Cap. 1

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-Sr

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-Sr. Ye. El desayuno está servido- decía una voz mayor femenina del otro lado de la gran puerta de caoba, mientras un joven inexpresivo estaba frente al espejo acomodándose la corbata de su traje azul marino, su cabello y porte eran excesivamente alineados, pero su semblante era frio; no contesto a su ama de llaves, sin embargo tomo del pequeño tocador una cajetilla de cigarros para tomar uno y comenzar a fumar, una vez listo salió de la habitación, bajo las escaleras y se dirigió al gran comedor, donde solo un lugar estaba preparado con alimentos ligeros y una taza de café humeante.

Una vez terminado el desayuno, tomo el periódico a su lado y fumó otro cigarrillo mientras comenzaba a leerlo; después del incidente hace ya casi dos años, que lo obligó a alejarse del lugar donde había crecido, perder a personas importantes y residir en Hong Kong, muchas cosas habían cambiado, la guerra se había ganado y China comenzaba a florecer nuevamente, aun habían rencillas de grupos remanentes japoneses, pero ahora todo estaba bajo control o eso creía, no había grandes escándalos o noticias que alarmaran al país, por lo que, sin muchos ánimos dejo el periódico a un lado.

-Sr. Ye, tiene una llamada- se dirigió a él una mujer de aproximadamente 50 años, el pelo canoso, con una mirada y voz amable, mientras le señalaba el teléfono ubicado a un costado de uno de los sofás de la gran sala; el lugar era elegante y amplio pero muy grande para solo las dos personas que vivían ahí.

Ye Mi, era de por sí un hombre en apariencia fría y poco expresivo, que había asesinado a mucha gente a sangre fría sin inmutarse si quiera, pero eso no significaba que el fuego que tenía dentro, un día no pudiera salir; tranquilamente se puso de pie, caminando hacia la sala, tomando el teléfono.

-¿Sí...?

-Mr. Ye, cuanto tiempo.

-¿Quién habla?

-Un gran admirador suyo- dijo el hombre al otro lado con un tono sarcástico, pero al no recibir respuesta alguna, continuó -Estoy hablando de parte del Director He, quiere hablar con usted en persona.

-No tengo nada de qué hablar.

-Es una situación delicada. Me pidió que le dijera que lo vería en la estación de Kowloon hoy, a las 14:00 hrs.- continuó ahora en un tono serio el hombre del otro lado del teléfono, pero el joven pelinegro no contesto y colgó la llamada.

-Sr. Ye ¿Se encuentra bien?- cuestiono su ama de llaves al ver como el pelinegro apretaba ligeramente en puños sus manos, mirando con detenimiento el teléfono.

Nunca se había imaginado que de nuevo seria contactado por el grupo comunista, mucho menos después de dos años, y estaba seguro que no sería para nada bueno; él había decidido ir a Hong Kong y empezar una nueva vida; aunque las pesadillas cada noche y la culpa, lo invadía día tras día. Juró nunca más involucrarse con esto, aun así, el Director He no lo contactaría si no fuera por una situación de vida o muerte, tomó un nuevo cigarrillo y se sirvió un trago en un vaso de cristal, sentándose en el sofá, pensando en silencio que debía hacer.

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