Capitulo 40: ¿Feliz cumpleaños?
LUKA
Tres días habían pasado, tres malditos días. En ese insoportable tiempo, no podía dejar de sentir que agonizaba. El primer día solo había estado transformado sin contratiempos, pero al pasar 24 horas me desmayé. Al despertar sentía adrenalina, una fuerza increíble, pero la adrenalina en mis venas pedía tanto que la gastara, que Cintia no pudo hacer otra cosa que correr conmigo por el bosque, ya que tenía que vigilarme.
Recuerdo que la cosa más increíble que sentí en la vida. La velocidad, la fuerza que tuviera en mis patas y la agilidad en mi cuerpo habían crecido. Pero a las pocas horas, empecé a sentir malestar. Era como si lo único que quería era estar quito, como si toda la energía que había sentido, se esfumara de repente. Así que eso fue lo que hice, me acosté en la yerba y traté de dormirme.
Pero rápidamente me di cuenta que era inútil, era como sentir insomnio y mentalmente estar despierto. Pero mi cuerpo se reusaba a levantarse del suelo, así que no me quedó de otra que tratar de dormir por varias horas, aunque siempre supe que era en vano.
Cintia siempre estaba pendiente de lo que necesitaba, y aunque al principio no podía evitar demostrar su arrepentimiento, ahora solo se mostraba neutral cada vez que me veía, si es que lo hacía. Algo que me torturaba ya que no quería que ella se sintiera mal, no era su culpa. Ella no quería transformarme, pero las circunstancias nos impedían hacer lo que nosotros queríamos. Por eso, odiaba al cazador, al alfa de la manada de Cintia, y por eso mismo me había jurado que apenas los viera tendría una gran charla-pelea con ellos.
Hoy, sentía que me ardía todo el cuerpo. No podía moverme y de a momentos no podía respirar. Estaba acostado en la yerba y empezaba notar como mi pelaje se iba volviendo más oscuro. Eso era extraño, no me dolía, pero si era extraño ver como el pelaje de mis patas se iba tornando marrón chocolate. Ahora Cintia estaba apoyada contra un árbol, su vista estaba clavada en la profundidad del bosque y lejos de mí. Me levanté del suelo y me acerqué hacia ella, para poder acostarme al lado de sus piernas. Con mi cabeza cerca de su cintura y mi cola rozando sus pies.
- Tu pelaje está más oscuro- dijo acariciando mi cabeza.
Sentir sus caricias cerca de mis orejas hacia que cerrara los ojos, eso me relajaba y lograba que casi llegara a dormirme.
- ¿Por qué es eso?- pregunté sin abrir los ojos.
- Eso pasa cuando una transformación es forzada- dijo sin mirarme, como en los últimos días.
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No es tu vita, es mi anima
VampirLa pareja destinada a un licántropo es llamada vita, pero entre vampiros se les llama anima. Estas dos personas son almas gemelas que son indispensables entre hombres lobo y vampiros. Estos seres darían sus vidas para protegerlos y si los perdieran...