Arthur Havisham ansiaba poder y riqueza. Tal vez era una cara bonita, pero su codicia era grande, Tal vez llegó a sentir amor pero fue lo más minimo pero poder le hacia perder la cordura.
Yo mori injustamente acausa de su avaricia. Pero el recuerdo...
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Narra Arthur: Quería sentir el sabor de su piel... quería tenerla en mis manos y hacerla mia de todas las maneras... Quería tomarla por la fuerza, pero tenía que contenerme totalmente. No podía sacarme de la cabeza a esa mujer necesitaba tener mas o aclarar mi mente. Tal vez un poco de alcohol logré controlar esto.
Me levanté de la cama y me puse mis mejores trajes. Espere a que todos estuvieran dormidos para poder irme en silencio. no quería cuestiones. Pase aún lado de la puerta de Elizabeth y escuché algo que atrajo mi atención.
- — ¿son gemidos? ¿acaso se estará tocando? —.
acerque mi oido hacia la puerta para escuchar con claridad
—arthur —.
Escuché a Elizabeth decir mi nombre detrás de esa puerta. Era claro y obvio lo que estaba haciendo en su habitación. Sin duda alguna estaba experimentando orgasmos. Pero ¿Quién le dijo que podía hacer eso? Si ella suele ser reservada... Ella es virgen... pero también me daba curiosidad su imagen desnuda.... también me daba curiosidad ver cómo se tocaba.
El calor de mi cuerpo comenzaba a sentirse en mi extremidad de abajo era imposible evitar sentirse atraído bajo los gemidos de ella. Observe a los lado para ver si no había nadie a mi alrededor, mire hacia ambos lado para verificar si me encontraba completamente solo. De una u otra manera tenía que calmar mis ansias. Desabroche los botones de mi pantalón ... y mi miembro estaba completamente erecto.
Recargue mi mano hacia la pared fuera de su cuarto. comenzé a frotar mi miembro al compás de los gemidos. Era como estar en el éxtasis un profundo placer calmaba todos mis males. Sus gemidos fueron aumentando conforme más pasaba el tiempo. Yo sentía que estaba apunto de llegar al climax. Comencé a incrementar el momento de mis muñecas mientras jadeaba al compás del placer. Moví mi cabeza hacia atras, pues sabía que el momento ya estaba llegando. Justo cuando escuché su último jadeo, llegue al climax final dejando mi mano embarrada por mis fluidos. Tome el pañuelo que siempre traigo conmigo y limpie mis manos pegajosas. Observe también el suelo y el piso en caso de que hubiera dejado alguna envidencia de mi. Por lo visto todo había caído en mi mano. Subí mis pantalones y marche de regreso a mi cuarto. Sin duda alguna eso había calmado mis ansias momentáneamente.Por lo menos está noche no buscaría sexo por fuera. Me preguntó si ¿ella también llegó al climax?.
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A la mañana siguiente desperté en la habíatacion del cuarto, por lo visto está vez no me marche como otras noches. Era seguido salir por las noches a disfrutar de los placeres del sexo o del alcohol. Observe desde mi venta la belleza que radiaban los campos y el sonido de las aves. Sin duda alguna la sobriedad por las mañanas resultaba ser agradable.
