Un día inolvidable (1ra Parte)

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Capitulo 14: Un día inolvidable (1ra Parte).

NICOLAS

Ya habían pasado unas horas desde que Male se había ido llorando, y la verdad es que una parte de mí se sentía mal. O mas especifico, Axel se sentía a morir, y se estaba quejando de lo que le había dicho. Pero él sabía que en parte tenía razón, bueno tal vez me pasé un poco, pero le había dicho todo lo que sentía. Ese había sido todo el dolor que oculté en una semana y sinceramente ella tenía que saber que había sido injusta de una forma u otra.

Desde que me alejé de ella, no paré de caminar, y solo me detuve cuando llegué a un claro. Iba a amanecer. Me detuve a descansar un momento y miré la luna que empezaba a esconderse entre las copas de los árboles, dejando que el sol hiciera su aparición. En realidad era algo que nunca antes había visto, y al hacerlo note lo hermoso que era. Los tonos del cielo pasaron a ser de un oscuro azulado intenso a claro y bañado por tonos amarillentos y anaranjados. Mientras la temperatura empezaba a subir por los rayos del sol.

Todo era perfecto, hasta que sentí un horrible dolor en todo el cuerpo. No era ardor, ni un dolor tan insoportable que me hiciera gritar, pero se asemejaba. Era como una contención en todo mi cuerpo, parecía que mis músculos se tensaban y fuera imposible de relajarlos. Era como sentir un golpe seco y no poder detener ese dolor. Agite todo mi cuerpo como un perro tratando de secarse después de un baño, como si con eso pudiera disipar esa sensación.

Pero fue un error, todo empezó a darme vueltas y trate de fijar mi vista en mis patas delanteras color marrón para tratar de calmarme. No funcionó como lo esperaba, pero por lo menos podía fijar suficiente la mirada como para caminar de forma normal.

- "Axel, ¿Que está pasando?"- le pregunté desorientado.

- "¿Y ahora quieres hablarme?"- protestó molesto.

- "¡Axel!"

- "Yo te lo advertí, pero tú no me escuchas. El problema es que no podemos estar mucho tiempo transformados. Ya va a pasar un día, eso es muy peligroso..."

- "¡Ve al grano y sin rodeos!"- le insistí.

- "Bueno, la cosa esta en que tenemos que transformarnos pronto o si no será casi imposible dejar de estar en nuestra forma lobuna".

Empecé a correr en dirección a las afueras del bosque y las cercanías de la ciudad, tenía que llegar a mi casa pronto. Y la verdad es que tenía muchos problemas si quería llegar a antes de que pasase un día. Porque yo no era tan rápido como Male, seguía algo mareado y no todos mis sentidos estaban alerta.

A mitad de camino sentí que alguien me observaba. Traté de encontrarlo mirando hacia los lados. Pero el bosque aún estaba oscuro y yo no lograba mantener mi vista enfocada. Así que paré en seco para encontrar a quien sea que me estaba viendo. Pero todo lo veía distorsionado y tenía la sensación de que todo daba vueltas.

Cuando logré enfocar la mirada, encontré unos ojos, unos ojos negros que me resultaban vagamente familiares. Él o ella seguían viéndome pero estaba muy lejos y su cuerpo parecía oculto entre la maleza. Pero por alguna suerte o desgracia del destino mi vista se logró aclarar un poco más. Y entonces recordé donde había visto esos ojos, en una loba gris, una loba que vi en los entrenamientos de la escuela y que era mi amiga.

-¿Cintia?- pensé en voz alta, pero de mi hocico solo salió un extraño gruñido.

MALENA

Al despertar, me encontré entre las finas sábanas que cubrían el colchón, donde Sol, Cintia y yo habíamos dormido. Miré alrededor y me encontré con que la rubia estaba profundamente dormida a mi izquierda, mientras que a mi derecha, no había nadie. Busqué por todos lados, pero la chica castaña no se encontraba por ahí. Me volteé devuelta hacia Sol y empecé a zarandearla delicadamente para que se despertara. Al principio empezó a quejarse con sonidos sordos que se asemejaban a un gemido, pero después empezó a hablar.

No es tu vita, es mi animaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora