Aunque Me Queme [AonuNete] {EN CORRECCIÓN}

XX. Agua

⚠Advertencia: Este capítulo incluye contenido no apto para menores de 18 años⚠️

Neteyam se separó despacio de su compañero, jadeando entre sus labios. El fluido de Ao'nung se empezó a deslizar lentamente entre sus piernas, que estaban temblando, aún cuando él estaba sin apoyarse en ellas.

- Tengo que limpiarme. - resopló el omaticaya, pasando una mano por su cara y levantándose para acercarse al mar.

- Hey, espera, el agua del mar no es tan limpia. - lo alcanzó su pareja, antes de que se sumergiera en el agua.

- Necesito quitarme aunque sea lo que está por fuera.

- Mañana podemos ir a una cascada en la isla.

- Alguien va a darse cuenta... - el hijo de Toruk Makto titubeó un poco.

- Si lo que quieres es que nadie se dé cuenta, entonces meterte al agua a esta hora no suena a una muy buena idea.

- ¿Esperas que duerma así? - Neteyam extendió los brazos, enseñando su cuerpo, sudado y manchado de su propio semen al metkayina.

Éste último se sonrojó casi de inmediato al observar el gesto del otro, y al mirarlo de arriba hacia abajo, se mordió el labio inconscientemente. Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, el omaticaya también se sonrojó, e intentó cubrirse con las manos sus partes privadas.

- Digo, si realmente te molesta, no tengo ningún problema en ayudarte. - dijo Ao'nung, soltando su labio para hablar, y luego pasándose la lengua lentamente entre la abertura de su boca, sin apartar los ojos del rostro avergonzado del hermano mayor de los Sully.

- ¿En qué demonios estás pensando? - le preguntó éste último.

El hijo del Olo'Eyktan se le acercó, e hizo que se recostara de nuevo en la cama.

- Me pregunto qué sabor tienes.

- No creo...- empezó a reclamarle Neteyam, al entender a qué iba su compañero. Pero no pudo terminar su frase, pues Ao'nung empezó, apenas terminó de hablar, a besarle el abdomen y pasar su lengua por debajo de su ombligo, justo donde estaban las manchas de su propio fluido.

El na'vi del bosque no podía apartar la vista, ni tampoco negar que lo que veía estaba excitándolo de nuevo. Ao'nung lamía y tragaba muy despacio, pero no parecía querer detenerse. Cuando su abdomen ya estuvo limpio, el metkayina levantó la cabeza y se limpió la saliva que tenía en la barbilla. Miró a su pareja, y sonrió levemente.

- ¿Quieres que siga más abajo? - le preguntó.

- No, no, está bien así. Gracias. - respondió el otro, aún con un dejo de vergüenza en sus palabras.

- Estás duro de nuevo. - observó Ao'nung, volviendo a lamerle el abdomen. - ¿Seguro que no quieres que termine lo que empecé?

◇

Perspectiva de Neteyam.

Ao'nung me pasó su lengua tantas veces, y tan despacio, por debajo de mi ombligo y al interior de mis muslos que me fue imposible no volver a excitarme. No pude negarme a que me hiciera lo que quisiera, cuando acarició mi pene con su músculo mojado.

No tardó en metérselo a la boca, cuando notó que ya estaba completamente erecto. Su cabeza empezó a bajar y subir, una y otra vez, entre mis piernas. Yo me mordía el dorso de la mano para no gemir mientras cerraba los ojos con fuerza. Estaba demasiado sensible, y sentir el apretón de su boca y las caricias que me daba su lengua no me ayudaron a resistir mucho más.