valor
Para este adiós
Yo no te olvido
No te olvido.

Las lágrimas rodaron por su cara, optó a limpiarselas, pedir otro micrófono y le ayudó a su amigo con la segunda parte del coro y continuar la canción.
Tal vez y era masoquista por hacer eso, pero para superar algo, hay que enfrentarlo.

Cuando terminaron la canción, todos les aplaudieron y aunque pedían otra, ellos se fueron a sentar con los demás.
Uno a uno, pasaron por el micrófono, unos eran muy buenos y otros muy pero muy malos. Los tragos no faltaban en la mesa.
Pasadas unas horas, se despidieron y Laura salió rumbo a su casa.

Al llegar, abrazo a sus bolas de pelos y se fue a duchar y ponerse ropa cómoda. Se quedó un rato en la sala con ellos y luego se fue a dormir.

Le esperaban días grises, de eso estaba segura. Esta vez cargaba con muchos más recuerdos con Rachel, más experiencias y sería difícil superar todo ello. Pero también estaba convencida que intentaría seguir con su vida...

La historia de nuestras vidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora