13: maybe I can go unnoticed.

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Sus ojos se abrían una vez más en la oscuridad, entre una nada plácida noche que parecía no tener un comienzo o un lugar cronológico en su cerebro apagado

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Sus ojos se abrían una vez más en la oscuridad, entre una nada plácida noche que parecía no tener un comienzo o un lugar cronológico en su cerebro apagado.

Colandose por las ventanas podía verse la luz natural, sus ojos estando tan pesados como para dormir por semanas enteras. Falsedad. Apenas podía cerrar los ojos y alrededor de unos treinta minutos fue lo único que había logrado acumular de sueño.

Ojos hinchados y rojizos, piel pálida como la de un búho, estado de fragilidad, desconectada de su alrededor. Un muerto en vida podría ser definido de la misma manera que la que ella se veía, ni siquiera teniendo la fuerza para ponerse de pie, comprobarlo viendo el reflejo que mostraba el espejo.

El sonido inconfundible de la puerta de madera abriéndose sin previo aviso permitió que el cuerpo de la mujer se colara dentro de la habitación, preocupación evidente era notoria en su rostro imposible de diferenciar gracias al contraste de la luz.

Un reto difícil había sido obligado a ser tomado por ella desde el suceso, el ver a un hijo desmoronarse de esa forma no teniendo un contexto o explicación previa de la situación no había sido algo fácil de contemplar con sus propios ojos.

El tomar la decisión de contarle nunca le había costado más, ya que su madre no sabía absolutamente nada de lo que pasaba a su alrededor en sentido de su estado civil actual, manteniendo la boca cerrada aunque su madre le rogara por una respuesta consistente. No podía hacerlo.

Sus codos se clavaron en el colchón, un leve impulso fue suficiente para voltear su cabeza con facilidad y ver a su madre que la miraba sin decir nada. Se sentía mal por mentirle a su madre, pero no podía hacer nada, entendiendo que sólo quizás si abría la boca su madre tacharia su nombre con la palabra zorra en rojo.

━━Hija. ━━ Finalmente la voz de su madre se resonó oír la habitación, el colchón hundiéndose a su lado cuando se sentó en aquella zona, acariciando su pierna. ━━Han pasado dos días ya, ¿no crees que deberías volver a la escuela? entiendo que te sientas desmotivada pero no les des una razón para hacerles pensar que te rindes fácilmente.

En sus pensamientos, su madre tenía razón, en su corazón, su cuerpo quería seguir hundiéndose un par de días más en una tristeza profunda sin salir de casa. Sus piernas de retraian hasta quedar sentada abrazada a estas, su coleta desordenada siendo lo único que no permitía que su cabello se viera con la apariencia similar a un nido de aves.

━━Mamá. Todavía no me siento preparada para enfrentar a todos una vez más, pero si piensas que es lo mejor para mi... Quizás, solo quizás podría intentarlo. ━━ Cedió. Pensando que quizás la mejor opción sería concentrar su mente en algo más que no fuera Lalisa, y que no fueran todos esos problemas.

A la vez, su temor encontraba carcomiendo su cuerpo por dentro, sintiendo aquella presión sobre tomar la decisión correcta.

Su vista paso de la pared a la cara de su madre, quien sonreía con esperanza después de tantos días en lucha por sus alimentos, horas de sueño y gritos a media noche. Destellos de esperanza pasando como cometas por sus ojos con la posibilidad de que su hija recobrara su vida cotidiana una vez más después de semanas en total encierro y soledad.

Ruby Jane sonriendo incomoda al notar como su madre no apartaba la mirada de ella, sin embargo la emoción era escasa en su rostro. Una parte de ella, por más que lo quisiera no quería volver a esa escuela.

[ . . . ]

Las voces en la cafetería parecían venir por todos lados, mirada nublosa por el cansancio y pasos lentos hacia alguna esquina donde pudiera estar sola.

Escondiéndose detrás de una sudadera con capucha con una mascarilla negra y ropa cómoda e informal al ser holgada pero aun manteniendo ese estilo femenino y suave característico de Ruby. Con una hermosa falda de cuadros rosa con una sudadera a juego de un tono rosa pastel, unos calentadores blancos muy holgados con unos zapatos tipo escolar con tacon grueso punta redonda.

Por supuesto no era idiota, dejando de la sudadera una sencilla pero bonita camiseta blanca esperaba por si deseaba quitarse la sudadera en cualquier momento, con su cabello recogido en una coleta, mechones a los lados de su rostro y un bonito broche en forma de corazón. Nadie a su alrededor parecía reconocerla por completo a pesar que desde hacía rato su cubrebocas se encontraba abajo.

Estirando sus mangas lograba tapar con facilidad sus manos, cubriendo el estampado del mismo color que su ropa en sus uñas recién pintadas por su madre hace dos días, momento en donde estaba desesperada por subir el estado de ánimo de su hija que prácticamente la obligó a dar el primer paso y volver a su rutina, pasando un día de cuidados con ella misma para recuperar un poco su malogrado estado.

Una bandeja vacía fue dejada sobre la mesa, viéndose desanimada ante la idea de probar un bocado de comida, sentada en su silla en completa soledad saboreaba el café que su madre había traído para ella dejándolo con alguno de los profesores para que se le fuera entregado adjuntando una pequeña nota sencilla escrita con la bonita caligrafía de su madre.

Disfruta de tu café hija, se que no pudiste tomar uno esta mañana, solo mantente despierta cariño. Leyendo internamente la nota no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran. La preocupación de su madre no era algo que deseaba, ella estaba enferma y no podía cuidar de una niña enferma justo ahora, por eso nunca le había pedido nada, pero justo ahora el que se estuviera forzando para que ella se sintiera mejor era doloroso.

Limpiando con su suéter las lágrimas con cuidado de no estropear su sutil pero bonito maquillaje, agradeciendo por lo menos no haber aplicado máscara de pestañas en su maquillaje el día de hoy, porque no tendría mucha diferencia entre el joker y ella.

En su propio mundo se sentía en su zona de confort, en sus audífonos la canción Doin' Time de Lana del rey la hacía sentir mejor. Las suaves melodías haciendo que su cuerpo viajará fuera de este mundo por pequeños momentos.

Un suspiro profundo hizo que desviara su vista de la pantalla, una mirada encontrando a otra y haciendo contacto visual de una forma repentina. Lalisa encontrándose sentada cerca de su mesa, mirándola fijamente como si estuviera buscando algo, una lastima que no lograba reconocerla por su vestuario teniendo en cuenta que la capucha tapaba parte de su rostro. Las cosas tornándose incómodas cuando para Ruby Jane fue difícil mantener su vista una vez más en la pantalla.

𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗠𝗘 𝗧𝗢 𝗗𝗘𝗔𝗧𝗛  › Jenlisa。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora