❝ She was sunshine, I was midnight rain ❞
¿Haz hecho algo que crees es lo correcto, pero después te das cuenta de que cometiste un error? ¿Que ya es tarde y no puedes echar marcha atrás?
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CAPÍTULO TREINTA Y DOS
Monte- Carlo, Mónaco
Asia llevaba más de una hora, viendo la ventana de su habitación, tenía una taza de té entre sus dedos, estaba tratando de relajarse para poder dormir, pero no lo conseguía. El alba del amanecer se asomaba mientras que ella solo podía pensar en todas las cosas que pasaron en ese lugar, pues ya con sus heridas sanadas, los buenos momentos que sucedieron en ese lugar, si sobrepasaban la única cosa mala que había sucedido ahí.
Su recuerdo favorito y odiándose por haberlo recordado, siempre sería la primera vez que durmió con Max, ambos siendo consientes. Pues él la hizo sentir que hacían algo más allá de un simple acto carnal, la hizo sentir como si fuera lo mejor, lo que más amaba en el mundo y sobre todo la hizo sentir segura en ese momento.
Un escalofrío recorrió desde la punta sus labios hasta su estómago, al recordar los besos del neerlandés en su abdomen y cuello.
— Basta, Asia, basta— se reprimió a sí misma al sentirse como una adolescente hormonal, cuando sintió sus mejillas arder.
Por el repentino subidón de temperatura que sintió, decidió ir por un vaso de agua fría, para tratar de calmarse. Dejando a Noah en la habitación.
— ¿Desde cuando usas pijamas de señora?— el susurro de Max desde el marco de la puerta la hizo agarrarse el pecho ante el susto y tratando de pasarse el grito que se quedó en su garganta.
Max se cubrió la boca tratando de ahogar la risa que le había provocado el salto de la británica. La cual lo fulminó con la mirada en ese momento.
— ¿Qué es eso?— se rió de ella ya dentro de la cocina ante la pijama de seda que la cubría.
— ¿Cómo que pijama de señora? tonto, respétame, no tengo ni una sola cana— le pegó en el brazo y este trató de esquivarlos aún riéndose, mientras caminaban de regreso a la habitación.