Cap. 10

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De pronto, un par de toquidos en la puerta lo saco de su ensoñación, caminando hacia la entrada para abrir, encontrándose con la persona que lo tenía así, con el aspecto pulcro y frio que lo caracteriza.

-Sr. Ye ¿Qué haces aquí?

Zhoucheng abría los ojos lentamente, el dolor de cabeza era intenso, y por la luz del sol suponía que ya era pasado el mediodía, somnoliento se sentó en la orilla de su cama, mirando de reojo el pequeño ramo de flores violetas, que se encontraban ...

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Zhoucheng abría los ojos lentamente, el dolor de cabeza era intenso, y por la luz del sol suponía que ya era pasado el mediodía, somnoliento se sentó en la orilla de su cama, mirando de reojo el pequeño ramo de flores violetas, que se encontraban sobre su tocador; después de algunos minutos bajo las escaleras, el olor a comida hizo que su estomago gruñera y al entrar a la pequeña cocina, solo miró sobre la mesa un plato de Shiquan servido, y una nota a un lado:

"Salí un rato. Desayuna algo y descansa, volveré más tarde."

El capitán sonrió irónicamente, disponiéndose a comer, se sentó en el comedor, pero los recuerdos de la noche anterior, lo abrumaron, deteniendo su acción, colocando su cabeza sobre la mesa, suspirando un par de veces.


-Capitán, ¿Por qué no vamos a mi departamento y nos tomamos unas copas más?

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-Capitán, ¿Por qué no vamos a mi departamento y nos tomamos unas copas más?

-¿Eh?- volteando a verlo extrañado. -No lo creo, ya es muy tarde y...- sin poder terminar la frase, ya que sintió como la mano del castaño tomaba su muñeca y lo arrastraba en dirección contraria.

-Vamos, solo un par de horas, prometo que lo acompañaré de regreso

-E-Está bien...- desviando su rostro, sintiendo algo cálido en el lugar que era tocado por el mayor.

Ambos caminaron de esa manera un par de cuadras, pero se detuvieron en la esquina, donde se encontraba una tienda en la cual vendían licores, a un lado de está, estaba una pequeña carreta con una viejecita, quién vendía flores para las parejas que paseaban en ese lugar. Haikuan se acercó a la tienda para comprar un par de botellas, mirando de reojo como Zhoucheng se acercaba a la carreta observando las flores.

-Joven ¿Por qué no me compra unas flores? Es un chico muy apuesto - el capitán solo le sonrió con amabilidad.

En ese momento el castaño se acercó, sonriéndole a la viejecita para después acercarse a admirar los ramos de flores.

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