Cap. 5

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-Sí Señor- contestó uno de los hombres que se encontraba en una esquina del pasillo, vestido de un traje negro.

-No permitiré que mi pieza clave escape de mis manos...- caminando seguido en silencio por varios hombres.

A la mañana siguiente:

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A la mañana siguiente:

Los cuatro jóvenes ya se encontraban en la estación de Kowloon, después de ser liberados de la vigilancia de la policía los cuatro tomaron el tren de regreso a Hong Kong, como pasajeros y cada uno tomó su camino como estaba previsto desde un inicio, sin dirigirse más la palabra.

-Xiao, debo ir a reportarme con el Jefe Lou y después iré a mi casa a descansar ¿Estarás bien? Desde que estuvimos en Beijing no te veo bien.

-Estoy bien. Iré a ver a Xuan Lu...- aunque trataba de verse animado, su semblante no lo demostraba.

-Está bien. Salúdala de mi parte.

-Sí- ambos chicos tomaron sus caminos.

Xiao agarro su equipaje y salió de la estación, deteniéndose en una esquina para mirar un gran reloj colocado a lo alto; apenas eran las 10:00 am, suspiró un poco, mirando hacia sus costados, su expresión era afilada, hizo una parada a un taxi para dirigirse hacia donde estaba su hermana, aunque, bien sabía que estaba vigilado por alguien, era mejor ir directamente ahí.

Una vez en el lugar, salió de auto, frente a una mansión de aproximadamente tres plantas, tenía un jardín pequeño a la entrada; se acomodo su saco y toco la puerta, siendo recibido por una ama de llaves, con un delantal blanco.

Una vez en el lugar, salió de auto, frente a una mansión de aproximadamente tres plantas, tenía un jardín pequeño a la entrada; se acomodo su saco y toco la puerta, siendo recibido por una ama de llaves, con un delantal blanco

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-Joven Xiao. Que bueno que ya está aquí. El señor ya lo está esperando en el despacho.

-Con que ya sabía que llegaría hoy...- hablando más para si mismo, esbozando una sonrisa que no llego a sus ojos.

Caminó un largo pasillo, cubierto de una alfombra gris, que daba hacia una amplia habitación, cerrada con dos puertas color caoba, tocó un par de veces, escuchando la afirmación para entrar. Una vez dentro, hizo una reverencia.

Nameless LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora