Capitulo 9: Entrenando (2da Parte).
NICOLAS
El segundo día de entrenamiento era aún más agotador, ya que el entrenador, Marcos, nos exigía mucho más. Por suerte, las clases eran cada dos días, perfecto para que los alumnos lesionados se recuperaran de lesiones. Yo era nivel doce y para los licántropos, practicábamos el control de nuestras habilidades y como usar el entorno para defendernos. Ahora el entrenador me había pedido que protegiera a uno de los alumnos con mi habilidad, mientras algunos vampiros trataban de derribar el escudo que había creado. Ellos ya habían tratado de derrumbarla, atacarla con trucos mentales, pero nada resultaba. Era como una pared invisible, que era controlada por mi mente.
El entrenador creyó que esto resultaba muy “fácil”, así que decidió intentarlo él. Fue entonces cuando todo se volvió más…doloroso. Mi habilidad servía con los vampiros de una forma perfecta, pero según Marcos, también tenía que servir contra licántropos, algo mucho más complicado. Yo ya lo había logrado con anterioridad, pero usando el escudo para protegerme, no para proteger a otra persona. Habíamos estado en este ejercicio desde que había empezado el entrenamiento, por suerte, nuestro “muñeco de pruebas”, el alumno que yo tenía que proteger, se había lesionado. Así que teníamos todo el tiempo del mundo, o hasta el receso. Ya me estaba cansado y me empezaba a doler la cabeza, tenía la esperanza de que si lo hacía transformado, me resultaría más fácil, pero el entrenador me lo había prohibido.
Marcos golpeaba con mucha intensidad mi escudo, logrando que este vibrara ligeramente. Recordé la última vez que alguien rompió uno de mis escudos, había sentido como si mi cabeza hubiera sido golpeada tres veces contra una pared. Miré al chico que protegía, él solo me miraba con una extensa curiosidad, ya que no podía ver el escudo que lo envolvía. O no cuando nadie lo tocaba, pero si lo hacían, este se agitaba como si fuera agua. Miré al entrenador, ya empezaban a salir unas pocas gotas de sudor por su frente, pero eso no evitaba que siguiera golpeando mi protección imaginaria.
Al final, el escudo se rompió. Caí de rodillas al piso y un hilillo de sangre salía por m nariz mientras sujetaba mi cabeza con ambas manos. Sentía como si alguien me estuviera aplastando el cerebro, y me tiré al piso para juntar todas mis fuerzas en sujetar mi cabeza. El cerebro era un músculo, así que tenías que ejercitarlo lentamente. Pero yo lo había forzado demasiado, así que lo “rompí”. Por eso me dolía tanto la cabeza, por eso me sangraba la nariz y por eso me costaba mantenerme de pie.
Después de varios minutos, en los que el dolor fue apaciguándose, logré pararme. Nadie me había ayudado a levantarme ya que el entrenador decía que si te lastimabas, tenías que pararte tu solo, para verificar que ya te encuentras bien. Ya que si alguien te ayudaba y estabas mareado o algo parecido, podías volver a caer. Al estar de pie, agité levemente mi cabeza y solté un largo suspiro. Me acerqué hasta el entrenador, este le decía a los vampiros que volvieran a sus clases.
-Es inútil- le dije.- No puedo hacerlo.
-Claro que puedes, solo es cuestión de práctica- dijo seguro.- Además, no te preocupes, aún no lo necesitaras. No lo necesitaras hasta que te gradúes, cuando de verdad tendrás que enfrentarte con un licántropo.
ESTÁS LEYENDO
No es tu vita, es mi anima
VampireLa pareja destinada a un licántropo es llamada vita, pero entre vampiros se les llama anima. Estas dos personas son almas gemelas que son indispensables entre hombres lobo y vampiros. Estos seres darían sus vidas para protegerlos y si los perdieran...