sᴇᴀsᴏɴ 4 ᴇᴘɪsᴏᴅᴇ 18

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                 ᴍʏsᴛɪᴄ ғᴀʟʟs

𝐾𝑙𝑎𝑢𝑠

Miraba al pintor tan empeñado en su cuadro, era de lo mejor que había visto en las calles, su pintura trasmitía tanto que deseaba que Leah estuviera a mi lado, para apreciar el arte juntos.

—Eres el de los cien dólares— dijo una rubia parándose a mi lado. 

La miré y noté que era la camarera a la cual le di propina demás e hice una apuesta con Marcel, de sí él la asustaba sería su cena, pero si ella era valiente y lo enfrentaba la dejaría vivir, obviamente se defendió.

—La mesera valiente.

—Camille— se presentó.

—¿Es un nombre francés?

—Igual que mi abuela, dime cami, ¿sorprendente no?— dijo refiriéndose a la pintura.

—¿Tú pintas?

—No, pero lo admiro— eso me hizo sonreír, pues recordé a Leah observándome por minutos pintar, solo hacía eso y ella nada más sonreía mientras lo hacía 

—Esa sonrisa fue melancolía pura ¿Recordaste algo?

—A alguien en realidad mi novia, ella es fotógrafa, también entiende el arte.

—Y ¿qué haces aquí hablando con una camarera en vez de acompañar a tu chica?

—Es complicado.

—Así es el amor, pero cuando es verdadero lo supera todo.

—Sí, pues ella es— suspiré —es prácticamente perfecta, es compresiva, dulce, a veces un poco mala, aventurada, salvaje, divertida, bromista, hermosa.

—Suenas bastante enamorado.

—Lo estoy, pero aun así suelo cometer estupidez, como hoy ella quería que la apoyara en algo y no lo hice.

—Nunca es tarde para hacerlo, deberías ir por tu chica artista y comentarle lo que piensas de esta pintura, después de pedirle disculpas, claro— sonrió y se fue.

—Nunca es tarde para hacerlo, deberías ir por tu chica artista y comentarle lo que piensas de esta pintura, después de pedirle disculpas, claro— sonrió y se fue

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𝐿𝑒𝑎ℎ

Elijah había convencido finalmente a nik y ambos hermanos hicieron un acuerdo con las brujas, gracias a eso nos soltaron a Hayley y a mí, a quien le pedí que viviera conmigo, mientras averiguaba como hacer el hechizo de transferencia de nuevo, para que el bebé volviera a mí. 

Estaba en la casa mikaelson de new Orleans, según nik, aunque me dijo que la original ahora estaba en manos de Marcel, su amigo al que quiso como un hijo, el que al parecer nunca murió y era prácticamente el rey de la ciudad al que teníamos que quitar del trono.

—¿En qué piensas mi amor?

—Deberia llamar a los chicos y decirle que estoy bien y que no volveré— eso último me dolió.

INSATIABLE DEMON/Klaus Mikaelson/TVD¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora