Ye Mi es un asesino despiadado cargando todo el tiempo el peso de sus acciones, después de irse a Hong Kong para iniciar una nueva vida, nuevamente los incidentes regresan, arrastrándolo de vuelta, pero esta vez no tiene en cuenta que el destino le...
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-Bien, en ese caso. Tengo un trabajo para ti. Mientras tu estabas de camino aquí, el grupo de Shanghái fue atacado. Como siempre los inútiles no sirven para nada. Quiero que te deshagas de ese estorbo que está interponiéndose en mi camino. Hemos averiguado que trabaja en el grupo comunista bajo las órdenes del Dr. He. Al parecer ya lo has visto alguna vez. Su nombre es...Ye Mi...
El rostro de Xiao se puso pálido de pronto, su cuerpo se tensó y sintió nauseas.
-Yue...-habló el mayor, el hombre se acercó como una sombra, entregándole un sobre.
Hiroshi aventó lo que le acababan de dar, sobre el escritorio, dejando que las hojas se desparramaran.
-Nos tomó algo de tiempo descubrir que ese hombre confabulo en el fracaso del primer golpe. No permitiré más fallas ¿entendiste?
El pelinegro no pudo reaccionar –"Ye...Mi... debo ¿matarlo?"- su rostro estaba fijo en los documentos en el escritorio.
-¡Responde!- golpeando el escritorio – No se te ha olvidado porque trabajas para mi ¿verdad? o ¿Necesitas que te lo recuerde? Lo que sucedió hace cuatro años. ¡¡Como mataste a mi hijo!! ¡¡Al esposo de tu hermana!!
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¿Cómo podría olvidar lo que sucedió el día que se arruinaron nuestras vidas? Xuan Lu acababa de ser diagnosticada con una insuficiencia cardiaca y Yu Chen me pidió llevarla a vivir a su casa para ser atendida por los mejores médicos. Debido a esto, su boda fue pequeña e íntima.
Después de algunos meses decidí visitarla en su nueva casa.
-Debemos brindar por mi nuera. Es un gusto tenerte con nosotros y claro presentarnos como se debe al Señor Xiao Sa, nos alegra que este aquí. Vamos, brindemos.
Varias sirvientas entraron con copas en las manos, Lu no estaba acostumbrada a beber nada y menos con su estado de salud.
-Vamos Pequeña Lu, toma esta copa- Hiroshi le acercaba una copa insistente.
-Padre. Lu, no puede beber- Chen se puso en medio de ambos, para detenerlo, pero la mirada de aquel hombre era aterradora.
